¿Por qué renunció el Papa?
Ana Paula Ordorica
Intrigas palaciegas las hay por doquier. ¿Benedicto XVI
decidió, con su partida, ponerles un punto final?
18/02/2013 00:30
¡Qué noticia la renuncia de Benedicto XVI! En los siglos venideros el mundo volteará al año 2013 para decir que fue en este año cuando el papa Benedicto XVI renunció a un cargo que es visto como otorgado por la divinidad del Espíritu Santo.
Pero como ha escrito Joaquín López-Dóriga, en días de cónclave tal parece que el Espíritu Santo toma vacaciones.
Benedicto XVI vivió su papado a la sombra de su carismático antecesor, Juan Pablo II. No importaba que Ratzinger aprendiera idiomas o besara el suelo de cada lugar que visitara, su papado palidecería ante el hombre atlético, políglota, con don de gentes que fue Juan Pablo II.
Lo que pudo haber pasado como un papado sin ton ni son hoy se ha convertido en un papado que será recordado por siglos. Ratzinger ha dejado marca por su renuncia al papado. Por ser el auténtico hombre desprendido de todo, incluso del aura y del poder y lujos que un papado conlleva. ¡Un conservador revolucionario! ¿Quién lo diría?
Para algunos católicos la renuncia del Papa es una traición de Ratzinger. Si Jesús sufrió la crucifixión hasta el final, por qué Benedicto XVI no hace lo mismo. Jesús no se bajó de la cruz a la mitad; Juan Pablo II fue Papa a pesar de su edad avanzada y su cuerpo carcomido por la edad, por las exigencias del papado y por el atentado que sufriera años antes.
Más allá de las opiniones religiosas, es claro que la Iglesia está en medio de un sisma en donde Ratzinger puede ser visto como un Papa débil, harto de las intrigas de la institución a la que ha preferido decir hasta la vista.
En su primer discurso como Papa en 2005, Benedicto XVI pidió a los fieles que rezaran por él para darle la fuerza requerida para que su nuevo pastor no huyera por miedo a los lobos.
¿Es esto lo que está haciendo Ratzinger? ¿Está cediendo, otorgando la victoria a los lobos del Vaticano? ¿Un golpe de Estado? Quizás. Sobre todo si tomamos en cuenta las palabras que ha dicho el Papa después del anuncio de su renuncia hace tan solo una semana.
Durante la misa que ofició por el miércoles de ceniza, el Papa habló de intrigas y divisiones en la Iglesia. Ahí Benedicto XVI afirmó que la “división en el clero” y la falta de unidad desfiguran a la Iglesia.
Pidió por ello por la Iglesia “en este particular momento”. En esa homilía el Papa destacó la importancia del testimonio de fe y vida cristiana de cada uno de los seguidores de Cristo para mostrar la cara de la Iglesia y señaló que “muchas veces ese rostro aparece desfigurado”.
“Pienso en particular en las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las divisiones en el cuerpo eclesial”. Y dijo también que “hay que vivir la Cuaresma de una manera intensa y en comunión eclesial, superando individualismo y rivalidades”.
Incluso llegó a utilizar la palabra hipocresía para describir lo que rodea en estos momentos al Vaticano.
Intrigas palaciegas las hay por doquier. ¿Benedicto XVI decidió con su partida ponerles un punto final? Lo sabremos tras lo que resuelva el cónclave, con el Espíritu Santo de vacaciones, en donde sabremos si ha ganado la partida el Secretario del Vaticano, Tarcisio Bertone, o su antecesor, Angelo Sodano. O ninguno.
@AnaPOrdorica
Pero como ha escrito Joaquín López-Dóriga, en días de cónclave tal parece que el Espíritu Santo toma vacaciones.
Benedicto XVI vivió su papado a la sombra de su carismático antecesor, Juan Pablo II. No importaba que Ratzinger aprendiera idiomas o besara el suelo de cada lugar que visitara, su papado palidecería ante el hombre atlético, políglota, con don de gentes que fue Juan Pablo II.
Lo que pudo haber pasado como un papado sin ton ni son hoy se ha convertido en un papado que será recordado por siglos. Ratzinger ha dejado marca por su renuncia al papado. Por ser el auténtico hombre desprendido de todo, incluso del aura y del poder y lujos que un papado conlleva. ¡Un conservador revolucionario! ¿Quién lo diría?
Para algunos católicos la renuncia del Papa es una traición de Ratzinger. Si Jesús sufrió la crucifixión hasta el final, por qué Benedicto XVI no hace lo mismo. Jesús no se bajó de la cruz a la mitad; Juan Pablo II fue Papa a pesar de su edad avanzada y su cuerpo carcomido por la edad, por las exigencias del papado y por el atentado que sufriera años antes.
Más allá de las opiniones religiosas, es claro que la Iglesia está en medio de un sisma en donde Ratzinger puede ser visto como un Papa débil, harto de las intrigas de la institución a la que ha preferido decir hasta la vista.
En su primer discurso como Papa en 2005, Benedicto XVI pidió a los fieles que rezaran por él para darle la fuerza requerida para que su nuevo pastor no huyera por miedo a los lobos.
¿Es esto lo que está haciendo Ratzinger? ¿Está cediendo, otorgando la victoria a los lobos del Vaticano? ¿Un golpe de Estado? Quizás. Sobre todo si tomamos en cuenta las palabras que ha dicho el Papa después del anuncio de su renuncia hace tan solo una semana.
Durante la misa que ofició por el miércoles de ceniza, el Papa habló de intrigas y divisiones en la Iglesia. Ahí Benedicto XVI afirmó que la “división en el clero” y la falta de unidad desfiguran a la Iglesia.
Pidió por ello por la Iglesia “en este particular momento”. En esa homilía el Papa destacó la importancia del testimonio de fe y vida cristiana de cada uno de los seguidores de Cristo para mostrar la cara de la Iglesia y señaló que “muchas veces ese rostro aparece desfigurado”.
“Pienso en particular en las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las divisiones en el cuerpo eclesial”. Y dijo también que “hay que vivir la Cuaresma de una manera intensa y en comunión eclesial, superando individualismo y rivalidades”.
Incluso llegó a utilizar la palabra hipocresía para describir lo que rodea en estos momentos al Vaticano.
Intrigas palaciegas las hay por doquier. ¿Benedicto XVI decidió con su partida ponerles un punto final? Lo sabremos tras lo que resuelva el cónclave, con el Espíritu Santo de vacaciones, en donde sabremos si ha ganado la partida el Secretario del Vaticano, Tarcisio Bertone, o su antecesor, Angelo Sodano. O ninguno.
@AnaPOrdorica
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