¿Cómo comprender Rusia a inicios del Siglo XXI?
En el campo hace falta agitarse para saber la hora; el estómago es nuestro mejor reloj
A S Pushkin
A S Pushkin
Rusia es el país más grande del mundo; la frase
como tal encierra preguntas alrededor de cómo se construyó esta nación.
Las múltiples herencias que conserva son parte de un pasado activo,
reflejo de guerras internas y externas, lo mismo frente a tátaros,
mongoles que a los alemanes o cosacos; confrontaciones en distintos
tiempos y espacios que confirman el ser ruso contemporáneo.
Las presentes líneas tienen la intención de
mostrar ejes de comprensión de un país que en su nombre se lee la
historia universal; el mundo hoy no se explica sin la participación
rusa; León Tolstoi, por ejemplo revoluciona a través de la literatura el
tema de la guerra, al momento en que la documenta y convierte un
momento en una referencia permanente; es decir, el concepto Crimea
-elemento central de la geopolítica de su época- no pierde vigencia;
como no pierde vigencia la necesidad de crecimiento territorial de este
país.
Para muestra un ejemplo de su cultura, de forma
segura se conoce a la muñeca tradicional rusa nombrada «Matrioshka» ¿se
sabe algo de ella? ¡Seguro que sí! Aunque no está de más confirmar uno
de los significados que se le da: es necesario para que funcione, ésta
sea un regalo, en primera instancia se habla de la generosidad eslava;
pero esta generosidad implica que por cada una de las muñecas que se
integran al interior se conserve un deseo. Una vez que se tiene el
regalo, se forman las muñecas y se pide un deseo por cada una de ellas,
al momento en que se van cumpliendo los deseos, se coloca la muñeca más
chica al interior de una más grande y así de manera sucesiva, hasta que
la mayor conserva y protege a todas. Entre más grande más protección,
menos riesgo.
¿Qué pasa si la concepción de la Matrioshka se
traslada a la visión espacial rusa? se comprende entonces que entre más
grande sea el territorio, es más fácil conservar las aspiraciones de sus
habitantes, evitando así los riesgos que implica un Estado de
dimensiones pequeñas, que para ellos sería difícil de proteger. De esta
manera, el expansionismo ruso se comprende desde una visión cultural que
ya fue capaz de dimensionar dos conceptos: el de Europa y el de
Eurasia. La pregunta es que si en términos reales ¿Europa termina en los
Pirineos o en Vladivostok?
Es una pregunta un tanto engañosa si se permite.
Esto se explica porque habrá que entender tres momentos para explicar a
Rusia en el siglo XXI, el primero es el tiempo ruso, la frase inicial de
Alexandr Sergueievich Pushkin es importante para profundizar en líneas
siguientes al respecto; el segundo momento es el espacio, tal y como el
ejemplo de la Matrioshka ha servido como introducción; y el tercer
momento es el pensamiento, mismo que implica una complejidad que alberga
a pensadores como Tolstoi, Lenin, Pasternak, Duguin, Dostoyevski,
Trotsky, entre muchos más.
El espacio ruso
Es necesario sin duda acercarse a los rusos desde
su cultura, desde su idioma, lo que permite involucrar un contexto
amplio que envuelve una cosmovisión que prioriza la relación
sujeto-espacio. En este sentido da forma a lo que se conoce como
telurocracia, el «poder terrestre», mismo que involucra la identidad
rusa y eslava, la cual no está sellada por un pacto de sangre, sino por
un sentido multicultural, multirracial y multiétnico que está contenido
en el territorio ocupado.
El modo de nombrar la jerarquización
alta del espacio es «eurasismo», concepto geopolítico amplio que da
prioridad a la historia, hecho que se observa en la forma en que se
nombra al ruso. Ello se percibe al momento en que hay una presentación
personal al observar que el nombre se acompaña del patronímico, está en
su cultura nombrar de dónde vienen, saber el origen de su persona.
El espacio ruso se construye a través de
confrontaciones con el otro, que desde otros valores da significado a
conceptos como el de democracia y libertad, mismos que desde su historia
se definen en otro contexto.
El tiempo ruso
La acumulación rusa se refleja en la herencia
cultural; es decir, en su pasado que sirve de repositorio en la
conformación del ser ruso contemporáneo. De cada confrontación se
observan los ciclos de flujo y reflujo en tanto cómo el devenir ruso es
contenedor de la tradición, misma que se observa transversal de forma
independiente de los ciclos históricos que ha transitado esta nación.
Para muestra de ello es menester mencionar que al
momento de conservar la religión cristiana ortodoxa, se asumen también
como salvadores de la humanidad en tanto llega el fin de todos los
tiempos. De esta manera, al ser ellos quienes asumen haber recibido el
último bautismo santo, tienen la misión de llevar la salvación al mundo.
