Ciudadanos — 11 octubre 2014
Organización Mundial de la Salud: El virus del ébola causa en el ser humano la enfermedad homónima (antes conocida como fiebre hemorrágica del Ebola). Los brotes de enfermedad por el virus del Ebola (EVE) tienen una tasa de letalidad que puede llegar al 90%. Los brotes de EVE se producen principalmente en aldeas remotas de África central y occidental, cerca de la selva tropical. El virus es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por transmisión de persona a persona. Se considera que los huéspedes naturales del virus son los murciélagos frugívoros de la familia Pteropodidae. No hay tratamiento específico ni vacuna para las personas ni los animales.
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Sabino Puente (Sección de Medicina Tropical y del Viajero, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III): “Esta enfermedad se caracteriza por producir un cuadro de fiebre, malestar general, dolor muscular y sangrado por los ojos y nariz. Tiene un alto porcentaje de mortalidad que llega hasta el 90%. El periodo de incubación es de 5 a 7 días aunque a veces tarda unos 15 días en aparecer los primeros síntomas. La transmisión es por contacto de fluido, no se ha demostrado que se pueda contagiar por el aire”. Este experto señala que lo más curioso de esta enfermedad es que tiene brotes epidémicos y de buenas a primeras desaparece: “El virus es un poco tonto porque no hace como otros patógenos que se quedan en las personas. El virus desaparece porque mata a la mayoría de la gente por lo que termina la epidemia. Es tan mortal que acaba hasta consigo mismo”, apunta. En la última epidemia de ébola, a finales del verano de 2012, murieron docenas de personas en Uganda y en la RDC. Aunque el virus es muy peligroso sigue siendo poco frecuente. Desde que se descubriera en 1976 se han registrado aproximadamente 2.200 casos; de los cuales, 1.500 fueron mortales.
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Médicos sin Fronteras: La ONG, que trabaja en Guinea Conakry desde 2001, ha dicho que el brote es la cepa de Zaire del Ébola, que es “la forma más agresiva y letal conocida del virus”. Según Michel Van Herp, epidemiólogo de la organización, esta mutación mata a más del 90% de personas infectadas. “Para detener el brote es importante rastrear la cadena de transmisión”, declara Van Herp. “Todos los contactos de pacientes que han podido ser contagiados se deberían supervisar y aislar ante el primer signo de la infección”.
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Adam C. Levine, adjunto de Medicina de Urgencias en la Brown Medical School: “El ébola puede ser mortal, pero no a nivel mundial. De hecho, la tasa de mortalidad del ébola y de su primo hermano, el virus de Marburg, varía dependiendo de las circunstancias. El primer brote registrado de estas enfermedades, que tuvo lugar en Alemania y Yugoslavia en 1967, presentó una tasa de mortalidad del 23%. Dichas cifras quedan muy lejos de los porcentajes que han mostrado los brotes producidos en el África subsahariana, de entre el 53% y el 88%, 40 años después. Es decir, la probabilidad de fallecer por este virus cuenta con un componente geográfico importante y el riesgo actual de muerte en los individuos infectados por el ébola o el virus de Marburg en Occidente queda muy lejos de los porcentajes observados en cualquiera de los anteriores brotes”.
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Dr. José Manuel Reverte Coma, catedrático de Antropología Forense, Paleopatología y Criminalística: “La primera vez que se aisló el virus Ebola fué en las epidemias de Sudán (Nzara) y Zaire (Yambuku, Bumbas, Río Ebola) en 1970-76. Estos dos brotes epidémicos afectaron a 600 personas de las que murieron 400 (70-95 % de mortalidad). Otras fuentes mencionan 540 casos con 340 muertes. La Medicina Preventiva es la más eficaz en estos casos. Al menor asomo de un brote epidémico, se debe aislar al enfermo de Ebola por el método llamado “barrera técnica”, dotando al personal sanitario de todos los elementos que le defiendan del contagio: trajes especiales (se les llama espaciales por su parecido con los que usan los astronautas), guantes, máscaras, gafas, botas altas, todo lo cual usarán para atender a los enfermos. Estos utensilios si se han de reutilizar han de ser esterilizados adecuadamente. Los que sean desechables serán quemados después de su uso. El mayor peligro para el personal sanitario es el poner inyecciones, sueros, goteros, venoclisis, tomar muestras de sangre, realizar cateterismos o practicar succiones. Todas estas medidas deben ir acompañadas de un entrenamiento especial del personal sanitario de todos los niveles, así como de los familiares. Y no olvidar nunca que el enfermo de Ebola que se salva (y aún no se sabe bien por qué) es portador del virus durante bastante tiempo, quizás para siempre, y por lo tanto peligroso para otras personas, especialmente sus familiares”.
“Un grupo de investigadores rusos ha observado que utilizando inmunoglobulina específica en el mono Papyo hamadryas, se desarrolla inmunidad contra el Ebola. Inmunizaron a monos con antígeno del virus Ebola y el 80 % consiguieron protección contra el virus. El Dr. Guido van der Groen, director adjunto de Microbiología del Instituto de Medicina Tropical de Amberes que también estuvo en el Zaire durante la epidemia de 1976 opinaba que el Ebola no tiene ninguna relación con el HIV del SIDA y añadía: “El Ebola es muy peligroso, pero es un enano comparado con el gigante del HIV”. La cuarentena es el medio de que disponen las autoridades sanitarias para evitar la expansión de una epidemia. El aislamiento de ciudades puede ser necesario. Los cadáveres deben ser incinerados y si esto no es posible, deben ser enterrados profundamente con las más rigurosas precauciones. La terapéutica no existe en la epidemia de Ebola. El Interferón no tiene ningún efecto. Lo único que es eficaz es la Medicina preventiva”.
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El presidente del Consejo General de Veterinaria, Juan José Badiola, aseguró a BBC Mundo, que hasta el momento no hay ningún estudio que haya demostrado que el virus del ébola se pueda contagiar de seres humanos a perros. La confirmación del sacrificio de Excalibur resultó un jarro de agua fría para los que lo consideraban importante desde el punto de vista científico. El primer defensor de mantener al perro vivo era Eric Leroy, director general del Centro Internacional de Investigaciones Médicas de Franceville, en Gabón y el principal autor del estudio que se realizó allí sobre el tema. Para Leroy conocer el papel de los perros en los brotes puede ser muy importante en África porque las aldeas africanas afectadas están llenas de perros. Por eso mismo el experto consideraba fundamental mantener a Excalibur con vida. “Al perro de Madrid hay que aislarlo, hacerle un seguimiento, estudiar sus parámetros biológicos, ver si está infectado y averiguar si excreta virus. Es muy interesante desde el punto de vista científico, no sirve para nada matarlo“, dijo Leroy antes de que se supiera que el canino había sido sacrificado. En opinión de Leroy, si el perro Excálibur, al que no se le realizaron las pruebas del ébola, hubiera contraído la enfermedad, lo habría hecho por contacto directo con su dueña. Con su muerte continuará la incógnita de si los humanos pueden contagiar a los animales de ébola.
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