Las inundaciones de Argentina desnudan la falta de diálogo de la presidenta
El Gobierno eludió la tragedia y cargó contra las autoridades locales hasta que el aumento de víctimas le obligó a viajar a La Plata
Francisco Peregil
Buenos Aires
4 ABR 2013 - 14:26 CET1918
La presidenta argentina, Cristina Fernández, reunida con autoridades nacionales y provinciales en La Plata . / Daniel Darras (EFE)
El martes 2 de abril al mediodía la presidenta conmemoró el 31º aniversario de la guerra de Las Malvinas con un discurso conciliador en el que comenzó afirmando que hoy en día la paz y la diplomacia son los únicos caminos. Mencionó tres veces la palabra diálogo y cinco veces la del amor. Y terminó explicando que el ideal deber ser el amor al próximo. Pero ese mismo martes al mediodía en la capital de Buenos Aires ya se sabía que a las cuatro de la madrugada había caído una precipitación insólita y que habían muerto al menos cinco personas en diversos barrios de la capital. La cifra aumentaría hasta ocho. Sin embargo, la presidenta no hizo ni una sola mención ni a las lluvias ni a las víctimas en su discurso. Los argentinos muertos bajo la tormenta vivían en el municipio que gestiona el conservador Mauricio Macri, la capital del país.
El equipo de la presidenta no desaprovechó la oportunidad de la tragedia para atacar a Macri. El ministro de Planificación, Julio de Vido, el que ejercía también como ministro de Transporte cuando murieron 51 personas el año pasado en el accidente ferroviario de Once, dijo: “El temporal fue anunciado 20 horas antes por el Servicio Meteorológico Nacional, a pesar de lo cual no existió ningún tipo de revisión de los sumideros ni se desplegó personal de forma preventiva. Lo que pasa es que Macri estaba de vacaciones”, señaló.
Fernández no hizo una sola mención a las
víctimas en su primer discurso. Los muertos en Buenos aires vivían en
el municipio del conservador Mauricio Macri
Conforme avanzaba el día y aumentaba la cifra de muertos, Fernández decidió visitar La Plata. Por primera vez en sus cinco años de Gobierno, Fernández comparecía de forma casi inmediata ante las víctimas de una tragedia. Se llevó críticas, gritos y desaires. Pero dio la cara y consiguió salvarla. Con las elecciones legislativas previstas para el próximo octubre, su escamoteo podría haberle costado muy caro. A la una de la tarde del jueves los muertos ascendían a 49 en la Plata y aún quedaban 20 desaparecidos. Junto a las ocho víctimas de la capital, había 57 muertes confirmadas. Pero el aparente diálogo entre administraciones sólo parecía una tregua
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