Es de resaltar que si bien la cuestión ortodoxa es mayoritaria, no se
deja de lado el entendimiento civilizacional en tanto concebir un
sentido multireligioso.
Se saben en un momento crucial de la historia, el
11 de septiembre de 2001; sin los hechos ocurridos, el tiempo
geopolítico de Rusia habría tendido que esperar. Fue el momento del
regreso a los escenarios del mundo, Vladimir Putin se apropió el acto
para también declarar la guerra contra el terrorismo, con ello se hizo
del poder total de su país, controlando a los separatistas del Cáucaso,
en específico de Daguestán y Chechenia. Lo mismo se profundiza en el
control de los recursos crítico estratégicos (gas y petróleo).
Saber Pensar Rusia
Desde la temprana Rus de Kiev, los rusos han
caminado al horizonte como un programa que se circunscribe en tiempo y
espacio. La idea de los grandes espacios es motor del expansionismo e
imperialismo ruso, mismo que lo hizo brillar en la época de los Zares
Iván Grozny, Pedro el Grande, Catalina la Grande, así, hasta Nicolás
Segundo; esta idea de expansión tras la derrota a inicios del siglo XX
con Japón en una guerra, se retoma con la llamada Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, que en 1992 tuvo una de las más grandes
contracciones; para que después, ya en la era de Vladimir Putin, el
Cáucaso y Crimea pasaran a ser parte de Rusia, expandiendo así su
territorio, pese a que el objetivo de sus contrarios era balcanizar a la
nación eslava.
Uno de los señalamientos del actual
presidente ruso en términos del pensamiento que se menciona es el
siguiente: «La peor catástrofe geopolítica del siglo XX fue la
desaparición de la Unión Soviética, pero no queremos otra Unión
Soviética»; pero no se renuncia a la idea de mirar a Rusia como uno de
los grandes espacios que en estos momentos disputa el dominio del mundo,
al lado de China, frente a Estados Unidos.
Los inicios del siglo XXI están marcados por una
competencia tecnológica y energética a gran escala, la dominación de
espectro completo tiende a no dejar hueco para las resistencias a las
esferas del poder mundial; la biotecnología, las tecnociencias y la
geocultura. Es tiempo en que el pensamiento es vital, sobre todo en lo
referente al conocimiento del otro. Y todos los que están en una
conferencia como ésta, son conscientes de ello.
Cultura, idioma y nacionalidad, son elementos a
los que debemos dar centralidad en el análisis; desde la adopción
bizantina que no sólo se adopta la religión como elemento de cohesión,
también la arquitectura, elemento al que se le colocado énfasis de
manera histórica, de ello deriva la creación de San Petersburgo, por
ejemplo; el espacio construido es resultado de los viajes de Pedro el
Grande por Europa. Hay una proyección de la construcción espacial, lo
cual implica el localizar una de las principales ciudades del mundo en
cuanto polo de atracción económica y centro político; por eso uno
observa los puentes elevados o las grandes avenidas alrededor del río
Neva en San Petersburgo.
En cuanto al idioma es importante señalar que para
los rusos es un elemento de identidad; basta decir que en 2016 Vladimir
Putin lo consideró como un asunto de Seguridad Nacional ¿Qué significa
esto? En palabras del mismo presidente ruso es: «mantener nuestra (la
rusa) idiosincrasia en el mundo global», con ello se intenta profundizar
el valor histórico del país euroasiático, así como el espíritu de sus
tradiciones; si se analiza esto desde la geopolítica, es necesario no
dejar de hacerlo bajo el concepto seguridad nacional, porque entonces se
defiende más allá de las fronteras; es decir, hasta donde esté el
último ruso en el mundo, así de grandes son las aspiraciones de este
país, hoy en el encuentro de la lengua rusa se puede decir que los
presentes son un asunto de seguridad nacional para Rusia, sí, San Luis
Potosí en 2018 significa eso.
Por otra parte y para ir cerrando esta
plática, Mijail Lomonosov, acuñó el término de «Pueblo soviético» hoy
pueblo ruso, mismo que se asume como multinacional, Rusia no puede ser
de otra manera, la gran extensión geográfica que se mencionó justo al
inicio de esta plática, implica que un vasto territorio es capaz de
contener una de las diversidades más amplias en su espacio.
Rusia a inicios del siglo XXI se concibe como un
espacio que alberga etnias, culturas, idiomas, historia, en fin; pero se
compromete con todas ellas en cuestión de su defensa, los rusos dicen
«sin peligro», en lugar de decir «seguridad», lo cual implica un
concepto mayor de lo que quieren para sí y para el mundo.
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