Europa desengancha la troika

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El fin de semana pasado el presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso y el jefe del mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM), el economista alemán Klaus Regling se pronunciaron por el cese de la participación del FMI en el programa de salvación del euro.

A ellos se les sumó el ministro de Hacienda de Alemania Wolfgang Schäuble. La troika, que se hizo un atributo inseparable de la eurozona: la UE, el Banco Central Europeo y el FMI, que hasta ahora ha cargado con el principal fardo de la política anticrisis europea, puede perder una fuerza de tracción.

El diario austríaco Die Presse citó la declaración del jefe del ESM Klaus Regling sobre este tema, junto con la reciente crítica a dizque acciones erróneas de la UE apuntadas a salvar las finanzas griegas. El FMI presentó el fondo anticrisis ESM en una “forma ridícula”. Al propio tiempo, según Regling, el FMI se proclamó a sí mismo responsable por la garantía del crecimiento económico de estados de la zona euro. El principal financiero alemán Wolfgang Schäuble, que se sumó a la crítica al FMI, escribió en este mismo rotativo, que el fondo se creó no para “llevar siempre de la mano a Europa” y reconoció, a decir verdad, que no se puede minimizar el papel de la troika en la salvación de las finanzas de Grecia de la bancarrota. Ninguna de otras estructuras, según él, podría realizar una experticia calificada en este país.

Entretanto, en el informe publicado hace días, el FMI reconoce una serie de sus propias faltas en la gestión del proceso de salida de Grecia de la crisis. Pero, al propio tiempo, acusa de acciones no calificadas de los economistas de la UE. Sobre la incandescencia de la disputa es posible juzgar por la declaración publicada en la prensa del comisario de Economía y Finanzas de la UE Olli Rehn: “No considero honesto y justo el intento del FMI de lavarse las manos, echando agua sucia sobre los hombros europeos”.

Al reflexionar sobre las perspectivas de las relaciones con el FMI, Barroso hizo reserva de que mientras que la troika no consume los programas de apoyo a las finanzas de Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre, es prematuro hablar del repliegue de la colaboración. Así y todo, ¿qué está detrás del desplante de Bruselas ante el miembro, de hecho, fundamental de la troika? Como escribe Die Presse, el que la jefa del FMI sea una europea, la francesa Christine Lagarde, no debe inducir a nadie a equivocación. El FMI, en esencia, está controlado por EEUU. Serguéi Utkin, experto del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales, depara una serie de matices:

—Creo que esto en efecto refleja cierta irritación que dimana de las valoraciones demasiado duras de la situación en Europa, dice Utkin. –Pero, de todos modos, no vale la pena acusar al espejo. Si la situación permanece compleja, los recursos adicionales que puede otorgar el Fondo en un hecho positivo y no negativo.

El economista alemán en el banco suizo UBS Martin Lück se muestra más resuelto. Según él, es poco reconocer sus faltas cometidas durante la salvación de la economía griega:

—Si alguien ahora dice a posteriori: stop, hemos cometido un error, demos marcha atrás, esto no ayudará a los europeos. Mi valoración es la siguiente: Durante bastante tiempo “miramos a la boca” de los expertos del FMI y aprendimos bastante lecciones de los actos de la troika. Es hora de que vayamos adelante.

Resulta que lo principal que logró el FMI en Europa consiste en la postura negativa hacia él. La UE por vez primera habla a una. Por lo demás, la troika queda por el momento en el enganche común.

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Oleg Severguín