Reforma energética, rescate energético
Lamentamos
profundamente la muerte de los trabajadores de Petróleos Mexicanos
(Pemex); les damos nuestras sentidas condolencias a sus familias y
esperamos la pronta recuperación de los heridos; exigimos, asimismo, el
esclarecimiento de los hechos y el castigo a los verdaderos
responsables.
La
explosión en el complejo administrativo de Pemex el 31 de enero pasado,
y la lamentable muerte de decenas de trabajadores, se dio en momentos
cruciales para el futuro de México. El siniestro en Pemex simboliza el
momento que atraviesa la industria petrolera en particular y la
energética en general. La tragedia y el drama coinciden con un momento
en que se intenta por todos los medios desprestigiar a nuestra empresa
petrolera paraestatal, así como la capacidad de los trabajadores y
técnicos mexicanos para sacarla adelante.
Las riquezas de nuestra tierra son
para los mexicanos, y los sectores estratégicos de nuestra economía son
propiedad exclusiva de la nación. Largos siglos de lucha en contra del
colonialismo y la dependencia externa condujeron a la expropiación
petrolera. La Revolución Mexicana produjo la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos de 1917, en la que se reivindican para la
nación las riquezas del subsuelo, y para la nación y su gobierno el
control de los recursos naturales del país.
Los sectores estratégicos deben ser
controlados y monopolizados por el Estado, en aras de la seguridad
nacional y del desarrollo. Así lo marca la Constitución. Los Artículos
27 y 28 son claros y contundentes. Incluso se prohíbe cualquier
concesión o contrato a empresas privadas.
A raíz del desarrollo del
neoliberalismo y del dominio del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Mundial sobre el gobierno y la economía mexicanas, de la
privatización de la aplastante mayoría de las empresas públicas, de la
firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la Alianza
para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, y de los planes de
integración o anexión de México en seguridad y energéticos, comenzó el
proceso de privatización del sector energético. La Constitución se ha
violado impunemente desde hace 20 años, cuando Carlos Salinas de Gortari
introdujo los contratos de servicios múltiples y permisos de generación
eléctrica a las empresas privadas, que han conducido a una situación en
la que la mitad de la energía eléctrica ya está privatizada.
Los gobiernos neoliberales han
pisoteado sistemáticamente la Constitución, de manera descarada o
veladamente, al impulsar nuevas leyes anticonstitucionales. Las llamadas
reformas estructurales, en gran medida, vienen a “legalizar” lo que en
la práctica son hechos consumados. La reforma laboral ha “legalizado”
prácticas antilaborales generalizadas desde hace 30 años.
Las iniciativas de reforma petrolera
que Felipe Calderón quería aprobar en 2008, y que frustró el Movimiento
Nacional en Defensa del Petróleo, se han venido aplicando en la práctica
desde hace 5 años, con lo cual se han violado los Artículos 25, 27 y 28
de nuestra Constitución.
El cinismo de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional (PRIAN)
ha sido patético. Calderón inventó la figura de contratos incentivados
para darle entrada a las corporaciones extranjeras a la exploración y
explotación petrolera. Pemex Exploración y Producción (PEP) ha dado 216
contratos a la compañía francesa Schlumberger Ltd, por 97 mil millones
de pesos; a la estadunidense Halliburton, 128 contratos por 8 mil
millones de pesos; a Weatherford, contratos por 9 mil millones de pesos;
a Global Drelling, por 3 mil millones de pesos; Houston Texas JRH
recibió contratos por 394 millones de pesos para el aseguramiento de la
integridad y confiabilidad del sistema de transporte de hidrocarburos
por ductos de PEP sistema 4. También han sido contratadas ExxonMobil y
BP Plc. Para cuidar la seguridad de la empresa contrataron a Bechtrl Y
DuPont. Vicente Fox, en el periodo 2000-2004, le dio a Halliburton 156
contratos por 1 mil 222 millones de dólares. Desde hace años, con los
contratos de obras y servicios y los contratos de servicios múltiples,
hicieron de Pemex un gran negocio para compañías privadas.
