jueves, 6 de junio de 2013

Las brújulas para los futuros viajes interplanetarios

Las brújulas para los futuros viajes interplanetarios

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No cabe duda que, los futuros viajes interplanetarios son inconcebibles sin un sistema de navegación, algo así como el GPS o el GLONASS de hoy solo que para fines cósmicos.

Pues bien, radioastrónomos alemanes propusieron emplear, como faros naturales, púlsares, estrellas de neutrones que giran velozmente hasta cientos de vueltas por segundo.
Esta estrella de neutrones, pulsar, envía una poderosa radiación electromagnética en forma de un rayo tenue que con cada giro “roza” por un instante la Tierra. Y en esta los aparatos de medición registran los cortos impulsos, en diapasones de radio, de luz y en rayos equis. Cuando en 1967 un radiotelescopio recibió por primera vez las señales del pulsar, todos perdieron el habla. Los científicos pensaron que eran señales enviadas por una inteligencia extraterrestre. Y desde entonces, han sido descubiertas unas dos mil estrellas pulsar. Sus impulsos pueden ser tanto frecuentes como más lentos pero todo se repite con una elevada periodicidad. Y en esta propiedad se basa justamente la idea de los científicos del Instituto de Radioastronomía Max Planck, de Bonn. A saber, la de determinar la ubicación de un aparato, incluso más allá del Sistema Solar.
El principio es el siguiente. Para la navegación se necesitan no menos de tres pulsar en distintos puntos del cielo. Las señales de cada uno tienen su particularidad. En dependencia de, en qué punto del cosmos vuela la nave, las “señales” de cada una de las tres estrellas llegarán hasta ella con un cierto atraso con respecto a su llegada anteriormente establecida y que conoce el ordenador del aparato. Las demoras comparadas entre sí sirven para calcular las coordenadas del aparato en el espacio, y cónstese que los sistemas GPS y GLONASS trabajan por un sistema parecido. Los alemanes aseveran que la ubicación de la nave será posible conocer con una precisión de hasta cinco kilómetros. El jefe del Departamento de Física y de Evolución de las Estrellas del Instituto de Astronomía de la Academia Nacional de Ciencias, Dmitri Vebe,  considera bien probable esta cifra:
—Pienso que en esto no hay nada increíble. Cinco kilómetros es una distancia bastante respetable. Está claro que ella será alcanzable en todo el Sistema Solar. Las dimensiones de este son insignificantes en comparación con las distancias interestelares. La ubicación concreta en el Sistema Solar no significa mucho.
Hace unas cuanta décadas que viene empleándose un método distinto, el del radar, para calcular la trayectoria del movimiento de los planetas y enviar hasta ellos estaciones automáticas. Por este se traza un modelo matemático que augura como van a desplazarse los planetas en el espacio. Este puede ser combinado con la idea de los alemanes, supone Vladímir Surdin, docente de la sección de Astronomía de la Facultad de física de la Universidad Lomonosov:
—Es necesario instalar este modelo en la computadora del aparato espacial, de manera que siempre va a saber dónde está el planeta. Aunque, el aparato espacial mismo no siempre sabe dónde se encuentra. Para ello son necesarios justamente los pulsar. Ellos informan dónde está la nave espacial, mientras que en el programa de la computadora está la información de dónde se encuentra en este momento el planeta. Y sabe todo para dirigir el vuelo de la nave.
Por ejemplo, la nave necesita abastecerse de combustible del depósito de un cuerpo celeste ubicado en un anillo de asteroides. ¿Cómo encontrar el camino hasta él? En ese caso, el sistema de navegación es de necesidad vital.
Vadim Surdin indicaba que un sinnúmero de dificultades entorpece la creación de tal sistema. El que se decidiera tomar justamente el componente de rayos equis de la señal es correcto, debido a que su óptica es relativamente pequeña. Caso contrario habría que recurrir a antenas de radio de decenas de metros. Sin embargo, en el cosmos son pocos los quantum de rayos equis, no llegan siempre y para su recepción se necesitaría un voluminoso aparato sensible. En tanto, el peso es un problema para toda nave espacial. Pero, eso se soluciona, ya que las nuevas tecnologías crean dispositivos cada vez más compactos, como lo hemos venido constatando en las últimas décadas.
sb/mo/er

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