El reemplazo de las mayorías por las minorías
Charlando
con un experimentado dirigente sindical me comentó su preocupación por
lo que viene observado: el reemplazo del interés sobre las mayorías por
el de las minorías. “Acaso no nos enseñaron desde siempre, me dijo, que el que gana gobierna y el que pierde acompaña.”
Y es cierto, hoy asistimos a la paradoja que
gobiernos, votados por mayoría, se ocupan más por los intereses de las
minorías, que de sus votantes. Ej. Macri se ocupa más por satisfacer el
deseo de las abortistas, que son una ínfima minoría, que por los deseos
de veinte millones de mujeres argentinas que quieren tener hijos sanos,
sabios y buenos. Y para ello tiene que proveerlas de un buen sistema de
salud, de educación y de justicia, cosa que no hace.
-
El gobierno anterior, el de los KK, se ocupó de los deseos de los
homosexuales y lesbianas sancionando el matrimonio gay, en lugar de
crear las condiciones de trabajo y vivienda para que millones de jóvenes
puedan casarse.
-
El de Menem, nos salteamos los de Duhalde y de la Rúa porque fueron
circunstanciales, se ocupó de satisfacer el deseo de la minoría
empresaria y financiera en contra de las necesidades de la mayoría del
pueblo.
- El anterior, el de Alfonsín, se ocupó de satisfacer los intereses de las madres de Plaza de Mayo por sobre los intereses de la inmensa mayoría de las Madres del Dolor, a quienes a diario les mataban y les matan a sus hijos en las calles argentinas.
Con estos ejemplos, hay cientos que el lector puede poner a su gusto e piacere,
queremos mostrar como desde la restauración democrática (1983) hasta
hoy día los gobiernos, todos elegidos por mayoría de votos, han
gobernado para las minorías de uno u otro signo político.
Este cambio evidente para el observador atento
tiene que ver, en nuestra opinión, con el reforzamiento cada vez más
profundo de lo que Robert Michels (1876-1936) denominó Ley de hierro de
la oligarquía; que el sociólogo alemán enunciaba así: la paradoja es
que siendo los partidos políticos las principales instituciones de la
democracia, ellos al estar constituidos por oligarquías partidarias, no
son organizaciones democráticas.
Estos oligarcas de la política
responden cada vez más y más a los intereses de las minorías que ellos
representan. A los diferentes lobbies.
Esto viene a explicar el por qué hoy la minoría
gay tiene una amplia representación en el ministerio de relaciones
exteriores y en la educación. El por qué la minoría hebrea tiene amplia
representación en todos los organismos del poder ejecutivo y judicial.
El por qué la minoría apátrida ocupa cargos de decisión
político-económica.
Es que los agentes políticos se han transformado
en un eslabón en la cadena de ejecución de mandos y así ellos responden a
los intereses concretos de los grupos de poder o lobbies que los
llevaron a integrar las oligarquías de los partidos.
Hoy no existe prácticamente ningún gobierno en
Occidente que gobierne para las mayorías. Hoy se gobierna para las
minorías. Ej. en Bolivia en favor de las minorías indígenas en lugar de
la mayoría del pueblo criollo. En Brasil, como ocurrió con Menem en
Argentina, para los empresarios y financistas. En España y Francia para
la minoría de inmigrantes musulmanes en lugar de los gallegos y
franchutes. Y así podemos seguir con los ejemplos.
Y lo más grave de todo es que al dejar de gobernar
para las mayorías populares, las minorías beneficiadas con este nuevo
régimen, en lugar de integrarse a las mayorías, las rechazan. En Bolivia
el ciudadano de a pie la pasa mejor haciéndose el indio que presentarse
como lo que realmente es: un criollo. En España y Francia los
musulmanes viven como duques gracias a las canonjías que reciben del
Estado y putean a las mayorías nacionales. Ni hablar que se les enseñe
historia patria o religión cristiana.
Es decir, hoy los gobiernos protegen a la minorías
y éstas reniegan contra esos mismos gobiernos. La inmigración dejó de
ser con integración sino que es entendida como “ocupación” del
territorio que la recibe. La minoría abortista o gay no se conforma con
recibir derechos sino que pretende que todos aborten y se sodomicen. La
minoría indigenista pretende que todos seamos indios como pasó con la
constitución boliviana de 2002, que diez años después se tuvo que
modificar porque era un desatino.
