I. El presidente electo Andrés Manuel López Obrador no deja de
predicar la serenidad, con su expresión “serenos”, para llamar a la
tranquilidad, calmarse, en torno a los enfrentamientos políticos entre
el lópezobradorismo y sus vísperas como poder presidencial; o sea el
Poder Ejecutivo federal versus los otros poderes: en particular
el Judicial. Y las confrontaciones con los integrantes del sector
privado: empresarios, inversionistas, patrones y demás miembros que
constituyen una parte de la sociedad civil junto con el pueblo dividido
en trabajadores, campesinos, etcétera. Ha de estar claro que la sociedad
civil constituye, con el gobierno y el Estado, el tríptico funcionando
conforme a lo dispuesto en la Constitución y sus leyes reglamentarias,
pues con el estrangulamiento del antiguo régimen priísta por la victoria
electoral de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que hoy domina a
los poderes Legislativo y Ejecutivo, tenemos un presidencialismo
poderoso que por primera vez en nuestra historia moderna cuenta con una
inobjetable legitimidad popular. Y estando los ánimos en constante
choque, se hacen convocatorias a serenarse.
II. Está en disputa política, económica y social la conducción de la nación en el contexto de un capitalismo donde “la mano invisible” de los mercados al neoliberalismo económico (como lo han propuesto de Adam Smith a Keynes) presenta tensiones por la diferencia de intereses con sus respectivos fines. A lo que voy es que todas las partes han de tranquilizarse, estando López Obrador incluido en el llamado. Los integrantes de las élites económicas y políticas (de éstas el choque encubierto de peñistas y lópezobradoristas) están en una “guerra de todos contra todos”. Y se ningunea a la democracia representativa, no obstante que Morena domina bajo el lema de la “dictadura de la mayoría”, que critica Alexis Tocquevielle en su Democracia en América, planteando la necesidad de no marginar a las minorías. Y ya que todo indica que marcharán senadores y diputados en torno a lo que quiera el próximo presidente y se repetirá lo del “país de un solo hombre”, las partes han de mesurar sus reclamos.
III. Han de serenarse, pues, todos a una, para llevar la “fiesta en paz”. Enfriar el triunfalismo de Morena. Y contenerse los empresarios, patrones e inversionistas; teniendo los Artículos 39, 40 y 41, éste con sus tres fracciones, como el eje para la balanza entre democracia directa o soberanía del pueblo y la democracia representativa, donde el pueblo comprende a la sociedad civil. Así que sus dirigentes y representantes han de apaciguarse y no estar escalando sus diferencias, cuando por la vía del estira y afloja de los diálogos y negociaciones se han de resolver los problemas. De no refrenarse, surgirá una crisis política de enfrentamientos. Y ya que todos los mexicanos somos el pueblo –con sus respectivas preferencias políticas–, consultar a una parte del pueblo sólo tensará las relaciones sociales y económicas. Luego entonces, todos debemos serenarnos para mantener la pacificación como sustento de la gobernabilidad democrática, ahora que no hay contrapeso entre los poderes Legislativo y Ejecutivo.
cepedaneri@prodigy.net.mx
II. Está en disputa política, económica y social la conducción de la nación en el contexto de un capitalismo donde “la mano invisible” de los mercados al neoliberalismo económico (como lo han propuesto de Adam Smith a Keynes) presenta tensiones por la diferencia de intereses con sus respectivos fines. A lo que voy es que todas las partes han de tranquilizarse, estando López Obrador incluido en el llamado. Los integrantes de las élites económicas y políticas (de éstas el choque encubierto de peñistas y lópezobradoristas) están en una “guerra de todos contra todos”. Y se ningunea a la democracia representativa, no obstante que Morena domina bajo el lema de la “dictadura de la mayoría”, que critica Alexis Tocquevielle en su Democracia en América, planteando la necesidad de no marginar a las minorías. Y ya que todo indica que marcharán senadores y diputados en torno a lo que quiera el próximo presidente y se repetirá lo del “país de un solo hombre”, las partes han de mesurar sus reclamos.
III. Han de serenarse, pues, todos a una, para llevar la “fiesta en paz”. Enfriar el triunfalismo de Morena. Y contenerse los empresarios, patrones e inversionistas; teniendo los Artículos 39, 40 y 41, éste con sus tres fracciones, como el eje para la balanza entre democracia directa o soberanía del pueblo y la democracia representativa, donde el pueblo comprende a la sociedad civil. Así que sus dirigentes y representantes han de apaciguarse y no estar escalando sus diferencias, cuando por la vía del estira y afloja de los diálogos y negociaciones se han de resolver los problemas. De no refrenarse, surgirá una crisis política de enfrentamientos. Y ya que todos los mexicanos somos el pueblo –con sus respectivas preferencias políticas–, consultar a una parte del pueblo sólo tensará las relaciones sociales y económicas. Luego entonces, todos debemos serenarnos para mantener la pacificación como sustento de la gobernabilidad democrática, ahora que no hay contrapeso entre los poderes Legislativo y Ejecutivo.
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