Este año se cumplen 10 años de la quiebre de Lehman Brothers, pero la gran crisis económica comenzó mucho antes de este hecho. Ya por el 2001 la burbuja tecnológica explotó y provocó una grave crisis de deuda.
A principio de siglo, ante la imposibilidad para financiarse, varias empresas empezaron a quebrar, y el caso que destacó más de esta época fue Enron.
Las preguntas que nos podemos plantear: ¿Cuándo será la próxima crisis? ¿Serán capaces los analistas de detectar los signos de una nueva crisis antes de que se produzca?
Las lecciones de los errores de los años 30 llevaron a los gobiernos a actuar de forma contundente y rápida. La política fiscal, la política monetaria y la política financiera inyectaron capital público para frenar la crisis del sector bancario evitando así otra gran depresión.
Actualmente Estados Unidos sigue teniendo un déficit exterior y unos pasivos exteriores que superan el 80 por ciento del PIB. La deuda de las familias de Estados Unidos supera a la que tenían en 2007, los precios de la vivienda también, y las Bolsas están de nuevo en mínimo y las primas de riesgo de sus bonos corporativas también.
La deuda mundial está superando ampliamente la de 2007 y se ha unido China con más deuda sobre el PIB que Estados Unidos y con las empresas más endeudadas a nivel mundial. El sistema capitalista necesita un sistema financiero para traspasar el ahorro a la inversión y así acumular capital.
Aún así, en el último año, Europa y Estados Unidos viven su mejor momento desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. El PIB avanza a niveles elevados, el mercado laboral se aproxima a niveles de antes de la crisis y además, se ha conseguido en un entorno de baja inflación y crecimiento extendido a nivel global.
Esto significa que las principales economías del mundo desarrollado están creciendo por encima de su equilibrio, este escenario es insostenible durante mucho tiempo.
Este crecimiento se produce en un escenario sin apenas inflación, lo que resulta un hecho raro en función a lo que suele pasar, ya que suele pasar es que a medida que los factores de producción ociosos se ponen a funcionar, se generan presiones inflacionistas.
Esta situación de crecimiento sin inflación es solo un efecto y se acabará a corto plazo. Esta fase de expansión de la economía global está viviendo un período de tregua inesperada por las políticas fiscales expansivas. Es un crecimiento artificial conseguido en base a deuda que solo servirá para retrasa la próxima crisis económica y hacer aún más profunda que la anterior.
Podemos analizar diferentes escenarios para ver cuando se puede iniciar la crisis:
Actualmente, los bancos centrales no tienen margen para seguir actuando, ya que durante la última crisis han utilizado todos sus estímulos que apenas han empezado a retirar, como es el caso del Banco Central Europeo. La consecuencia es que ya quedan pocos instrumentos para combatir una nueva crisis financiera, lo que podría agravar la situación de una nueva crisis.
Pero los bancos centrales han conseguido apaciguar las situaciones de tensión en los mercados, a través de política de hoja de ruta o 'forward guidance'. Esto puede conseguir alargar 1 año más la fase expansiva hasta 2020, cuando seguramente va a llevar la nueva crisis.
La inflación repuntará con fuerza a partir del segundo semestre del 2019 como consecuencia del aumento por encima del nivel de equilibrio. La inflación está adormecida, ya que se trata de un indicador que va por detrás del ciclo económico.
Solo hace falta que se prenda la mecha, que pueden ser los salarios, la vivienda u otros activos, para que los agentes económicos empiecen a tener miedo a la aumento de los precios y finalmente se produzca la tan temida crisis.
Cuando la inflación empiece a crecer con fuerza, los bancos centrales se verán obligados a aumentar los tipos de interés, lo que aún se creará más malestar en los mercados y acabaran por provocar la nueva crisis. Por otra parte, la dureza y profundidad de está crisis va a depender de la cantidad de desequilibrios a nivel macroeconómico que se haya acumulado durante la última década, las políticas monetarias y los errores en las políticas fiscales que se haya tomado.
En El Blog Salmón | La quiebra de Lehman tuvo su aspecto positivo: la protección del inversor
Imagen | Flickr
A principio de siglo, ante la imposibilidad para financiarse, varias empresas empezaron a quebrar, y el caso que destacó más de esta época fue Enron.
Las preguntas que nos podemos plantear: ¿Cuándo será la próxima crisis? ¿Serán capaces los analistas de detectar los signos de una nueva crisis antes de que se produzca?
Estados Unidos sigue tocado por la crisis económica
Tras que la quiebra de Lehman Brothers, el sistema financiero de Estados Unidos se hundió en la miseria y colapsaron los mercados a nivel mundial. Muchas empresas no pudieron financiar las compras de materias primas ni el pago de las nóminas a sus trabajadores y el comercio mundial se desplomó a niveles de la década de los 30.Las lecciones de los errores de los años 30 llevaron a los gobiernos a actuar de forma contundente y rápida. La política fiscal, la política monetaria y la política financiera inyectaron capital público para frenar la crisis del sector bancario evitando así otra gran depresión.
