Lo bueno, lo malo y lo feo de Enrique Peña Nieto
Publicado: 21/09/2013 09:53
Y este siendo el primer año que EPN dio su primer grito en el Zócalo, es más que apropiado evaluar sus políticas e ideas que pueden ser caracterizadas como esa famosa película vaquera: Lo bueno, lo malo y lo feo.
Para entender por qué la clase política mexicana está tomando en consideración la ambiciosa agenda de reformas laborales, energéticas y educativas - algo que hace sólo un par de años eran puras fantasías - hay que referirse a la madurez de la actual sociedad civil. Grupos cívicos como Un Millón de Jóvenes por México están organizándose y movilizándose para exigir más libertad y corresponsabilidad. En otras palabras, este grupo de jóvenes busca más autonomía para vivir su vida, no un intercambio de votos para conseguir favores de la clase política.
Una de las claras señales de una democracia saludable es ver a grupos cívicos en pleno ejercicio de su influencia en el proceso político.
Y parte del éxito de estos grupos indudablemente tiene que ver con los medios que las redes sociales, como Facebook y Twitter, facilitan para el libre intercambio de ideas y pensamiento en la arena pública. Los medios tradicionales, como la televisión y la radio, ya no tienen el monopolio de la información a la hora de decidir qué constituye noticia.
De hecho, ahora es mucho más común ver cómo los medios tradicionales se dejan influir por los medios sociales y es muy probable que esta dinámica no cambie a corto plazo.
Estos elementos están contribuyendo para que el mexicano se sienta mucho más seguro de sí mismo y no se sienta impotente ante una corrupta clase política o líderes sindicales viviendo una vida de lujo y exceso.
Lo bueno es que Enrique Peña Nieto está proponiendo reformas laborales, energéticas y educativas para México. Es cierto que no son perfectas ya que podrían ser mucho más ambiciosas de lo que actualmente son. Pensando como político, Peña Nieto cree que puede complacer a todos, pero los líderes de éxito se guían por principios, no por las más recientes encuestas. No obstante, hay que reconocer la valentía del presidente mexicano ya que se enfrenta a enormes fuerzas que no quieren perder su parcela de poder con esos cambios.
Lo malo es que las reformas energéticas no incluyan la posibilidad que una entidad extranjera controle completamente PEMEX.
Un libre mercado exitoso no se deja llevar por nacionalismos, rencores o envidia sino por el principio de libertad que genera mayor bienestar para todos.
Lo feo es Peña Nieto quiera seguir los pasos populistas de Morales, Maduro y Fernández de Kirchner, entre otros, que se envuelven en la bandera del populismo para atacar a la clase prósperas y subirles los impuestos. Ese tipo de comportamiento populista que explota la envidia es siempre con el propósito de darse una pátina de persona del pueblo con el único fin de ganar votos.
Como muestra el más reciente Índice de Libertad Económica, México tiene mucho trabajo por delante para expandir su libertad económica y en el proceso crear más oportunidades para el pueblo mexicano. El auténtico cambio que necesita México sólo sucederá si la sociedad civil continúa creciendo y la apatía es reemplazada por un genuino interés en el proceso político.
Claro que Estados Unidos debería reconocer que la República Mexicana es autónoma e independiente para desarrollarse de la manera que mejor crea conveniente, pero eso no quiere decir que no podamos expresar una opinión en favor de una democracia que goza de una saludable sociedad civil. Asimismo, si sabemos que la libertad y política económica han sido clave en el éxito del desarrollo de Estados Unidos, ¿por qué no podemos animar a nuestro país vecino a que haga lo mismo?
Tal vez así, podamos demostrar lo equivocado que estaba Porfirio Díaz cuando dijo: "Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos". Canadá le habría manifestado su completo desacuerdo con esa afirmación a Díaz.
Seguir a Israel Ortega en Twitter: www.twitter.com/@IzzyOrtega