martes, 3 de junio de 2014

Cambiar para no cambiar



Cambiar para no cambiar
Guillermo Fárber
Cambiar para no cambiar
02/Jun/2014 19:18
El dólar enfrenta un desafío más (Foto: Creative Commons).
Cuesta abajo en su rodada el dólar enfrenta un desafío más en su creciente lista de sopapos recientes: China y Rusia convinieron en cotizar en rublos o en yuanes su comercio bilateral.
Esta es oootra amenaza contra el predominio del dólar gringo como divisa central en el comercio internacional pero, ¿significa algo más que un mero reemplazo de personajes en el actual y fallido esquema del dinero fiat en la macroeconomía global? No, no lo significa.
Los manipuladores de la anglosfera monetaria están muy enojados porque los BRICS los remueven poco a poco del escenario central. Pero el mundo nada esencial gana. El problema esencial no se resuelve con este mero relevo de protagonistas. No es una revolución sino un simple “quítate tú para ponerme yo”. El problema real es que desde el siglo pasado todas las transacciones internacionales (por valor de cientos o miles de anglotrillones) no se han pagado. Se han “prometido en pago”, que es muy diferente.
Eso son los papeles o bits que van de un lado para otro: simples promesas de pago, no pagos verdaderos.
Concretamente desde 1971 se han usado diversos papelitos o bits, dineros fiat, como seudopago en esas transacciones. Desde aquel año todas las monedas o divisas en el mundo son de dinero fiat, ficticio, y no pueden realizar finiquito: me refiero principalmente al dólar, pero también al euro, al yen, a la libra esterlina y al yuan de China, que son las monedas más usadas en el dizque “pago” de operaciones internacionales.
Gatopardismo financiero
El uso de dinero fiat ha creado gigantescos desbalances en el comercio mundial. Los países exportadores han acumulado grandes cantidades de estas monedas ficticias —dinero fiat— como “reservas”. China, por ejemplo, con reservas de casi cuatro anglotrillones de dólares y de otras monedas fiat provenientes de la recepción de dólares y otras monedas en “pago” de sus exportaciones.
Todas esas monedas no son dinero real sino títulos de deuda que no pagan intereses. Por eso las han convertido en Bonos del Tesoro de EU, que sí pagan intereses (muy poquito, pero algo). La realidad, que nunca se menciona porque es de mal gusto hacerlo, es que no ha habido pago alguno jamás. No ha habido finiquito en transacciones internacionales desde 1971. Desde entonces los adeudos se pagan con… más deuda.
Al sustituir el dólar con otro título de deuda (rublo o yuan o lo que sea) proseguirá el mismo problema y no habrá un auténtico finiquito en las operaciones de comercio entre Rusia y China.
En las megatransacciones comerciales entre Rusia y China necesariamente sucederá lo mismo que ha sucedido desde 1971 con el dólar, con el euro y con las demás monedas de dinero ficticio. Inevitablemente una de las partes va a exportar más que la otra y esta acumulará, quiéralo o no, cantidades de títulos de deuda —moneda— de parte del país importador.
Cambiar para no cambiar, pues.
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