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Los complejos del renegado social, Donald Trump
De pobre memoria histórica y vacío de identidad
de clase, este pobre y millonario hombre, emigrante en tercera
generación de ascendientes alemanes y galeses, tiene un pasado social
bastante humilde.
LOS COMPLEJOS DEL RENEGADO SOCIAL,
DONALD TRUMP
Por Luciano Castro Barillas
De pobre memoria histórica y vacío de identidad de clase, este pobre y millonario hombre, emigrante en tercera generación de ascendientes alemanes y galeses, tiene un pasado social bastante humilde. Nada de alcurnias y prosapias inventadas de linajes inexistentes, aunque no faltan por el mundo los idiotas que como unos trasnochados aristócratas ingleses quieren conferirle el título nobiliario de Lord, por lo que personas cercanas a su círculo de amistades tendrían que llamarle a futuro, con el debido respeto, SIR DONALD TRUMP. Pero la educación no le ayuda y sería muy difícil para la nobleza enseñarle buenos modales y mucho más difícil que los aprendiera.
Su pasado social no se puede diluir en el tiempo por lo inmediato, casi a la vuelta de la esquina, principalmente la línea parental que proviene de su abuela; una humilde mujer originaria del País de Gales, al sur de la isla y situado frente al mar de Irlanda. Gales es una pequeña península no muy bien definida como tal. En el pasado los galeses, que son de origen celta, llegan de los actuales países que son España y Portugal, o sea la Península Ibérica. Fueron sometidos por los romanos y anexados en años más recientes por los reyes de Inglaterra, de allí en el País de Gales se hable el dialecto gaélico céltico que se habló en Escocia e Irlanda.
La abuela de Donald Trump proviene de esa región de las islas británicas y cuando se vino a América a buscar el sueño americano, traía como riqueza nada más que una escasa ropa de vestir. Ya establecida en Estados Unidos, como no hablaba el inglés y mucho menos lo escribía, se ganó la vida de niñera. Pero este origen familiar que lo conoce todo el mundo, Donald Trump ni lo menciona. Vaya usted a saber de dónde sacó este muchacho lo feo y desagradable, si de parte de su abuela o abuelo. Me imagino que cuando nació era rosado como un lechón, razón por lo cual su abuela lo haya detestado. Todo eso fue a lo largo de su vida configurando su personalidad egocéntrica, auto referida, como un serio complejo de inferioridad.
Al recibir la herencia de su padre, más o menos el equivalente a 400 millones de dólares actuales, sus otros complejos se gatillaron, se dispararon fuera de control. Tenía dinero, prestigio social como millonario y gran interés en hacer crecer su fortuna, en lo cual no fue exitoso porque varias veces se declaró en quiebra y no se compara, por ejemplo, con el cúmulo monetario de Bill Gates. Sin embargo, sus trastornos emocionales se desbordaron con ser presidente de los Estados Unidos y hasta antes del 6 de noviembre estaba inaguantable. La ola demócrata lo hizo volver a la realidad y el tirano universal que quería ser al amenazar con incendiar el mundo, le ha quitado esa ola el 50% de poder en el Congreso. Golpe para un egocéntrico muy difícil de asimilar.
La señora Melania Trump -pobre mujer- ha de estar sufriendo su frustración de emperador de 2 años, pues Hitler al menos lo fue de diez años. Y los efectos de su derrota empezarán a sentirse por todo el mundo, sobre los países altamente dependientes como Guatemala, El Salvador y Honduras donde sus ineptos políticos no andan pensando en la situación de los migrantes nacionales, sus penas y peligros; sino investigando quién fue el pícaro que los organizó y los mal aconsejó para que tomaran camino de Estados Unidos descalzos o con los tenis hechos girones. El tiempo se le acaba al señor James Morales e incondicionales: la ola fascista está desde el 6 noviembre tocando diana de retirada. Ahora Donald Trump solo será baladronadas, dichas a diestra y siniestra. Está herido de muerte, gracias a su intempestiva e irrefrenable boca.
