I. Claudio, el emperador romano, sucesor del depravado dictador
Calígula (y hemos tenido presidentes caligulescos), se hacía pasar por
tonto, casi retrasado mental por medio de su tartamudez. Ahora los Claudios, empezando por Xavier González y siguiendo con los
Miguel Ángel Osorio Chong, Juan Pablo Castañón, un panista y otros
priístas, imitando a ese romano (que el gran escritor Robert Graves nos
ha presentado en sus dos novelas: Yo, Claudio y Claudio el dios,
tanto como la biografía de Seutonio), comportándose como tarados
rayando en la estupidez, tratan de refutar lo que acaba de ratificar
Andrés Manuel López Obrador: que recibe un país en bancarrota. Estos
nuevos “Yo Claudio” son una bola de ricachos y politiquillos que han
hecho su “guardadito” con los millonarios salarios que recibieron del
salinato al peñismo, pasando por el foxismo y calderonismo. Es una
verdad irrefutable que López Obrador recibe un país en bancarrota, con
55 millones de mexicanos en la pobreza, y no más de 1 millón de
empresarios, dueños de empresas, tiendas comerciales, minas, etcétera; y
socios de banqueros usureros enriquecidos por el neoliberalismo
económico peñista.
II. La población está hundida, pero esto no lo ven los empresarios a la Claudio X González, a la Pablo Castañón y a la González Anaya, que han salido de sus cuevas para desmentir que el país está en bancarrota. Son como los “Claudios” que se hacen los idiotas y asustadizos porque López Obrador utilizó con precisión la palabra-concepto bancarrota. Pues entre desempleados, empobrecidos y los que prácticamente están muriéndose de hambre, junto con los indígenas discriminados, somos una nación en ruinas. Y efectivamente, bancarrota es la palabra correcta para describir lo que dejaron acumulado los Salinas, Zedillos, Fox, Calderón y su máximo exponente, Peña. Sostenida con hechos, iniciando por la pobreza y la omisión al reparar las consecuencias de los últimos dos terremotos: 1985 y 2017, que dejaron al país devastado; ahondado por la corrupción de los personajes ya mencionados, los cuales han sido una banda de ladrones que abusaron del poder presidencial.
III. Y de entre ese presidencialismo están los “claudios” que se han enriquecido con esa pobreza al aumentar los precios en sus negocios, explotando a empleados en sus empresas (¡el maldito Germán Larrea en sus minas!), y cobrando a nivel de usura en sus bancos. Así que de los casi 126 millones de mexicanos, al menos 110 millones sobreviven en todas las variantes de la miseria, con salarios de hambre y víctimas de toda clase injusticias, mientras las élites políticas, judiciales y económicas nadan en la abundancia. Y pegan de gritos porque les apretaron el cinturón. Sí, estamos en bancarrota por una crisis general provocada por los del neoliberalismo económico que permitieron la violencia, para mantener a la población buscando en fosas clandestinas donde funcionarios, desgobernadores y narcos han enterrado a los ciudadanos que protestaron. Hay bancarrota económica, política y social. Hay bancarrota por los funcionarios rateros que abusan en los poderes de los gobiernos.
cepedaneri@prodigy.net.mx
II. La población está hundida, pero esto no lo ven los empresarios a la Claudio X González, a la Pablo Castañón y a la González Anaya, que han salido de sus cuevas para desmentir que el país está en bancarrota. Son como los “Claudios” que se hacen los idiotas y asustadizos porque López Obrador utilizó con precisión la palabra-concepto bancarrota. Pues entre desempleados, empobrecidos y los que prácticamente están muriéndose de hambre, junto con los indígenas discriminados, somos una nación en ruinas. Y efectivamente, bancarrota es la palabra correcta para describir lo que dejaron acumulado los Salinas, Zedillos, Fox, Calderón y su máximo exponente, Peña. Sostenida con hechos, iniciando por la pobreza y la omisión al reparar las consecuencias de los últimos dos terremotos: 1985 y 2017, que dejaron al país devastado; ahondado por la corrupción de los personajes ya mencionados, los cuales han sido una banda de ladrones que abusaron del poder presidencial.
III. Y de entre ese presidencialismo están los “claudios” que se han enriquecido con esa pobreza al aumentar los precios en sus negocios, explotando a empleados en sus empresas (¡el maldito Germán Larrea en sus minas!), y cobrando a nivel de usura en sus bancos. Así que de los casi 126 millones de mexicanos, al menos 110 millones sobreviven en todas las variantes de la miseria, con salarios de hambre y víctimas de toda clase injusticias, mientras las élites políticas, judiciales y económicas nadan en la abundancia. Y pegan de gritos porque les apretaron el cinturón. Sí, estamos en bancarrota por una crisis general provocada por los del neoliberalismo económico que permitieron la violencia, para mantener a la población buscando en fosas clandestinas donde funcionarios, desgobernadores y narcos han enterrado a los ciudadanos que protestaron. Hay bancarrota económica, política y social. Hay bancarrota por los funcionarios rateros que abusan en los poderes de los gobiernos.
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