martes, 9 de abril de 2013

Thatcher y Gordillo


mail:fausto.pretelin@24-horas.mx Fausto Pretelin

Thatcher y Gordillo

Cuando Margaret Thatcher se encontraba desmontando las travesuras (saqueos) de los sindicatos, en México, Elba Esther Gordillo comenzaba a soñar a lo grande. Mientras que Thatcher aplicaba las recetas macroeconómicas, cuyo único protagonista era la mano invisible, Carlos Salinas de Gortari intervenía al libre mercado, otorgando (a dedo), por ejemplo, Aeroméxico a Gerardo de Provoisin, quien en su vida había armado un avión de escala; la banca, en Reino Unido, se regía bajo los estatutos librecambistas de la City, mientras que en México, El Divino recibía oro molido en sus manos. Salinas entregó Imevisión (TV Azteca) a un exitoso mueblero, pero mediocre en el manejo de los medios de comunicación (Ricardo Salinas Pliego), tanto, que posee un canal pirata gracias a la bendición de Vicente Fox y Santigo Creel. En Reino Unido, el mercado vio crecer a Murdoch, magnate que destruyó al sector de los tabloides gracias a su apología por el morbo, el producto más rentable del mercado, pero a cambio tiene una boutique digital atractiva (SKY). De igual manera, la pedagogía de la BBC, bajo control público, sigue siendo el paradigma de las televisiones oficiales.
Así es de grande el lapso que cubre la brecha entre los neoliberalismos de Thatcher y de Salinas. Sólo el PRD pensó que Salinas de Gortari era un apologista del libre mercado; anatema seductor con el que Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador moldearon su retórica hípernacionalista bajo un entorno global en plena revolución ideológica. ¿Cuántos años perdidos y hundidos en dogmas fosilizados? (Hoy, Venezuela se encuentra en el 1988 mexicano.)

Tony Blair no desaprovechó la oportunidad como sí lo hicieron Cárdenas y López Obrador. Junto a Anthony Giddens, le ganó la carrera a Philip Kotler, el rey académico del marketing. Blair trasladó las premisas de la seducción del mercado (marketing) al mundo de la política. Éxito total. ¿Cómo llenar el hueco obsequioso del comunismo anquilosado? Socialismo de mercado: la fórmula perfecta. Blair se apropió del éxito de los países nórdicos para enfriar el modelo de La dama de hierro.

En México, fue Ernesto Zedillo, y no Salinas de Gortari, quien de manera silenciosa aplicó medidas más liberales que su antecesor. Pocos lo valoraron. Será por su rasgo más atractivo, la antitelegenia. Inexplicable distanciamiento de Pedro Aspe con Zedillo. Ambos, hubieran formado un equipo compacto después de 1994.

Mientras tanto, Reagan, Thatcher y Gorbachov ya habían dado un vuelco a la dialéctica del amo y del esclavo.

Thatcher encarnaba los condimentos intangibles del genuino miembro del Partido Conservador británico: un patriota que creía en la familia, en Cristo y en el progreso con el sudor de la propia frente. De aquí la atracción de Thatcher por la premisa básica del libre mercado: la mano invisible (Adam Smith) es la mejor generadora de externalidades positivas. Aunque el capitalista sea un maximizador de utilidades tendrá que generar externalidades positivas a su alrededor. (Premisa no exenta de fallas de mercado.)

En el cénit de los años 70, “Gran Bretaña era el hombre enfermo de Europa”. Era un país enfermo a causa de la inflación, el déficit presupuestario y el malestar industrial. ¿Nos recuerda al México de 1986? En Gran Bretaña, 50% del ingreso del contribuyente promedio se destinaba a gastos del Estado, es decir, el pago de compensaciones de 1/3 de la fuerza laboral del país, o sea, los empleados de las industrias nacionalizadas.

Se critica a Angela Merkel por su obsesión por el déficit público; el de Thatcher era la ineficiencia del Estado. De ahí que las nacionalizaciones se convirtieran en privatizaciones. El tipo máximo del ISR cayó de 83% a 60% y luego a 40%; se recortaron los gastos sociales, la sanidad, el transporte público, las subvenciones a la industria.

En 2013 cae Elba Esther Gordillo pero Carlos Romero Deschamps continúa como emperador de Pemex. Adiós a La dama de hierro.

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