“En México existen los grupos armados paramilitares”
Ricardo Monreal, diputado de izquierdas a quien el gobierno mexicano salvó la vida al descubrir un plan para matarle, dice que tanto Felipe Calderón como Enrique Peña Nieto permiten escuadrones de la muerte que actúan “con la complicidad del poder”
Juan Diego Quesada // El País
A este hombre grueso y con gafas de diseño sentado al otro lado del
escritorio lo querían muerto. Unos sicarios se hospedaron, a principios
de abril, en un hotel cercano a su oficina con la intención de
ejecutarlo a él y a su hermano cuando tuvieran oportunidad. En un episodio de sorprendente eficacia por parte de las autoridades mexicanas, los servicios de inteligencia desmontaron el complot y detuvieron a los pistoleros. Está también detenido un empresario que comercializa con chile seco acusado de ser el autor intelectual.
El diputado de izquierda Ricardo Monreal, mano derecha de Andrés Manuel López Obrador en su último intento frustrado de acceder a la presidencia, estaba hace tres minutos en lo alto de la tribuna de la Cámara. Gesticulaba y hablaba con fuerza, como un predicador convencido de su producto. Más tarde un político rival lo elogiará como uno de los mejores oradores del hemiciclo. Llega agitado y algo sudoroso a su oficina.
Pregunta. ¿Por qué lo querían matar?
Respuesta. La versión que ha dado hasta ahora el Gobierno es que se trataba de una venganza. Por no haber atendido yo (dada su influencia como ex gobernador de Zacatecas, al norte de México) una gestión sobre la desaparición de una persona y por eso se había cocinado un odio, responsabilizándome de que no había ayudado lo suficiente. Me parece de poca monta, parece ser un argumento muy endeble porque yo me he dedicado a la política ya 30 años y es la primera vez que me sucede esto.
P. ¿Conoce personalmente al empresario del chile seco, Juan Carlos Guardado?
R. Sí, lo conozco. Somos de un poblado pequeño, de una población que se llama Fresnillo. Debe tener la cabecera municipal unos 70 u 80.000 habitantes. Es una provincia donde nos conocemos bien y tengo extrañeza. Yo conozco a su familia, son gente de trabajo, son gente seria. Ellos hablan de que el motivo de que me quieran matar es que secuestraron a su hermano en Durango y no ha aparecido hasta ahora. Me culpan de no haberles ayudado.
P. Ellos podrían pensar que usted estaba detrás de ese secuestro.
R. Ellos saben que no. Tengo cartas que me dirigieron. Normalmente en estos casos hay adversarios políticos que siembran odio.
P. ¿Cree que si hubiesen cumplido los sicarios su propósito le hubieran relacionado con el crimen organizado? Los muertos no tienen derecho a réplica.
R. Sin duda. El muerto es culpable en México. De los 100.000 muertos que ha dejado la guerra contra el narco, el 85% no tiene averiguación previa y los condenan como presuntos sicarios. Me temo que no es así. Hay mucha gente inocente que pasó por casualidad por ahí y murió asesinado. El hijo de Javier Sicilia hubiera estado en ese mismo récord si no hubiese actuado el poeta para que se aclarara.
P. ¿Su caso demuestra que la violencia está a las puertas de la Cámara de Diputados?
R. Está en la puerta del Gobierno y está en la puerta de los opositores, que somos más endebles. Yo creo que el grado de impunidad que existe en el país permite que cualquiera pague 500 dólares para que te asesinen. Eso es parte de la descomposición social que vive México. La mayoría de los delitos ni se investigan ni se aclaran. Eso hace atractivo ser delincuente. Este grado de descomposición te remite a lo que fue en los ochenta Colombia, donde asesinaban jueces, políticos, gobernantes…
P. ¿Puede ocurrir algo similar en México?
R. Sí.
P. ¿Qué grado de filtración hay del narcotráfico en la política?
R. Mucho. Más en las policías, pero me temo que la filtración del crimen organizado en la política es una realidad. Hay municipios y regiones completas en los que el crimen organizado es el que decide. Estados como Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa están totalmente copados. Convive la delincuencia organizada con los gobiernos. Han permitido el asentamiento de cárteles y después es difícil exterminarlos.
