Criminología, Seguridad y Políticas en América Latina
La
seguridad se halla al tope de la agenda en la tensa campaña
presidencial que definirá el próximo presidente de Brasil el 7 de
octubre. Con niveles de violencia con un registro de 64 mil asesinatos
en 2017, el asunto se torna central en el debate electoral.
Es una de las principales banderas, de Jair
Bolsonaro (PSL) que propone revisar el Estatuto de Desarme y reducir la
imputabilidad penal a partir de los 16 años. Desde un grupo de Diputados
se afirma sobre la necesidad de aumentar la eficiencia y eficacia de la
Inteligencia en las fuerzas de seguridad del país. El petista Fernando
Haddad proyecta una actuación efectiva de la Policía Federal contra el
crimen organizado. Ciro Gómez (PDT), defiende la implementación de una
Escuela Nacional de Seguridad Pública. El tucano Gerardo Alckmin
pretende que se cree una Guardia Nacional y Marina Silva (Rede) propone
el aumento de efectivos militares en función de seguridad. (Folha de Sao
Paulo. 25 de Setiembre de 2018. página 1).
Para comprender este debate, nos parece necesario
contextualizarlo desde una mirada latinoamericana. En América Latina
vive el 8%de la población del mundo, pero concentra el 33 % de los
homicidios del mundo. La tasa regional de asesinatos es de 21,5 % por
cada 100 mil habitantes, más de tres veces el promedio global, que es
del 7%.Por la combinación de su gran violencia y la cantidad de
población, Brasil, Colombia, México y Venezuela concentran 1 de cada 4
homicidios globales, es decir la cuarta parte de todos los que suceden
en el planeta.
Estas cifras surgen del último informe del think tank sobre Latinoamérica Igarape Institute sobre la seguridad ciudadana https://igarape.org. Según datos de 2016 de Igarape Institute,
43 de las 50 ciudades con mayor tasa de homicidios en el mundo están
situados en América Latina. Por países, los datos son igualmente
negativos para la región, 17 de los 20 países con mayor tasa de
asesinatos en todo el mundo son latinoamericanos. Otro dato preocupante:
Entre 2000 y 2016, más de 2,5 millones de latinoamericanos han muerto
de forma violenta, la mayoría de ellos por homicidios intencionales,
según el citado reporte.
El think thank llama además la atención
sobre la edad de los asesinados: la mitad de ellos tienen entre 15 y 19
años. Y además las encuestas de victimización indican que la violencia
contra las mujeres y los niños es generalizado. En este plano, es tan
llamativo, que en las encuestas surge que los ciudadanos consideran más
dañina a la violencia hacia la mujer y los niños que a las menciones a
la violencia callejera, el crimen organizado y la violencia de las
pandillas.
En pocas palabras, hay que urgente generar
políticas proactivas para fortalecer la seguridad ciudadana en toda la
región y establecer prioridades, así como en invertir en medidas de
prevención no policial, enfatizar en dar oportunidades laborales a
grupos de riesgo, reforzar la cohesión social e invertir en tecnologías
de seguridad pública pero que sean evaluadas-y no se conviertan en un
negocio- para medir su rendimiento.
En el rubro secuestro, México
contabiliza más de 10.000 secuestros por día en menos de seis años: seis
rapto por día. En este escenario, ya metiéndonos de lleno en Brasil,
podemos afirmar que la tasa de homicidios cruzó por primera vez en su
historia la barrera de 30 homicidios cada 100 mil habitantes y en la
última década se calcula que han muerto 553.000 personas por violencia
intencional. El número de asesinatos es un 26 % superior al registrado
en la década anterior, lo que convierten a Brasil en uno de los países
más peligrosos del mundo, según el Informe del Fórum Brasileiro de
Seguranza Pública en su Atlas de la Violencia 2.018 Fórum Brasileiro de Segurança Pública
Solo en 2016 hubo 62.517 muertes violentas, en su
mayoría jóvenes negros de entre 15 y 29 años en situación de pobreza,
grupo que experimentó una escalofriante tasa de homicidios de 281 cada
100 mil habitantes. La tasa nacional, un promedio de todo el país, casi
30 veces más que el promedio de Europa y muy por encima de sus vecinos,
especialmente en Paraguay (9,29%), Argentina (6,53%) y Uruguay (8 %)
según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito https://www.unov.org/unov/es/unodc.html
El Estado más peligroso de Brasil
parece ser Servir, en el nordeste, donde se registró una tasa de 64,7%
cada 100.000 habitantes, seguido por Alagoas con 54,2% y Río Grande do
Norte con 14,2% y Minas Gerais ,con 22%,ambos en el sureste.
Por lo que podemos ver, la criminalidad y el
narcotráfico se ha convertido en un riesgo en nuestra región y no
podemos evadirnos o negar la situación. Abordarla urgente, desde
nuestros diagnósticos y capacidades constituyen la mejor respuesta ante
el intento de la República Imperial de imponer su agenda bajo la híbrida
categoría de "nuevas amenazas" en una reactualización militar de la
doctrina Monroe de militarización de América del Sur y de
policialización de las FFAA. Ello lo desarrollamos estratégicamente en
nuestro libro "Geopolítica de la Seguridad en América Latina". (Barrios,
Miguel Ángel-Coordinador-, Emmerich, Norberto,Torres,
Yesenia.Geopolitica de la Seguridad en América Latina. Biblos. BsAs.
2017).
Nunca como ahora tuvimos la posibilidad de que
nazcan Estados criminales en América Latina. Regiones de América Central
y Méjico son casos a observar. Hemos sostenido en "Geopolítica de la
Seguridad de América Latina" que el narcotráfico y el crimen organizado
poseen los mismos atributos que un Estado: territorialidad, regulación
de "leyes”, la fuerza y sustentabilidad. Y por lo tanto, no es un actor
económico sustentado en redes criminales, sino un sujeto político
económico cuyo potencial consiste en fragmentar el territorio. El Estado
criminal es imposible sin connivencia en sectores de la política, de la
justicia, de la policía y del "empresariado”. Por lo tanto, no es
consecuencia de una amenaza externa sino de debilidades institucionales y
de ausencia de políticas claras integrales y de una corrupción sin
patria.
Consideramos fundamental en una política de
seguridad ciudadana, un abordaje institucional integral desde la
capacitación de las fuerzas policiales en policiamientio preventivo
acompañado multiagencialmente por el Estado, creación de unidades de
investigación de delitos complejos, prevención local comunitaria no
policial, creación de un servicio civil de inteligencia financiera. Pero
nada servirá sin una ley clara sobre el financiamiento de la política,
otra sobre la regulación de la obra pública para evitar la
cartelización, controlar casinos y juegos de azar, y penalizar el
cohecho activo-activo a la persona jurídica y a la persona empresarial.
Por supuesto decirlo es fácil, pero en esta tarea
se juega nuestro destino y el gran dilema de Perón: "Unidos o
Dominados", hoy es "Estado Continental o Narcodemocracias".
¡Bienvenido el debate en Brasil!
MIGUEL ÁNGEL BARRIOS - ARGENTINA
Doctor en Educación
Doctor en Ciencia Política
Autor de reconocidas obras de América Latina y en estos momentos, dictando el Curso "Criminología, Seguridad y Políticas Públicas en América del Sur".
Doctor en Educación
Doctor en Ciencia Política
Autor de reconocidas obras de América Latina y en estos momentos, dictando el Curso "Criminología, Seguridad y Políticas Públicas en América del Sur".
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