El mayor mérito del Pacto por México
El mayor mérito, hasta ahora, del Pacto por México: haber convertido al poder legislativo en su incondicional porrista
Estar
en contra de todo ‘na más’ porque sí en éste y cualquier otro país es
igual de infructífero que aplaudir todo, en modo automático, porque sí.
Las cosas así en México: una oposición
radicalizada a la cual ningún chile le acomoda, y la gran mayoría del
poder legislativo reducida a meros porristas de reformas.
Debemos recordarles a los diputados,
sobre todos a los de oposición, que una de las premisas elementales de
la república federal representativa como la mexicana es, la división de
poderes. El Ejecutivo, Judicial y, Legislativo.
La función del estado es bien entendida
como el buscar el bienestar de la sociedad, para ello los tres poderes
deben trabajar en conjunto, sin duda, pero no violando lo que, se
supone, es la esencia de la división de poderes que es la autonomía de
éstos, lo cual impide cualquier tipo de sumisión concomitante.
Y es que caray, da vergüenza ver las sesiones del poder legislativo hoy en día, donde ya cada quien roboticamente, sabe cuando levantar la mano y cuando no, sin debate alguno, sin discusión ni discrepancia, sin crítica ni nada.
Así pasan las reformas en nuestro país,
como consignas y ya sin actividad legislativa. Triste pero sólo en éste
y en países con dictaduras de partido único como en Cuba sucede.
Por lo cual, la pregunta que debemos
plantearnos no es si el Pacto por México trae beneficios, obviamente que
los trae, la pregunta importante es si el precio que pagará la
sociedad por los beneplácitos del pacto es redituable. Y ahí, sin duda
que no, no es justo recibir buenas reformas (a medias por cierto) a
cambio de que uno de los poderes del Estado se vea reducido a un mero
palero del ejecutivo.
En ningún país federativo con división
de poderes, tal, debe ser aplaudido, ya que atenta directamente contra
la soberanía del Estado.
Y pues sí, éste es el mayor mérito,
hasta ahora, del Pacto por México: haber convertido al poder legislativo
en su incondicional porrista.
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