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Locura de medio período muestra que los medios de EEUU son más divisorios que el pueblo estadounidense
Traducido por el equipo de SOTT.net en español
Como lo atestiguan las elecciones de mitad de período, Estados Unidos se está agrietando en el plano político y cultural. Los medios de comunicación deben aceptar gran parte de la culpa de este peligroso período de partidismo que sólo promete empeorar.
Desde que Donald Trump irrumpió en la Casa Blanca, los medios de comunicación estadounidenses han abandonado todas las pretensiones de ser observadores justos e imparciales de la escena política. Se quitaron los guantes de la objetividad y los periodistas compiten ahora en el ring político totalmente como combatientes, y no como locutores neutrales que informan de la acción en el momento en que ésta se produce.
Eso se demostró el lunes, el día antes de las elecciones de medio período, cuando los populares presentadores de Fox News Sean Hannity y Jeanine Pirro aparecieron en el escenario con Trump en un mitin político en el estado de Missouri, republicano a morir. Esta maniobra desató los aullidos predecibles de protesta de costa a costa.
"Al participar en el mitin, el Sr. Hannity cruzó la línea que tradicionalmente había separado a los medios de comunicación... de la gente que se supone que deben cubrir", se lamentó The New York Times. "Fox News entró en un nuevo territorio, un terreno en el que es difícil saber dónde termina la cadena y dónde comienza el presidente."
Aunque fue surrealista ver a Hannity en un mitin en favor de los republicanos (un movimiento que Fox News dijo que no aprobaba, llamándolo una "distracción desafortunada"), no fue sorprendente dado el tipo de reportaje de estilo guerrillero que pasa por periodismo en estos días. El problema del partidismo mediático ha afectado por igual a ambos lados de las trincheras mediáticas, y el hecho de que haya trincheras mediáticas en primer lugar lo explica todo.
Incluso antes de que Trump fuera elegido, los principales medios de comunicación estuvieron preparando a sus audiencias para repudiar al inconformista de Manhattan. ¿Tenía esto algo que ver con su promesa de "drenar el pantano" conocido como Washington, D.C.? Es una explicación muy tentadora. Cualquiera que sea el caso, los medios de comunicación de izquierda organizaron y publicaron sorprendentes encuestas fallidas que predijeron una victoria aplastante para Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016.
Como ahora sabemos, todo lo contrario ocurrió cuando Trump obtuvo una victoria fácil. La decepción casi demente que experimentaron los demócratas se intensificó por la afirmación infundada de que Rusia -no el votante norteamericano- había sido responsable de poner a Trump en el Despacho Oval.
Aunque admito que el 45º presidente de los Estados Unidos puede tener algunos defectos de carácter, no entiendo por qué los medios de comunicación han declarado una temporada de caza abierta permanente contra este hombre. Después de todo, nos guste o no, Trump ganó las elecciones con todas las de la ley. Mientras tanto, la economía, estúpido, está en auge rugiente. [Referencia a "Es la economía, estúpido", frase atribuida al equipo de la campaña presidencial de Bill Clinton.- NdT.] Sin embargo, la cobertura informativa justa, equilibrada y objetiva ha sido desechada en favor de la fantasía. Esta huida radical de la fantasía es al menos parcialmente responsable no sólo de la psicosis política que ha atacado el lóbulo frontal de la nación, sino de conducir al país al umbral mismo de la guerra civil.
En un pasado no tan lejano, se podía contar con los medios de comunicación para domar las reacciones más impulsivas del electorado, atenuando la controversia con argumentos razonados y reportajes fundamentados. Hoy, en comparación, son los medios de comunicación los responsables de inflamar las pasiones de las circunscripciones duales.
Una solución ideal para este caos mediático, en el que republicanos y demócratas disfrutan de sus propios servicios privados de propaganda, es dejar que los periodistas de Fox News y CNN trabajen juntos dentro de las mismas cuatro paredes. Sólo bromeo un poco. Pero piénselo. Tal medida ayudaría a fomentar lo que hoy en día falta en el panorama mediático incendiado: la erradicación de las barreras y el encuentro con el "enemigo" para el debate cara a cara. Hoy en día, los medios de comunicación parecen argumentar sólo por discutir, no por el bien público.
