El Papa excomulga a la mafia en una emotiva visita a Calabria
Gira del pontífice por el sur italiano Francisco lanzó un duro alegato contra la ‘Ndranghetta que asesinó a un niño en enero.
Al
visitar ayer Calabria, en el sur italiano, el papa Francisco lanzó una
enérgica condena contra la mafia local, la ‘Ndranghetta, que controla
gran parte de la región. Ante miles de fieles que lo siguieron en su
recorrido, el pontífice dijo que los mafiosos son “adoradores del mal” y
que “hay que combatirlos”. “Aquellos que eligen el camino equivocado,
como los mafiosos, no están en comunión con Dios.
Están excomulgado s”, afirmó.
Su periplo comenzó muy temprano. A las 7.30 partió en helicóptero desde su basílica en la Ciudad del Vaticano con dirección a Calabria para condenar los crímenes, en una región que se ha visto duramente castigada por los enfrentamientos entre familias de la mafia en los últimos meses.
A su llegada, el máximo representante de la Iglesia Católica se dirigió primero a la cárcel de Castrovillari, en la provincia de Cosenza, donde saludó a los policías que custodian la prisión y sus familiares, así como con los 200 presos, tanto hombres como mujeres, que cumplen condena en este centro.
En un emotivo acto improvisado, el pontífice saludó uno por uno a los detenidos, muchos de los cuales estaban llorando. Les pidió que se arrepintieran de sus pecados, y sostuvo que esto debe ir acompañado de una labor por parte de las instituciones penitenciarias que logre “la verdadera reinserción social” de estas personas para que sus penas no sean “un simple instrumento de castigo y represión”. Luego los consoló diciéndoles: “ Yo también cometo errores y debo hacer penitencia ”.
A continuación conversó con las abuelas del pequeño Nicola (“Coco”) Campolongo, de tres años, quien fue asesinado junto a su abuelo en enero pasado, en lo que fue adjudicado a una guerra de pandillas. “Nunca más debe un niño soportar tales sufrimientos.
No más víctimas de la ‘Ndranghetta. Esto no puede volver a suceder, que ningún niño vuelva a sufrir de esta manera”, señaló el santo padre.
Esta visita histórica, simbólica contra los crímenes de la mafia italiana, prosiguió con la llegada del pontífice argentino al pueblo de Cassano allo Jonio. Allí fue recibido con banderas con los colores del Vaticano, con carteles de su rostro colgados de los balcones y también con aplausos y gritos de gente que coreaba su nombre.
Montado en su papamóvil, Francisco recorrió las calles del pueblo calabrés, saludando a los miles de habitantes que se agolpaban en las calles y se asomaban en sus balcones para verlo. Durante su estancia, visitó el hospicio “San Giuseppe Moscati” que presta cuidados paliativos a enfermos terminales y, posteriormente, se reunió con los sacerdotes del pueblo en la catedral de Cassano. A ellos les pidió que trabajen por el bien de las familias en estos momentos de crisis.
Después de almorzar con los pobres del pueblo que son atendidos por la diócesis de Cassano, Francisco se dirigió a Síbari, en la vecina provincia de Cosenza, donde el pasado marzo murió asesinado el sacerdote Lázzaro Longobardi tras negarse a aceptar una extorsión. Ni el calor ni el sol impidieron que el pontífice hiciera todo el recorrido previsto.
Están excomulgado s”, afirmó.
Su periplo comenzó muy temprano. A las 7.30 partió en helicóptero desde su basílica en la Ciudad del Vaticano con dirección a Calabria para condenar los crímenes, en una región que se ha visto duramente castigada por los enfrentamientos entre familias de la mafia en los últimos meses.
A su llegada, el máximo representante de la Iglesia Católica se dirigió primero a la cárcel de Castrovillari, en la provincia de Cosenza, donde saludó a los policías que custodian la prisión y sus familiares, así como con los 200 presos, tanto hombres como mujeres, que cumplen condena en este centro.
En un emotivo acto improvisado, el pontífice saludó uno por uno a los detenidos, muchos de los cuales estaban llorando. Les pidió que se arrepintieran de sus pecados, y sostuvo que esto debe ir acompañado de una labor por parte de las instituciones penitenciarias que logre “la verdadera reinserción social” de estas personas para que sus penas no sean “un simple instrumento de castigo y represión”. Luego los consoló diciéndoles: “ Yo también cometo errores y debo hacer penitencia ”.
A continuación conversó con las abuelas del pequeño Nicola (“Coco”) Campolongo, de tres años, quien fue asesinado junto a su abuelo en enero pasado, en lo que fue adjudicado a una guerra de pandillas. “Nunca más debe un niño soportar tales sufrimientos.
No más víctimas de la ‘Ndranghetta. Esto no puede volver a suceder, que ningún niño vuelva a sufrir de esta manera”, señaló el santo padre.
Esta visita histórica, simbólica contra los crímenes de la mafia italiana, prosiguió con la llegada del pontífice argentino al pueblo de Cassano allo Jonio. Allí fue recibido con banderas con los colores del Vaticano, con carteles de su rostro colgados de los balcones y también con aplausos y gritos de gente que coreaba su nombre.
Montado en su papamóvil, Francisco recorrió las calles del pueblo calabrés, saludando a los miles de habitantes que se agolpaban en las calles y se asomaban en sus balcones para verlo. Durante su estancia, visitó el hospicio “San Giuseppe Moscati” que presta cuidados paliativos a enfermos terminales y, posteriormente, se reunió con los sacerdotes del pueblo en la catedral de Cassano. A ellos les pidió que trabajen por el bien de las familias en estos momentos de crisis.
Después de almorzar con los pobres del pueblo que son atendidos por la diócesis de Cassano, Francisco se dirigió a Síbari, en la vecina provincia de Cosenza, donde el pasado marzo murió asesinado el sacerdote Lázzaro Longobardi tras negarse a aceptar una extorsión. Ni el calor ni el sol impidieron que el pontífice hiciera todo el recorrido previsto.
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