Peña y Videgaray: marineros de buen tiempo que hunden la nave
2. junio, 2014
Autor: Álvaro Cepeda Neri
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I. Hay muy serias dudas de que hasta en
buen tiempo, Peña y Videgaray sean marineros capaces; pero, concedamos
que si entraron al relevo al frente de la nave estatal –según la
metáfora de Juan Bodino en los Seis libros de la República– es porque
presumieron de saber agarrar el timón (figura de Aristocles, alias
Platón, el metafísico antidemocrático en la Atenas de Pericles). Con
actos que se han convertido en delitos electorales en la nueva
legislación y ayudado por Televisa, Monex, Soriana, el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación y el entonces Instituto
Federal Electoral (ahora Instituto Nacional Electoral), Peña hizo hasta
lo imposible para apoderarse de la conducción del Estado desde el Poder
Ejecutivo federal. Donde él y Videgaray, formado en las teorías de
Milton Friedman para aplicarlas al neoliberalismo económico hasta sus
últimas consecuencias, a casi 2 años han llevado a la nave, con 115
millones de mexicanos, mar adentro de la crisis económica en términos de
recesión –es decir, la paralización de los motores–, y donde, agotado
por enfermedades, pobreza y desempleo, el pueblo ha sido obligado a
remar sin salvavidas; los cuales sólo llevan Slim, Azcárraga, Salinas
Pliego y los millonarios, listos para abordar sus yates.
II.
En uno de sus libros, John Maynard Keynes afirmó: “El capitalista
moderno es un marino de buen tiempo […] en cuanto estalla la tormenta,
abandona los deberes de la navegación e incluso hunde los barcos que
podrían llevarlo a mantenerse seguro en su prisa por echar a los vecinos
y salvarse él”. Así son los peñistas, a quienes el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía y el Banco de México ya tomaron del cogote
para obligarlos a decir que vamos al hundimiento y “¡sálvese el que
pueda!”; anuncio para el que Videgaray ya no dio la cara. Vamos a pique.
Algunos opinamos que es venganza de esos dos contra los mexicanos, pues
durante casi 2 años retuvieron las inversiones y el gasto (para
reponerse y pagarle a Televisa, donde sus empleados aseguran que ya no
le deben nada al junior Azcárraga), por lo cual hubo anuncios de miles
de millones en inversión que sólo fueron de dientes para fuera.
III. Tampoco los empresarios invirtieron.
Y todo el mundo está de acuerdo en que las reformas laboral, educativa,
fiscal y bancaria, en lugar de liberar el crecimiento, lo detuvieron.
Keynes decía que: “En el largo plazo todos estaremos muertos”; y Peña y
Videgaray soltaron el timón, asegurando que en el mediano y largo plazo
México saldrá “adelante”. Pero están llevando al país a un punto sin
retorno, ya que el daño es irreversible, provocando que la crisis
política y económica cierre el circuito con la crisis social para que
estallen las revueltas gestadas por pobreza, desempleo, narcotráfico,
desapariciones, secuestros y homicidios. La nave estatal va a la deriva
porque el peñismo complicó la vida económica con sus perversas reformas y
contrarreformas que, en lugar de “mover a México” con su Pacto por
México, nos llevó a una paralización económica cuyos costos está pagando
la población. Eso sí: estos marineros de buen tiempo serán los primeros
en abandonar la nave estatal… A menos que el motín a bordo de 80
millones de pobres los lleve a juicio político.
*Periodista
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