Nueva edición de la revolución en Egipto
Foto: La Voz de Rusia
Los militares han tomado cartas en el asunto.
La semana pasada, cuando en el primer aniversario de la investidura de
Mursi en el país se produjeron revuelas protagonizadas por los
descontentos con los resultados de su gobierno, el Consejo Supremo de
las Fuerzas Armadas de Egipto se puso del lado de la oposición. El
Ejército y la policía tomaron fácilmente la situación bajo su control y
derrocaron al presidente Morsi, lo que anunció Abdel Fattah al Sisi:
–Ciframos
nuestras esperanzas en la reconciliación nacional, la confianza y la
estabilidad. Pero el presidente prefirió desoír a su pueblo. Tras
celebrar consultas con todos los representantes de la sociedad egipcia,
los altos mandos de las Fuerzas Armadas resolvieron adoptar medidas con
vistas a cohesionar a la sociedad.
La jefatura
del Estado la asumirá provisionalmente el presidente del Tribunal
Constitucional, Adli Mansur. La Cámara alta del parlamento ha de ser
disuelta. En el país se convocarán los comicios presidenciales y
parlamentarios, mientras una comisión instituida ad hoc se encargará de
introducir enmiendas en la Constitución. Los militares han asumido una
tarea nada fácil, opina el director del Centro científico Oriente
Próximo-Cáucaso, Stanislav Tarásov:
–Antes
que nada, los militares han de formar un equipo de gestores, una
especie del gobierno tecnócrata. Luego, elaborar un proyecto de reformas
y empezar a ponerlas en vías de hecho, sanear la vida económica, ya que
la economía de Egipto se halla en una situación desastrosa. Si los
militares logran alcanzar esta meta y separar las incumbencias del
Estado y de la religión, tal como en la época de Mubarak, Egipto tiene
probabilidades de recuperarse.
Mientras tanto, la
amenaza de permanentes convulsiones políticas se mantiene. Para
evitarlo, los militares, que se responsabilizaro n de los procesos
políticos en el país, deberán velar porque todo se haga en concordancia
con las normas legales, opina la orientalista Marina Saprónova,
profesora titular del moscovita Instituto Estatal de Relaciones
Internacionales:
–Todo
este reinicio de la institucionaliza ción política debe desarrollarse
bajo un control sumamente riguroso ejercido por el Tribunal
Constitucional y otras entidades constitucionales del país. Porque el
problema fundamental de Egipto consistía en que anteriormente, los
procedimientos electorales en parte se infringían. Y esto dio pie al
Tribunal Constitucional para que disolviera primero a la Cámara baja del
Parlamento y, luego, reconociera como ilegítima a la Cámara alta. Si el
proceso político transcurre bajo un riguroso control por parte del
Tribunal Constitucional, en un futuro, ninguna fuerza política podrá
afirmar que las nuevas entidades del poder son ilegítimas.
En
estos momentos, el Ejército trata de impedir el derramamiento de
sangre. Los adversarios de Morsi se regocijan, pero en el país también
hay millones de partidarios suyos. Tan sólo durante las últimas
veinticuatro horas, en los enfrentamientos murieron 32 personas,
centenares fueron heridas. Para evitar instigaciones, los militares
cerraron las cadenas televisivas simpatizantes con Morsi. Fueron
detenidos asimismo los líderes y miembros activos de la organización Los
Hermanos Musulmanes. El propio presidente detenido se niega a reconocer
como legítimos los cambios que se operan en el país.
ach/lj
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