Enrique Peña Nieto no es el jefe máximo del PRI, aclara César Camacho Quiroz
Su opinión en los órganos políticos del partido es muy importante, pero no la única, agrega
Roberto Garduño y Enrique Méndez
Periódico La Jornada
Jueves 7 de marzo de 2013, p. 19
Jueves 7 de marzo de 2013, p. 19
El presidente Enrique Peña Nieto no es el jefe máximo del PRI, acotó el dirigente nacional de ese partido, César Camacho Quiroz.
En entrevista con La Jornada, delimitó que la incorporación del jefe del Ejecutivo en el Consejo Político Nacional y la Comisión Política Permanente del tricolor es sólo como integrante, que son órganos colegiados donde la opinión del mandatario, si bien es muy importante, no es la única.
En respuesta a las críticas por la entrada de Peña a ambos órganos de conducción partidaria, como resultado de la reforma estatutaria del PRI el fin de semana pasado, Camacho Quiroz dijo que se trata del libre ejercicio,
sin dobleces, de la militancia priísta del mandatario.
Ante
la confusión que se repite, Camacho Quiroz explicó que ambos órganos son presididos por él y no por Peña, como queda claro en la redacción de los estatutos aprobados por la 21 asamblea nacional priísta.
De modo que no hay interferencia alguna entre el ejercicio de las tareas de gobierno (de Peña Nieto) como jefe del Ejecutivo y el ejercicio de sus derechos políticos, que no están menoscabados por el hecho de tener una responsabilidad pública. Ni en el caso de él ni en el de ningún político con responsabilidades públicas, de origen partidario.
Su participación en el consejo y en la comisión, expuso, no hace más que reivindicar una militancia y cuando sea convocado a cualquiera de las dos instancias lo hará
sin dobleces, sin andarlo haciendo en el secreto de una oficina o en un sitio distante. Esa es una expresión de democracia.
–Esto ocurre en la formalidad estatutaria, pero si no es el jefe del partido, ¿qué es?
–Antes de 2000 se habló que muchas de las decisiones se tomaban en Los Pinos. Y podía esto parecer una simulación: no tener participación formal en los órganos de deliberación, pero algunos lo suponen.
“Pero una democracia como la nuestra, mucho más robusta, debe evitar las simulaciones. Que Enrique Peña Nieto –quien, por supuesto, no es un militante más, es el Presidente– pueda participar sin ambages, sin dobleces en un órgano que es colegiado donde su opinión, siendo muy importante, no es la única.
Y además asumiendo la responsabilidad de lo que diga y haga, no sólo de cara a la militancia sino de los ciudadanos.
–¿No se puede hablar del Presidente de jefe máximo de partido?
–En absoluto. El presidente del partido y del Consejo Político y de la Comisión Política Permanente es el que encabeza estos órganos de deliberación. Y si algo nos dejó, entre muchos saldos, esta docena de no haber tenido la Presidencia es procesar las decisiones de manera horizontal.
Por eso se crea la nueva comisión política, que si bien mantiene su nombre, sus atribuciones son totalmente nuevas, porque se trata de un órgano donde el priísmo discute respecto de los temas más delicados y desafiantes del país.
–Con Zedillo, se habló de la sana distancia. Usted se refirió en las mesas de la asamblea a una sana cercanía. ¿Así será?
–Es una relación franca y abierta, cercana, pero donde están claras las fronteras entre el partido y el gobierno, donde no hay confusión de una institución que hace política y una estructura constitucional a cargo del jefe del Ejecutivo.
“Hemos insistido en que no haya confusión, sino claridad y linderos definidos entre partido y gobierno. Cercanos, bien comunicados, pero asumiendo cada uno el papel que la ciudadanía le da.
En el caso del PRI, los militantes, y en el del Ejecutivo, una responsabilidad pública cuya legitimidad tiene como origen el voto.
–En 2000, la asamblea 18 definió que perdida la elección, el presidente dejaba de ser el eje articulador. ¿Ahora cuál es ese eje?
–Tenemos un nuevo eje articulador, que es justamente la comisión política y el órgano superior de ésta, el consejo político. Ese es el eje articulador: un órgano colegiado, no una persona.
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