martes, 13 de noviembre de 2012

Le dispararon al niño a 1.5 metros de distancia


La bala entró por el parietal derecho y se quedó alojada en el cráneo, afirma el director del Instituto de Ciencias Forenses, Felipe Takajashi
La PGJDF asegura la sala donde ocurrieron los hechos; la empresa se defiende: no sabíamos que el niño estaba herido de bala
 
El niño Hendrik Cuacuas, de diez años, murió de un disparo en la cabeza que alguien le hizo desde una distancia de entre 1.5 y dos metros y lo hirió en la región parietal derecha, al interior de la sala dos del Cinépolis de Iztapalapa, así lo revelaron los primeros estudios periciales.
Ayer el titular del Instituto de Ciencias Forenses del Distrito Federal (antes Semefo), Felipe Takajashi Medina, indicó que la bala quedó alojada en el cráneo del pequeño y el dictamen de necropsia reveló que el disparo lo recibió el menor de adelante hacia atrás, lo que no quiere decir que su agresor estuviera parado frente a él.
“Todo indica que fue de adelante hacia atrás, es decir, el disparador estaba en una posición de frente, sin embargo esto no quiere decir que haya estado delante de él, porque uno, siempre que habla de esa posición víctima-victimario quiere decir que haya estado aquí delante de mí; de repente, como el blanco es móvil, no es un blanco fijo.
“El niño pudo haber volteado en un momento y pudo haber estado del lado izquierdo del tirador o del lado derecho, pero al instante en que voltea la víctima —hablando de cualquier persona— queda de frente. Es importante conocer el contexto, pues no quiere decir que necesariamente estaba junto a la pantalla y el niño como estaba viendo la pantalla le dispararon así”, explicó Takajashi.
A decir del funcionario la bala quedó alojada en el cráneo del niño, y después de ser extraída fue enviada al área de balística de la Coordinación de Servicios Periciales de la Procuraduría capitalina con el propósito de determinar las características del arma y su posible relación con otros hechos delictivos.
Ayer el papá de Hendrik, Enrique Cuacuas, insistió en que no escuchó ningún disparo, sólo un zumbido junto a su oído y después vio a su hijo convulsionarse.
El hombre aseguró que quien agredió a su hijo estaba colocado detrás de ellos.

 


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