martes, 11 de noviembre de 2014

Ausencias que lastiman: sé que mi hija está viva y la voy a hallar

Ausencias que lastiman: sé que mi hija está viva y la voy a hallar

Denuncia que los agentes ministeriales sólo le han sacado dinero; los principales obstáculos de María Cristina han sido el burocratismo y la indolencia


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11/11/2014 05:46 Héctor González/ Corresponsal
El pasado 3 de noviembre, en Ciudad Victoria, se llevó a cabo una marcha-oración y una misa, en la que se leyeron los nombres de más de 800 desaparecidos.
CIUDAD VICTORIA, 11 de noviembre.— A casi tres años de la desaparición de su hija, una hermana y la cuñada de ésta, en Ciudad Madero, Tamaulipas, María Cristina Guerrero Sosa, de oficio enfermera, asegura que no claudicará en la búsqueda de sus seres queridos y sólo la muerte le impedirá hacerlo.
El 14 de diciembre de 2011, en la localidad sureña tamaulipeca, fue la última vez que tuvo contacto con su hija, la pequeña Maricruz Hernández Guerrero, de 17 años, al igual que con su hermana Alma Guadalupe Guerrero Sosa y Dalia Martínez Zarazúa, familiar político.
Han sido casi 36 meses de penar, soportar dolor, impotencia, intentar buscar recursos económicos hasta por debajo de las piedras para localizar a sus familiares; además de burlas de elementos policiales e indolencia de quien debiera responder a la demanda de procuración de justicia.
No obstante, con lágrimas y voz entrecortada, asegura que tiene la fe depositada en Dios y la esperanza de que tarde o temprano ellas volverán a reunirse en familia.
“El 14 de diciembre de 2011 había quedado de verme con mi hija en un gimnasio y cuando yo salí de mi trabajo estuve tratando de comunicarme con ella, sin embargo ya no me contestó”, comentó.
Ya preocupada por la falta de contacto con su adolescente hija, acudió a la vivienda de su hermana, sin embargo tampoco fue posible localizarla, por lo que siguió buscando, ahora ya en el hogar de la cuñada de su hermana, Dalia Martínez, donde tampoco sabían del paradero de ninguna de ellas.
Divorciada e integrante de una familia de enfermeras dedicadas al servicio particular de pacientes, comenta que tanto ella como sus seres queridos tienen la misma actividad y carecen de solvencia económica, relata.
“Puse mi denuncia, hablé en ese momento a los soldados, me dijeron que tenía que esperar 72 horas para poder poner la denuncia. Me dijeron: mire señora, si supiéramos el lugar íbamos y la sacábamos, pero pues no somos adivinos”, recordó.
Luego de días de no saber de sus familiares, optó por presentar la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del estado, con sede en Madero, donde comenzó su decepción con los elementos ministeriales.
“El (ministerial) que iba a llevar el caso me pidió dinero para empezar a buscar. Yo pensé que así eran las cosas y se lo di, mas nunca me habló, nunca me dijo nada. Primero me pidió 500 pesos, ya después cuando fui a buscarlo, como a los 15 días porque no tenía respuesta, me pidió tres mil 500 pesos más”, señaló.
La señora Guerrero Sosa, con todo el pesar y dolor y que sufría, estuvo dispuesta a dar ese dinero a los investigadores con total desconocimiento de que esto no debía ser: “Les dije yo se los doy, pero ustedes tráiganme a mi hija, a mi hermana, tráiganmelas y se los doy”.
Lamentó que sólo fuera una “sacadera” de dinero sin que las indagatorias para localizar a su hija, hermana y cuñada fructificaran.
“Otro ministerial de Tampico se contactó con (otra) hermana y le dijo que ya las habían localizado, que estaban en Sinaloa, y nos pidieron mil pesos para la gasolina y supuestamente ir por ellas. Les di el dinero confiando y fue mentira, nunca me dijeron nada”, expuso.
Este próximo 14 de diciembre se cumplen tres años de no saber nada de ellas, y durante todo este lapso se ha visto obligada a deshacerse de su patrimonio, vender artículos de valor para sostener su búsqueda, sin que hasta el momento haya tenido siquiera una pista para dar con el paradero de su familia.
Comentó que ha estado luchando contra el burocratismo y falta de sensibilidad de las autoridades. Su perseverancia por localizar a su gente la llevó hasta la Ciudad de México, donde interpuso una denuncia ante la Fiscalía Especial para los delitos de Violencia contra las Mujeres y las Trata de Personas (Fevimtra).
Su trajinar le ha permitido conocer a personas que sufren del mismo dolor y que buscan en la unidad el apoyo y la posibilidad de ser escuchadas por las autoridades de los diferentes niveles de gobierno.
Las amenazas no la atemorizan
Sin saber de dónde provienen, ha recibido amenazas para que deje de buscar a sus familiares, sin embargo esto no la amedrenta.
“Mientras yo tenga vida voy a buscar a mi hija. A mí y a mi amiga nos amenazaron, nos dijeron que ya no busquemos a nuestras hijas, pero somos madres, siempre vamos a buscar a nuestros hijos. Nos dejan muertas en vida, todo cambia”, señaló.
A pesar de todo lo sufrido, todo lo que ha tenido que dejar por seguir pugnado por localizarlas, no pierde la esperanza, “yo sé que mi hija está viva y la voy a encontrar. Sé que mi hermana me necesita y que la cuñada de ella también, no pierdo la esperanza”, concluyó.

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