En 2012 se firmaron contratos
integrales de servicios para la exploración y producción en aguas
profundas, y también en Chicontepec. A las empresas extranjeras que
participaron en las licitaciones se les entregó, sin costo alguno, el
inventario de reservas y mapas que a Pemex le costó 50 mil millones de
pesos. Así comprometieron los bienes nacionales a la avaricia de las
corporaciones. Toda esta actuación ha sido totalmente
anticonstitucional.
Toda la gestión del PRIAN busca
favorecer y enriquecer a las corporaciones extranjeras: a Shell le
vendían el crudo más barato que el fijado por el Poder Legislativo para
que lo refinaran en Deer Park. En 2007, cuando el petróleo estaba a un
promedio de 61.6 dólares, se lo vendían a 20 dólares el barril y le
compraban la gasolina a 74 dólares.
El 20 de febrero de 2012, Felipe
Calderón firmó con Barack Obama y Hillary Clinton un convenio para
aprovechar conjuntamente los yacimientos transfronterizos en condiciones
que serán de gran ventaja para Estados Unidos.
A Pemex la descapitalizan y casi todas
las ganancias se las lleva, vía impuestos, el gobierno federal. Una vez
sin recursos, la endeudan. Pemex debe 150 mil millones de dólares. Tan
sólo de Pidiregas (proyectos de infraestructura diferidos en el registro
del gasto) se acumuló una deuda –de 1998 a 2008– por 70 mil millones de
dólares en créditos. Hoy Pemex es la empresa petrolera más endeudada
del mundo. Con su política fiscal –de 1995 a 2006 pagaron impuestos por 3
billones de pesos– obligan a la descapitalizada Pemex a contratar
créditos del extranjero, así la renta petrolera se la llevan los
acreedores.
El petróleo es el mejor negocio: se
extrae a un costo de 10 dólares y se vende en 100. Actualmente se
obtienen 2.6 millones de barriles diarios de petróleo. En época del
gobierno de Vicente Fox se llegaron a producir más de 3 millones de
barriles diarios, la extracción ha sido irracional. Han ido agotando las
reservas probadas. De 20.1 mil millones de barriles en 2002,
disminuyeron a 14.7 mil millones en 2007, por la explotación rapaz y
desmedida, y lo peor es que, tras ese saqueo y de que el 60 por ciento
del petróleo se exporta, Pemex no tiene recursos para invertir en la
industria.
Respecto de las reservas, se ha
insistido en que éstas se agotarán en pocos años. En realidad lo que
quieren es asustar a la población y fingir la necesidad de abrir Pemex
al capital privado.
También concesionan el gas. A Repsol
le entregan la Cuenca de Burgos mientras se quema el gas en Cantarell,
en Tula, en Salamanca y en todos lados, pero se importa –a través de la
trasnacional española Repsol– gas de Perú.
En Repsol, Pemex invirtió 21 mil
millones de dólares; mientras la Comisión Federal de Electricidad firmó
contratos por 37 mil millones de dólares, de los que 15 mil millones
fueron también para Repsol. ¿Pero no hay dinero para invertir en Pemex y
se necesita inversión extranjera? Se ha invertido hasta en hoteles
flotantes con la empresa Astilleros de Galicia, a donde se destinaron 38
millones de dólares.
La Cámara de Diputados presupuesta el
petróleo en 62 dólares y éste sube a 102 dólares, ¿y el restante?, lo
gasta el gobierno federal en lo que guste, porque no está presupuestado.
Los gobiernos de Fox y Calderón recibieron miles de millones de dólares
de ese excedente petrolero y no le rindieron cuentas a nadie.