Nadie gobierna para las mayorías nacionales.
Ningún gobierno se dice nacionalista, aunque pareciera que Trump, Putin y
Jimpin lo hacen. Pero ellos son tres giles, los vivos somos nosotros.
Los países dependientes pero interculturales, según nuestra
terminología, que la Alianza para el Progreso llamó en vías de
desarrollo y que ahora los denominan emergentes. Somos aquellos a
quienes nos vendieron el cuento de la izquierda progresista y la teoría
del multiculturalismo. Teoría que vino a reemplazar la sana del crisol
de razas que nos enseñaban nuestros maestros.
Hace 70 años, para poner mi edad,
teníamos, mal que bien, seguridad, justicia, educación, salud y trabajo,
entonces éramos una polis. Hoy no tenemos ni seguridad, ni justicia, ni
educación ni trabajo, nos transformamos en tribus.
¿Qué nos pasó? ¿Qué sucedió para que caigamos tan bajo?
La respuesta es simple y compleja a la vez. Simple
porque la razón última es que dejamos de tener gobiernos patrióticos y
por lo tanto se dejó de lado la idea de soberanía nacional en todos los
ámbitos (agricultura, pesca, energía, finanzas, defensa, petróleo,
etc.), que debe ser la idea rectora de toda actividad política. Sin ella
hay colonia, factoría, dependencia, en una palabra, tribus.
Por otra parte, la respuesta es compleja, porque confluyen en ellas infinidad de causas. Que cada uno de ustedes podrá enumerar ad infinitum. De
modo que, al menos en Argentina, realizamos lo contrario de los griegos
que luchando contra los medos lograron pasar de las tribus a la polis.
Si algo se le debe reclamar al kirchnerismo,
falsificación ilustrada del peronismo, más allá del saqueo planificado
del Estado, es que al no contar con el apoyo de las mayorías nacionales y
populares se inventaron pequeños pueblos: los gays, los indígenas, los
sojeros, las madres y abuelas de mayo, los grupos concentrados de la
economía, etc.
Una vez, hablando con Kirchner apenas
asumió (2004) le propuse que los planes de ayuda a los desocupados se
los dieran para administrar a los sindicatos pues ellos mejor que nadie
conocen quienes se quedaron sin trabajo; a lo que me respondió: yo
quiero la gente en la calle, pues a lo que Ud. propone, yo voy a
reemplazar a los sindicatos por los piqueteros, al las fuerzas armadas
por los medios de comunicación y a la Iglesia por los derechos humanos. Y así lo hizo.
La apoyatura teórica de este reemplazo del pueblo peronista como mayoría popular por múltiples pueblos creados ad hoc
la encontraron en el trabajo de un hombre que fue expulsado de la
izquierda nacional por cipayo intelectual, Ernesto Laclau y su Razón Populista.
Las minorías son tales y es válido que lo sean en la medida en que están integradas al ethos histórico de nuestro pueblo, de lo contrario son enemigos internos, son perduellis como los denominara ese pensador y denunciante que fue José Luis Torres (1901-1965).
¿Qué nos está permitido esperar? Que se subleven las mayorías populares; que como afirmara el General: que el pueblo haga tronar el escarmiento y
le prendan fuego Buenos Aires como los chalecos amarillos lo hacen con
París. No hay otra salida. El pueblo tiene que salir a cazar a todos
aquellos que le robaron, no solo la plata sino también la ilusión de ser
grande y feliz.
Hoy River y Boca juegan en Madrid en lugar de
hacerlo en Buenos Aires. ¿desde cuándo hay que pedir permiso para jugar
el fútbol donde queremos? Durante las dos primeras presidencias del
Perón, Argentina no se presentó a jugar ninguno de los mundiales, porque
el gobierno de entonces sabía que la FIFA es al fútbol lo que el FMI es
a la economía. Una explotación.
Ayer nomás un gobernador tilingo se
casó por la Pachamama a la que rinde culto una minoría, en lugar de
hacerlo bajo la advocación de la Virgen María, madre de la mayoría del
pueblo argentino.
Es hora que el pueblo haga tronar el escarmiento y
se subleve pues no solo nos roban nuestro trabajo sino que ahora nos
roban nuestras fiestas.
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