Actualmente Estados Unidos sigue teniendo un déficit exterior y unos pasivos exteriores que superan el 80 por ciento del PIB. La deuda de las familias de Estados Unidos supera a la que tenían en 2007, los precios de la vivienda también, y las Bolsas están de nuevo en mínimo y las primas de riesgo de sus bonos corporativas también.
La deuda mundial está superando ampliamente la de 2007 y se ha unido China con más deuda sobre el PIB que Estados Unidos y con las empresas más endeudadas a nivel mundial. El sistema capitalista necesita un sistema financiero para traspasar el ahorro a la inversión y así acumular capital.
Aún así, en el último año, Europa y Estados Unidos viven su mejor momento desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. El PIB avanza a niveles elevados, el mercado laboral se aproxima a niveles de antes de la crisis y además, se ha conseguido en un entorno de baja inflación y crecimiento extendido a nivel global.
Existen desequilibrios a nivel global
El ciclo económico se esta agotando y un indicador representativo es la brecha de producción o 'output gap'. Ya que a pesar de que existen excepciones, el diferencial de producción es negativo en muchas economías y próximo al 0 global.Esto significa que las principales economías del mundo desarrollado están creciendo por encima de su equilibrio, este escenario es insostenible durante mucho tiempo.
Este crecimiento se produce en un escenario sin apenas inflación, lo que resulta un hecho raro en función a lo que suele pasar, ya que suele pasar es que a medida que los factores de producción ociosos se ponen a funcionar, se generan presiones inflacionistas.
Esta situación de crecimiento sin inflación es solo un efecto y se acabará a corto plazo. Esta fase de expansión de la economía global está viviendo un período de tregua inesperada por las políticas fiscales expansivas. Es un crecimiento artificial conseguido en base a deuda que solo servirá para retrasa la próxima crisis económica y hacer aún más profunda que la anterior.
¿Cuándo llegará la próxima crisis?
La clave no es si habrá una nueva crisis en los próximos años, de lo que no tiene nadie duda que va a pasar, sino cuándo llegará esta crisis, y es que en función de cuándo se inicie la próxima crisis se podrá determinar su alcance y profundidad.Podemos analizar diferentes escenarios para ver cuando se puede iniciar la crisis:
- Si estalla en 2018 se producirá por una fallo de cálculo de los bancos centrales, algo que se puede considerar poco probable. Esta situación supondría repetir el gran error de la década de los 30 de la Reserva Federal (Fed). En ese momento, la Reserva Federal decidió endurecer la política monetaria para responder al aumento de la inflación y la reducción del empleo. El problema es que se actuó demasiado pronto y con mucha intensidad, lo que provocó una crisis.
- Segundo escenario es si la crisis es en el año 2019. Se puede producir en consecuencia de un accidente crediticio. Esto supone volver 10 años atrás en condiciones similares del estallido de la anterior crisis económica. Al igual que pasó entonces, la economía estaba muy endeudada, por lo que era muy vulnerable a episodios de pánico de los mercados.
Actualmente, los bancos centrales no tienen margen para seguir actuando, ya que durante la última crisis han utilizado todos sus estímulos que apenas han empezado a retirar, como es el caso del Banco Central Europeo. La consecuencia es que ya quedan pocos instrumentos para combatir una nueva crisis financiera, lo que podría agravar la situación de una nueva crisis.
Pero los bancos centrales han conseguido apaciguar las situaciones de tensión en los mercados, a través de política de hoja de ruta o 'forward guidance'. Esto puede conseguir alargar 1 año más la fase expansiva hasta 2020, cuando seguramente va a llevar la nueva crisis.
La inflación repuntará con fuerza a partir del segundo semestre del 2019 como consecuencia del aumento por encima del nivel de equilibrio. La inflación está adormecida, ya que se trata de un indicador que va por detrás del ciclo económico.
Solo hace falta que se prenda la mecha, que pueden ser los salarios, la vivienda u otros activos, para que los agentes económicos empiecen a tener miedo a la aumento de los precios y finalmente se produzca la tan temida crisis.
Cuando la inflación empiece a crecer con fuerza, los bancos centrales se verán obligados a aumentar los tipos de interés, lo que aún se creará más malestar en los mercados y acabaran por provocar la nueva crisis. Por otra parte, la dureza y profundidad de está crisis va a depender de la cantidad de desequilibrios a nivel macroeconómico que se haya acumulado durante la última década, las políticas monetarias y los errores en las políticas fiscales que se haya tomado.
En El Blog Salmón | La quiebra de Lehman tuvo su aspecto positivo: la protección del inversor
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