El legado social de Hugo Chávez
Jueves, 7 de marzo de 2013
Durante la primera década de
gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, Jessica Palma fue una de muchas
personas que se benefició directamente de algún programa social
promovido por el fallecido presidente.
La conocí hace tres años en su casa de ladrillo
rojos, techo de zinc y estructura improvisada. Estaba ubicada en las
profundidades del Barrio 13 de Abril de Caracas, un lugar donde la
pobreza no se esconde, con laberínticas escalinatas y una enredadera de
vericuetos, que incluyen "alcabalas" de personas que controlaban los
accesos al lugar y donde el pantano de las aguas negras dificultaba el
ascenso.Su hijo, de 8 años, había nacido con una severa discapacidad motora. Gracias a un programa social, lo habían podido operar tres veces de la columna para que pudiese caminar. Jessica no tuvo que pagar nada por el tratamiento.
"Le agradezco muchísimo, porque ese dinero no lo hubiese podido conseguir", me dijo con lágrimas en los ojos.
Durante el gobierno de Chávez, Jessica vio como la inflación se comió su sueldo constantemente, sufrió los problemas de escasez y la incertidumbre de no saber si conseguiría algún bien de primera necesidad, además de padecer la inseguridad de una de las ciudades más peligrosas del mundo. Pero se mantuvo fiel a Chávez.
"Le agradezco muchísimo, porque ese dinero no lo hubiese podido conseguir"
Jessica Palma, beneficiaria de los planes sociales
José Luis, un taxista proveniente del estado Táchira, en el occidente del país, logró darle uno de estos "papelitos" a un guardaespaldas de Chávez. Según me contó en 2010, el mensaje pedía ayuda para operar a su madre de la vista. Había quedado ciega.
Mucha esperanza de que alguien lo leyese no tuvo. Pero semanas después lo contactó alguien de la Casa Militar, la fuerza castrense que cuida a los presidentes venezolanos. Fue el inicio de un proceso que llevó a su madre a Cuba, donde fue sometida a una cirugía que le devolvió la vista. También fue el inicio el agradecimiento de José Luis, quien consideró que su voto era la mejor manera de dar las gracias.
Poco les importó a personas como Jessica o José Luis que se tildase a Chávez de "populista". Una palabra hueca para alguien que vio a la necesidad extrema en el rostro y recibió una mano.
Atención primaria
"Mira, tú critica todo lo que quieras al comandante, pero yo te digo una cosa: nunca antes un político venezolano había hablado de nosotros. Nunca antes habíamos sido los protagonistas de un discurso político", le dijo un votante venezolano a BBC Mundo en 2005.No sólo fue la ayuda, sino también haber tomado en cuenta a una porción de la población que durante décadas se vio desatendida.
Y es éste quizás el legado social más importante que deja Chávez. No importa quién ocupe ahora la presidencia, chavista o no. La presencia y la relevancia que se le dio a millones de personas -que aunque tras 14 años vivan con más necesidades que alegrías- seguirá siendo exigida como lo fue durante el gobierno del fallecido presidente.
Todo empezó hace una década con el programa Barrio Adentro, que significó la instalación de centros médicos ambulatorios en las barriadas más pobres (atendidos generalmente por médicos cubanos).
Fuera de los barrios marginales, el programa era criticado por supuestamente quitarles el trabajo a los médicos venezolanos y por ser "populista".
Pero adentro significó un cambio radical, favorable, para quienes habitan en estos lugares de difícil acceso.
"No sólo fue la ayuda, sino también haber tomado en cuenta a una porción de la población que durante décadas se vio desatendida"
El programa tuvo aceptación inicial, al ser planteado como una salida temporal al eterno problema de la salud en Venezuela. Sin embargo, y es aquí donde el gobierno de Chávez fue criticado hasta dentro de sus propias filas, la solución temporal pasó a ser permanente: Barrio Adentro continuó y el hospital público se mantuvo sin recursos.
Algo similar ocurrió con el resto de los programas sociales.
Por ejemplo Mercal, la iniciativa que distribuía alimentos baratos a las barriadas más pobres. Una solución temporal para atender el abastecimiento del país, pero que luego terminó siendo noticia por la ineficiencia de funcionarios que dejaron pudrir cargamentos enteros de alimentos o que se vio afectada por la escasez.
Una mujer de mediana edad, extremadamente chavista, me dijo en 2011 en Caracas: "El problema es que cuando llega el pollo barato, se lo vende el gerente de Mercal a sus amigos, y los que hacemos fila afuera esperando comprar nos quedamos sin nada".
Tales problemas originaron incluso regaños de Chávez a sus ministros. Quizás tales dificultades nunca escalaron al escritorio del fallecido líder venezolano y se mantuvieron sumergidos en la burocracia ministerial. O quizás sí y no se atendieron.
Pobreza
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Venezuela, la pobreza extrema pasó de 11,36% en 2001, a 6,97% en 2011.
El INE es frecuentemente cuestionado por los críticos del gobierno de Chávez por haber modificado las metodología de las estadísticas de cálculo de varios indicadores sociales hace unos siete años.
Pero organismos multilaterales como el Banco Mundial las da como válidas, y en sus informes señala que la pobreza en Venezuela se redujo a la mitad (de 62,1% a 31,9%) entre 2003 y 2011.
Además, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma que durante el gobierno de Chávez el Índice de Desarrollo Humano se mantuvo en constante crecimiento.
Sin embargo, se puede ver una diferencia entre el análisis cuantitativo y el cualitativo en Venezuela.
Hay quienes se preguntan: si ocurrió semejante caída en la pobreza extrema, por qué hay barrios carenciados con millones de personas, como Petare, en el este de la capital, Caracas. Por qué es aún factible ver a niños indigentes, muchos con severos problemas de drogadicción, en las calles del país.
"La principal crítica de los investigadores sociales es que las ayudas estatales han sustituido para muchos la creación del empleo, lo que mantiene un duro debate dentro de la sociedad venezolana sobre la efectividad de los programas sociales"
Y sobre todo, la principal crítica de los investigadores sociales, que las ayudas estatales han sustituido para muchos la creación del empleo, lo que mantiene un duro debate dentro de la sociedad venezolana sobre la efectividad de los programas sociales.
Sin ellos, probablemente una persona como Jessica Palma no hubiese podido operar a su hijo. Pero con ellos -y esto preocupa a un sector de los venezolanos-, el legado social de Chávez podría haber generado un conformismo en el que muchos optan por la ayuda pública en lugar del trabajo.
El problema es dónde se distingue entre el verdaderamente necesitado y el que abusa del sistema. Un problema que pocos países han sabido atender.
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