Las bondades del neoliberalismo en México
¿Cuántas empresas mexicanas han sido superadas por la competencia exterior?, miles, y el efecto no ha sido sólo para las PyMES.
Desde
la era de los 80’s en nuestro país surgió una clase política
“tecnócrata” que hasta nuestros días, han hecho hasta lo imposible por
llevar a México a la modernidad y globalización. Sin embargo, muchas –en
su mayoría- de esas ideas no han sido fruto del idealismo mexicano,
sino más bien, han sido el resultado de una pequeña clase política que
ha sido educada en el extranjero y que han regresado al país como los
redentores de la “nueva era mexicana”.
La mayoría de ésta clase política
preparada en el extranjero, ha sido fanática seguidora de la religión
económica del fallecido Milton Friedman. Una tesis utópica económica en
la que nos dice con un fervor que el mercado tiene la bondad de
autoregularse por sí solo, y que además, para que ésta tesis sea
perfecta, debe existir un adelgazamiento del Estado al máximo. Es decir,
para Milton Friedman el neoliberalismo es el modelo económico que puede
crear riqueza por sí solo, y que el mercado sea el único “gobierno”
para establecer sus propias reglas que garanticen la prosperidad
económica. Todo un sistema económico perfecto.
Hace veintiún años en México se firmo un
acuerdo de integración comercial llamado Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), y en aquellos años, el más “liberal” de los
liberales mexicanos CSG, nos dijo que dicho acuerdo sería la puerta no
sólo a la modernidad, sino la oportunidad de acceder a la globalización y
poder competir en las grandes ligas, es decir, la oportunidad de que
los productos manufacturados en nuestro país puedan comercializarse en
el país de la unión americana y Canadá, para después saltar al resto del
mundo. La realidad ha sido muy distinta a la retórica del mayor
vendedor de ilusiones de paraísos económicos como lo fue y es CSG,
gracias a dicho acuerdo, se dijo también, que era necesario privatizar
prácticamente todo, en pocas palabras, era necesario seguir los
preceptos de Frieman donde había que crear un mercado libre con un
Estado ínfimo.
Los resultados los conocemos hoy día,
totalmente opuestos al discurso político, y para quienes se aferran a
defender lo indefendible, leyendo en el diario económico mexicano El
Financiero, la especialista en tecnología Nelly Acosta nos relata
románticamente en su artículo ¿A dónde quedaron las computadoras mexicanas?
cómo la industria mexicana de la computación terminó por desaparecer
gracias al acuerdo comercial –TLCAN- que traería la modernidad para
México.
Recuerdo una conferencia dictada en un
municipio textil del Estado de Guanajuato por el comentarista económico
de TV Azteca Erick Guerrero, donde relataba, palabras más palabras
menos, que agricultores y sector empresarial no ligado a la élite le
reclamaron al ex-mandatario firmante del TLCAN, de que dicho acuerdo era
desleal, ya que los productos extranjeros venían a competir al mercado
nacional con un apoyo –subsidio- de sus gobiernos, en cambio los
productos nacionales, recibían todo lo contrario del Estado mexicano.
Ya lo expone perfectamente la
especialista en tecnología Nelly Acosta con datos y hechos reales los
frutos y bondades de la tesis perfecta llamada neoliberalismo, la
industria mexicana ha ido desapareciendo gracias a la necedad política
de desincentivar al mercado nacional para beneficiar al mercado global
extranjero, parapetándose con la retorica de siempre, traernos la
modernidad.
¿Cuántas empresas mexicanas han sido
superadas por la competencia exterior?, miles, y el efecto no ha sido
sólo para las PyMES. ¿Ya olvidaron las últimas dos ventas de las
cervecerías más emblemáticas del país?, Grupo Modelo y Cervecería
Cuauhtémoc. Dichas ventas fueron con la justificante de ser más
competitivas globalmente.
Para los “tecnócratas” mexicanos, la
religión económica de Milton Friedman es la de modernidad, desarrollo y
prosperidad que ha traído a nuestro país. Mientras que no exista otra
postura económica a la retórica oficialista de los “chicago boys
mexicanos”, seguiremos padeciendo la desaparición de nuestra industria
propiedad mexicana Hecho en México.
El Apunte
El TLCAN sigue en espera de un osado
mandatario mexicano que incentive fuertemente la industria mexicana,
genere y apoye proyectos cien por ciento mexicanos. Cuando esto suceda,
llegará entonces esa modernidad que tanto nos siguen vendiendo.
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