P. Usted fue un firme opositor de la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón, el anterior presidente.
R. Toda la vida, incluso tengo un libro sobre los escuadrones de la muertes. Sostengo que el exterminio de más de 100.000 personas se debe a una estrategia. Se permitió que esos escuadrones actuaran con la complicidad del poder. Todavía existen. No han dejado de actuar.
P. Tampoco le convence la estrategia de Enrique Peña Nieto.
R. No, porque lo sigue permitiendo. En México existen los grupos armados paramilitares, contratados por empresas privadas o contratados por los gobiernos, que se dedican al exterminio.
El diputado de izquierda Ricardo Monreal, mano derecha de Andrés Manuel López Obrador en su último intento frustrado de acceder a la presidencia, estaba hace tres minutos en lo alto de la tribuna de la Cámara. Gesticulaba y hablaba con fuerza, como un predicador convencido de su producto. Más tarde un político rival lo elogiará como uno de los mejores oradores del hemiciclo. Llega agitado y algo sudoroso a su oficina.
Pregunta. ¿Por qué lo querían matar?
Respuesta. La versión que ha dado hasta ahora el Gobierno es que se trataba de una venganza. Por no haber atendido yo (dada su influencia como ex gobernador de Zacatecas, al norte de México) una gestión sobre la desaparición de una persona y por eso se había cocinado un odio, responsabilizándome de que no había ayudado lo suficiente. Me parece de poca monta, parece ser un argumento muy endeble porque yo me he dedicado a la política ya 30 años y es la primera vez que me sucede esto.
P. ¿Conoce personalmente al empresario del chile seco, Juan Carlos Guardado?
R. Sí, lo conozco. Somos de un poblado pequeño, de una población que se llama Fresnillo. Debe tener la cabecera municipal unos 70 u 80.000 habitantes. Es una provincia donde nos conocemos bien y tengo extrañeza. Yo conozco a su familia, son gente de trabajo, son gente seria. Ellos hablan de que el motivo de que me quieran matar es que secuestraron a su hermano en Durango y no ha aparecido hasta ahora. Me culpan de no haberles ayudado.
P. Ellos podrían pensar que usted estaba detrás de ese secuestro.
R. Ellos saben que no. Tengo cartas que me dirigieron. Normalmente en estos casos hay adversarios políticos que siembran odio.
P. ¿Cree que si hubiesen cumplido los sicarios su propósito le hubieran relacionado con el crimen organizado? Los muertos no tienen derecho a réplica.
R. Sin duda. El muerto es culpable en México. De los 100.000 muertos que ha dejado la guerra contra el narco, el 85% no tiene averiguación previa y los condenan como presuntos sicarios. Me temo que no es así. Hay mucha gente inocente que pasó por casualidad por ahí y murió asesinado. El hijo de Javier Sicilia hubiera estado en ese mismo récord si no hubiese actuado el poeta para que se aclarara.
P. ¿Su caso demuestra que la violencia está a las puertas de la Cámara de Diputados?
R. Está en la puerta del Gobierno y está en la puerta de los opositores, que somos más endebles. Yo creo que el grado de impunidad que existe en el país permite que cualquiera pague 500 dólares para que te asesinen. Eso es parte de la descomposición social que vive México. La mayoría de los delitos ni se investigan ni se aclaran. Eso hace atractivo ser delincuente. Este grado de descomposición te remite a lo que fue en los ochenta Colombia, donde asesinaban jueces, políticos, gobernantes…
P. ¿Puede ocurrir algo similar en México?
R. Sí.
P. ¿Qué grado de filtración hay del narcotráfico en la política?
R. Mucho. Más en las policías, pero me temo que la filtración del crimen organizado en la política es una realidad. Hay municipios y regiones completas en los que el crimen organizado es el que decide. Estados como Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa están totalmente copados. Convive la delincuencia organizada con los gobiernos. Han permitido el asentamiento de cárteles y después es difícil exterminarlos.
P. Usted fue un firme opositor de la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón, el anterior presidente.
R. Toda la vida, incluso tengo un libro sobre los escuadrones de la muertes. Sostengo que el exterminio de más de 100.000 personas se debe a una estrategia. Se permitió que esos escuadrones actuaran con la complicidad del poder. Todavía existen. No han dejado de actuar.
P. Tampoco le convence la estrategia de Enrique Peña Nieto.
R. No, porque lo sigue permitiendo. En México existen los grupos armados paramilitares, contratados por empresas privadas o contratados por los gobiernos, que se dedican al exterminio.
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