USA.
LOS COMPLEJOS DEL RENEGADO SOCIAL,
DONALD TRUMP
Por Luciano Castro Barillas
De pobre memoria histórica y vacío de identidad de clase, este pobre y millonario hombre, emigrante en tercera generación de ascendientes alemanes y galeses, tiene un pasado social bastante humilde. Nada de alcurnias y prosapias inventadas de linajes inexistentes, aunque no faltan por el mundo los idiotas que como unos trasnochados aristócratas ingleses quieren conferirle el título nobiliario de Lord, por lo que personas cercanas a su círculo de amistades tendrían que llamarle a futuro, con el debido respeto, SIR DONALD TRUMP. Pero la educación no le ayuda y sería muy difícil para la nobleza enseñarle buenos modales y mucho más difícil que los aprendiera.
Su pasado social no se puede diluir en el tiempo por lo inmediato, casi a la vuelta de la esquina, principalmente la línea parental que proviene de su abuela; una humilde mujer originaria del País de Gales, al sur de la isla y situado frente al mar de Irlanda. Gales es una pequeña península no muy bien definida como tal. En el pasado los galeses, que son de origen celta, llegan de los actuales países que son España y Portugal, o sea la Península Ibérica. Fueron sometidos por los romanos y anexados en años más recientes por los reyes de Inglaterra, de allí en el País de Gales se hable el dialecto gaélico céltico que se habló en Escocia e Irlanda.
La abuela de Donald Trump proviene de esa región de las islas británicas y cuando se vino a América a buscar el sueño americano, traía como riqueza nada más que una escasa ropa de vestir. Ya establecida en Estados Unidos, como no hablaba el inglés y mucho menos lo escribía, se ganó la vida de niñera. Pero este origen familiar que lo conoce todo el mundo, Donald Trump ni lo menciona. Vaya usted a saber de dónde sacó este muchacho lo feo y desagradable, si de parte de su abuela o abuelo. Me imagino que cuando nació era rosado como un lechón, razón por lo cual su abuela lo haya detestado. Todo eso fue a lo largo de su vida configurando su personalidad egocéntrica, auto referida, como un serio complejo de inferioridad.
Al recibir la herencia de su padre, más o menos el equivalente a 400 millones de dólares actuales, sus otros complejos se gatillaron, se dispararon fuera de control. Tenía dinero, prestigio social como millonario y gran interés en hacer crecer su fortuna, en lo cual no fue exitoso porque varias veces se declaró en quiebra y no se compara, por ejemplo, con el cúmulo monetario de Bill Gates. Sin embargo, sus trastornos emocionales se desbordaron con ser presidente de los Estados Unidos y hasta antes del 6 de noviembre estaba inaguantable. La ola demócrata lo hizo volver a la realidad y el tirano universal que quería ser al amenazar con incendiar el mundo, le ha quitado esa ola el 50% de poder en el Congreso. Golpe para un egocéntrico muy difícil de asimilar.
La señora Melania Trump -pobre mujer- ha de estar sufriendo su frustración de emperador de 2 años, pues Hitler al menos lo fue de diez años. Y los efectos de su derrota empezarán a sentirse por todo el mundo, sobre los países altamente dependientes como Guatemala, El Salvador y Honduras donde sus ineptos políticos no andan pensando en la situación de los migrantes nacionales, sus penas y peligros; sino investigando quién fue el pícaro que los organizó y los mal aconsejó para que tomaran camino de Estados Unidos descalzos o con los tenis hechos girones. El tiempo se le acaba al señor James Morales e incondicionales: la ola fascista está desde el 6 noviembre tocando diana de retirada. Ahora Donald Trump solo será baladronadas, dichas a diestra y siniestra. Está herido de muerte, gracias a su intempestiva e irrefrenable boca.
USA.
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