Pemex ganó 142 mil millones de dólares
en 4 años, ¿y no hay para construir una refinería? Gasta anualmente 25
mil millones en importar gasolina y 4 mil millones en productos
petroquímicos ¿No conviene construir refinerías? Al Fondo Monetario
Internacional y al Banco Interamericano de Desarrollo le regalan 18 mil
838 millones de dólares –250 mil millones de pesos a inicios de 2012–
para ayudar a rescatar a Europa, ¿y quién rescata a México?
Se importa el 45 por ciento de la
gasolina y no se invierte en construir una nueva refinería. El objetivo
del actual gobierno es permitir refinerías privadas de capital
extranjero; por eso el gobierno de Calderón no cumplió su promesa de
construir la nueva refinería de Tula, Hidalgo.
Se dice que es necesaria la inversión
privada pues Pemex no tiene recursos. ¿Por qué no los tiene? De 2000 a
2012 pagó 687 mil millones de dólares de contribuciones, que significa
hasta el 40 por ciento del presupuesto federal. Por eso Pemex no tiene
recursos. Es necesario otro régimen fiscal que le permita a la empresa
tener lo suficiente para invertir.
Enrique Peña Nieto habló en Alemania y
en Brasil de abrir la exploración, producción y refinación al capital
extranjero, y ha anunciado en todos los tonos que quiere abrir la
competencia en refinación, transporte, petroquímica, y eliminar
subsidios. Así lo hizo firmar en el Pacto por México.
Dicen que Pemex necesita recursos
externos para la exploración, explotación y producción. Esto es falso.
De 1972 a 1975, Pemex descubrió con sus propios medios los grandes
yacimientos de Chiapas, Tabasco y la Sonda de Campeche y Cantarell, pues
ha tenido los técnicos capaces de levantar la industria y cuenta con
tecnología y metodología propias.
Pemex puede y debe ser una empresa
estatal autosuficiente, que sea un motor para el desarrollo económico de
México. Hemos de oponernos a los nuevos planes privatizadores para
rescatar nuestra soberanía energética. La movilización popular debe
frenar las políticas entreguistas del PRIAN y llevar al triunfo nuestra soberanía energética.
Vivimos un momento crucial. El
gobierno de Peña insiste en que no va a privatizar Pemex y, en efecto,
las instalaciones no las va a vender, pero sí le va a dar acceso a las
corporaciones privadas a la renta petrolera. Andrés Manuel López Obrador
ha declarado que pretenden llevarse hasta el 60 por ciento de esta
renta, lo que dejaría al gobierno sin recursos suficientes para que el
presupuesto cubra las necesidades económicas y sociales de México para
el desarrollo, salud, educación. Entonces pretenden aumentar el IVA y meterlo
en alimentos y medicinas, libros y transporte. Por eso insisten no sólo
en la reforma energética, sino también en la reforma fiscal. Esta
política es abiertamente antinacional y antipopular.
Hoy urge la organización y movilización para evitar que el Congreso de la Unión, dominado por el PRIAN
y aliados, haga valer lo que ya prometieron en el Pacto por México. Es
necesaria la más amplia unidad del pueblo de México, por encima de
divisiones ideológicas, partidarias, religiosas, de edad, género,
origen, preferencias y estilos de vida, para defender la soberanía y
hacer prevalecer los intereses populares. Ya el Movimiento Regeneración
Nacional y otras organizaciones han iniciado una gran movilización por
el rescate de nuestra soberanía energética. A la reforma energética
privatizadora tenemos que enfrentarla con el rescate energético, para
que los mexicanos recuperemos lo que es de todos. Somos continuadores de
una lucha que comenzó en 1901 y tuvo su momento más importante en 1938.
Con nosotros tenemos el ejemplo y el impulso de Lázaro Cárdenas del
Río, quien nos demostró que México tiene la capacidad de hacer
prevalecer sus intereses y lograr vencer.
*Politólogo y urbanista. Dirigente de Mexteki y vocero del Congreso de la Soberanía
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