En un mundo tan escudado y amargo, no hay posibilidad de una conversación honesta entre la gente ni entre los medios de comunicación. El debate político se ha reducido a réplicas sarcásticas de 280 caracteres, mientras que los muros entre los dos campos siguen elevándose. Aquellos dentro del mundo de los medios de comunicación, donde las pasiones subjetivas deben relegarse al segundo plano de la información objetiva, deberían haber resistido la tentación de tomar partido en el debate político. En cambio, ahora se encuentra sirviendo como meros peones en un lado del gran juego. El público puede ver a través de la ridícula farsa, que sólo daña la credibilidad de los medios de comunicación tradicionales.
Esta nueva y peligrosa situación, en la que los medios de comunicación y el pueblo están divididos en universos paralelos o realidades alternativas, y en el que cada uno de los cuales cree ferozmente en sus propias narrativas falsas, sólo puede terminar en un desastre para el gran experimento de democracia de los Estados Unidos.
Como lo atestiguan las elecciones de mitad de período, Estados Unidos se está agrietando en el plano político y cultural. Los medios de comunicación deben aceptar gran parte de la culpa de este peligroso período de partidismo que sólo promete empeorar.
Desde que Donald Trump irrumpió en la Casa Blanca, los medios de comunicación estadounidenses han abandonado todas las pretensiones de ser observadores justos e imparciales de la escena política. Se quitaron los guantes de la objetividad y los periodistas compiten ahora en el ring político totalmente como combatientes, y no como locutores neutrales que informan de la acción en el momento en que ésta se produce.
Eso se demostró el lunes, el día antes de las elecciones de medio período, cuando los populares presentadores de Fox News Sean Hannity y Jeanine Pirro aparecieron en el escenario con Trump en un mitin político en el estado de Missouri, republicano a morir. Esta maniobra desató los aullidos predecibles de protesta de costa a costa.
"Al participar en el mitin, el Sr. Hannity cruzó la línea que tradicionalmente había separado a los medios de comunicación... de la gente que se supone que deben cubrir", se lamentó The New York Times. "Fox News entró en un nuevo territorio, un terreno en el que es difícil saber dónde termina la cadena y dónde comienza el presidente."
Aunque fue surrealista ver a Hannity en un mitin en favor de los republicanos (un movimiento que Fox News dijo que no aprobaba, llamándolo una "distracción desafortunada"), no fue sorprendente dado el tipo de reportaje de estilo guerrillero que pasa por periodismo en estos días. El problema del partidismo mediático ha afectado por igual a ambos lados de las trincheras mediáticas, y el hecho de que haya trincheras mediáticas en primer lugar lo explica todo.
Incluso antes de que Trump fuera elegido, los principales medios de comunicación estuvieron preparando a sus audiencias para repudiar al inconformista de Manhattan. ¿Tenía esto algo que ver con su promesa de "drenar el pantano" conocido como Washington, D.C.? Es una explicación muy tentadora. Cualquiera que sea el caso, los medios de comunicación de izquierda organizaron y publicaron sorprendentes encuestas fallidas que predijeron una victoria aplastante para Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016.
Como ahora sabemos, todo lo contrario ocurrió cuando Trump obtuvo una victoria fácil. La decepción casi demente que experimentaron los demócratas se intensificó por la afirmación infundada de que Rusia -no el votante norteamericano- había sido responsable de poner a Trump en el Despacho Oval.
ForAmerica: Jim Acosta es un payaso y la CNN debería estar avergonzada de sí misma.Esa fantástica historia de los medios de comunicación, que puede ser mejor descrita como la teoría de la conspiración del siglo (hay que reconocer que el siglo es joven), influyó en una investigación del FBI conocida como "Russiagate". Al entrar en su segundo año, este juicio-espectáculo, inflamado por los medios de comunicación -y protagonizado por un colorido elenco de estrellas porno y hombres de negocios vinculados a Ucrania- no ha logrado producir una pizca de evidencia que apunte a la colaboración entre Trump y el Kremlin. Sin embargo, el espectáculo de Mueller sigue adelante, abriendo una brecha entre los estadounidenses, al tiempo que lleva las relaciones con Rusia al punto de ebullición. Y no olvidemos que, al vender la cortina de humo del "entrometimiento de Rusia", los medios de comunicación pudieron ignorar la explosiva afirmación de que Hillary Clinton usó su computadora personal para enviar y recibir correos electrónicos secretos de gobierno, que siempre fue la historia importante.
