Banco Mundial y EU esperaban crisis en México
Expresaban en privado su preocupación ante la complicada situación económica mexicana, mientras que el gobierno lo negaba
El Banco Mundial y Estados Unidos ya estaban preocupados
por la situación económica mexicana en agosto de 1975, mientras que
fuentes gubernamentales afirmaban que no veían problemas a corto,
mediano o largo plazo.
Esto revela uno de los documentos diplomáticos estadunidenses emitidos entre 1973 y 1976 y publicados por WikiLeaks.
La organización publicó ayer dos millones de cables diplomáticos de Estados Unidos emitidos durante el mandato de Henry Kissinger, quien era en esa época secretario de Estado con Richard Nixon y Gerald Ford.
En un cable de la embajada de EU en México enviado el 15 de agosto de 1975 al Departamento de Estado de la Unión Americana, se menciona que el entonces secretario de Hacienda, José López Portillo, declaró que no iba a devaluar el peso ni aplicar controles de intercambio, a pesar de que el líder de los trabajadores mexicanos, Fidel Velásquez, recomendaba que se devaluara el peso si la inflación seguía aumentando.
“Hemos escuchado rumores de que el Banco Mundial expresó cada vez más su preocupación ante la situación económica mexicana. Una misión del banco vino recientemente (a México), pero no conocemos el resultado”, explicó el cable.
En el resumen que hizo de la declaración de López Portillo, la embajada señala que el secretario de Hacienda (de 1973 a 1975) consideraba que los problemas de México eran a corto plazo y que iban a resolverse a mediano plazo por los recursos enérgicos mexicanos y el crecimiento de la producción agrícola.
En otro cable publicado el 2 de octubre del mismo año, el nuevo secretario de Hacienda, Mario Ramón Beteta, quien fue nombrado después de que López Portillo dejó su puesto para ser candidato a la Presidencia, platicó acerca de los problemas de inflación que enfrentaba el país, la necesidad de restringir el crecimiento para reducir las presiones inflacionarias y para aumentar los ahorros en lugar de financiar el crecimiento de manera no inflacionaria.
Los estadunidenses recuerdan que Beteta evadió las preguntas acerca del tamaño de la deuda externa mexicana.
Estados Unidos hizo un perfil económico para invertir en México, cuyo cable fue enviado el 6 de agosto de 1975. En ese documento, la embajada relata que la dependencia de México ante la inversión extranjera directa disminuyó relativamente para enfocarse en otro tipo de capital extranjero.
Pero criticó el hecho que las inversiones extranjeras no estaban permitidas en muchas industrias, como en el sector petrolero, en la energía eléctrica, en telecomunicaciones y en transporte.
En 1976 estalló la crisis. En un artículo publicado por la revista Este País en enero de 2009, Miguel Mancera Aguayo, quien fue titular de Hacienda entre 1977 y 1982, explica que la deuda pública externa de México era de cuatro mil 263 millones de dólares a finales de 1970, esto era 12% del PIB.
Para el cierre de 1976 alcanzó 19 mil 600 millones de dólares y representaba 35% del Producto Interno Bruto. Sin embargo, recuerda que el abundante crédito externo no fue suficiente para financiar el desbordado gasto público.
Se echó mano del crédito de los bancos mexicanos y la inflación fue aumentando. En algún momento, recuerdan los libros de historia, la gente comenzó a sacar dinero de los bancos temiendo lo peor. Las reservas internacionales se erosionaron y el dólar comenzó a subir aceleradamente de precio. La situación económica al final del gobierno de Luis Echeverría (presidente de México de 1970 a 76) fue caótica.
Esto revela uno de los documentos diplomáticos estadunidenses emitidos entre 1973 y 1976 y publicados por WikiLeaks.
La organización publicó ayer dos millones de cables diplomáticos de Estados Unidos emitidos durante el mandato de Henry Kissinger, quien era en esa época secretario de Estado con Richard Nixon y Gerald Ford.
En un cable de la embajada de EU en México enviado el 15 de agosto de 1975 al Departamento de Estado de la Unión Americana, se menciona que el entonces secretario de Hacienda, José López Portillo, declaró que no iba a devaluar el peso ni aplicar controles de intercambio, a pesar de que el líder de los trabajadores mexicanos, Fidel Velásquez, recomendaba que se devaluara el peso si la inflación seguía aumentando.
“Hemos escuchado rumores de que el Banco Mundial expresó cada vez más su preocupación ante la situación económica mexicana. Una misión del banco vino recientemente (a México), pero no conocemos el resultado”, explicó el cable.
En el resumen que hizo de la declaración de López Portillo, la embajada señala que el secretario de Hacienda (de 1973 a 1975) consideraba que los problemas de México eran a corto plazo y que iban a resolverse a mediano plazo por los recursos enérgicos mexicanos y el crecimiento de la producción agrícola.
En otro cable publicado el 2 de octubre del mismo año, el nuevo secretario de Hacienda, Mario Ramón Beteta, quien fue nombrado después de que López Portillo dejó su puesto para ser candidato a la Presidencia, platicó acerca de los problemas de inflación que enfrentaba el país, la necesidad de restringir el crecimiento para reducir las presiones inflacionarias y para aumentar los ahorros en lugar de financiar el crecimiento de manera no inflacionaria.
Los estadunidenses recuerdan que Beteta evadió las preguntas acerca del tamaño de la deuda externa mexicana.
Estados Unidos hizo un perfil económico para invertir en México, cuyo cable fue enviado el 6 de agosto de 1975. En ese documento, la embajada relata que la dependencia de México ante la inversión extranjera directa disminuyó relativamente para enfocarse en otro tipo de capital extranjero.
Pero criticó el hecho que las inversiones extranjeras no estaban permitidas en muchas industrias, como en el sector petrolero, en la energía eléctrica, en telecomunicaciones y en transporte.
En 1976 estalló la crisis. En un artículo publicado por la revista Este País en enero de 2009, Miguel Mancera Aguayo, quien fue titular de Hacienda entre 1977 y 1982, explica que la deuda pública externa de México era de cuatro mil 263 millones de dólares a finales de 1970, esto era 12% del PIB.
Para el cierre de 1976 alcanzó 19 mil 600 millones de dólares y representaba 35% del Producto Interno Bruto. Sin embargo, recuerda que el abundante crédito externo no fue suficiente para financiar el desbordado gasto público.
Se echó mano del crédito de los bancos mexicanos y la inflación fue aumentando. En algún momento, recuerdan los libros de historia, la gente comenzó a sacar dinero de los bancos temiendo lo peor. Las reservas internacionales se erosionaron y el dólar comenzó a subir aceleradamente de precio. La situación económica al final del gobierno de Luis Echeverría (presidente de México de 1970 a 76) fue caótica.
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