Sean Hannity: Lo que dije en mi tuit ayer fue 100% cierto. Cuando el presidente de Estados Unidos me invitó al escenario para decir algunas palabras ayer por la noche, me sorprendí, y me sentí honrado por la invitación del presidente. Esto NO fue planeado.En este punto, las líneas de batalla entre la administración Trump y los medios de comunicación principales se marcaron en la arena. El líder republicano, agredido diariamente por cada tentáculo del monstruo mediático de seis cabezas de Estados Unidos, comprensiblemente comenzó a denigrar esto como "noticias falsas". Esto condujo a algunas conferencias de prensa muy intensas, especialmente con la CNN, que muchos en la derecha llaman ahora la "Cadena de Noticias Clinton" (CNN, por sus siglas en inglés).
Aunque admito que el 45º presidente de los Estados Unidos puede tener algunos defectos de carácter, no entiendo por qué los medios de comunicación han declarado una temporada de caza abierta permanente contra este hombre. Después de todo, nos guste o no, Trump ganó las elecciones con todas las de la ley. Mientras tanto, la economía, estúpido, está en auge rugiente. [Referencia a "Es la economía, estúpido", frase atribuida al equipo de la campaña presidencial de Bill Clinton.- NdT.] Sin embargo, la cobertura informativa justa, equilibrada y objetiva ha sido desechada en favor de la fantasía. Esta huida radical de la fantasía es al menos parcialmente responsable no sólo de la psicosis política que ha atacado el lóbulo frontal de la nación, sino de conducir al país al umbral mismo de la guerra civil.
En un pasado no tan lejano, se podía contar con los medios de comunicación para domar las reacciones más impulsivas del electorado, atenuando la controversia con argumentos razonados y reportajes fundamentados. Hoy, en comparación, son los medios de comunicación los responsables de inflamar las pasiones de las circunscripciones duales.
Una solución ideal para este caos mediático, en el que republicanos y demócratas disfrutan de sus propios servicios privados de propaganda, es dejar que los periodistas de Fox News y CNN trabajen juntos dentro de las mismas cuatro paredes. Sólo bromeo un poco. Pero piénselo. Tal medida ayudaría a fomentar lo que hoy en día falta en el panorama mediático incendiado: la erradicación de las barreras y el encuentro con el "enemigo" para el debate cara a cara. Hoy en día, los medios de comunicación parecen argumentar sólo por discutir, no por el bien público.
Ryan Saavedra: Los "expertos electorales" de la CNN ni siquiera saben dónde están Indiana y Kentucky en el mapa.La bifurcación de los principales medios de comunicación en dos campos hostiles refleja exactamente lo que está sucediendo en la sociedad en general. Esto no es una coincidencia. Los votantes de ambos lados de la línea política (el hecho de que sólo haya dos lados políticos para elegir también complica enormemente la situación) se han atrincherado dentro de un foso eléctrico conocido como "los medios sociales", que en realidad es todo menos social. Cada lado se esconde detrás de sus cuentas de Facebook y Twitter, lanzando ocasionalmente una granada verbal desde el interior de sus fuertemente defendidas cámaras de eco. Los medios de comunicación son igualmente culpables de tal comportamiento, con todas las desastrosas consecuencias que estamos experimentando hoy en día.
En un mundo tan escudado y amargo, no hay posibilidad de una conversación honesta entre la gente ni entre los medios de comunicación. El debate político se ha reducido a réplicas sarcásticas de 280 caracteres, mientras que los muros entre los dos campos siguen elevándose. Aquellos dentro del mundo de los medios de comunicación, donde las pasiones subjetivas deben relegarse al segundo plano de la información objetiva, deberían haber resistido la tentación de tomar partido en el debate político. En cambio, ahora se encuentra sirviendo como meros peones en un lado del gran juego. El público puede ver a través de la ridícula farsa, que sólo daña la credibilidad de los medios de comunicación tradicionales.
Esta nueva y peligrosa situación, en la que los medios de comunicación y el pueblo están divididos en universos paralelos o realidades alternativas, y en el que cada uno de los cuales cree ferozmente en sus propias narrativas falsas, sólo puede terminar en un desastre para el gran experimento de democracia de los Estados Unidos.
Sobre el autor Robert Bridge es un escritor y periodista estadounidense. Ex redactor jefe de The Moscow News, es autor del libro "Midnight in the American Empire", publicado en 2013. @Robert_Bridge
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