La Educación como método de control
Hasta la actualidad
en la escuela se ha utilizado la misma metodología represiva,
disciplinaria e ideológica, con pequeñas modificaciones según el momento
histórico. La educación está siendo hoy reformada de acuerdo a las
nuevas necesidades del capitalismo y del Estado, del neoliberalismo y la
democracia representativa. De esta manera, el intento de antaño de
someter a las personas a identificaciones de gran envergadura, como la
nación, está declinando y siendo reemplazada por identificaciones de más
bajo nivel. La masificación se ha vuelto ahora individualización como
consecuencia de la fractura con la realidad que el postmodernismo
pregona. Así, el niño es inducido a identificarse no tanto con la patria
pero sí con la región en la que vive y en la empresa donde trabaja.
Los cambios
ideológicos en los contenidos que se imparten, orientados a la
democracia y al trabajo, la adopción de un discurso empresarial por
parte de las autoridades escolares, la organización interna de la
institución, la contemplación de diferencias regionales, etc., son las
características que hoy tiene la escuela, aunque conserva la mayoría de
sus antiguos métodos de disciplinamiento.
Las pruebas,
castigos y premios forman parte de toda la reglamentación escolar,
reglamentación que hacen creer que sea necesaria. Y, ciertamente, para
el Poder es así, pues sin ella le sería imposible alcanzar sus
objetivos. Estas reglas, esta dominación refleja la propia esencia del
Poder y del Estado.
La función de la
escuela como reproductor de relaciones sociales de poder y explotación
sigue siendo la misma, aunque la centralidad de su función ideológica
parece haber sido cedida a los medios de información. La educación de
los niños es utilitaria y está diseñada para favorecer el sistema
establecido. La escuela viene a reforzar esta labor haciendo
interiorizar a los niños valores institucionales como el gregarismo, la
docilidad y la competitividad, e inculcando la disciplina y una manera
muy determinada de ver la historia y la realidad.
Las materias que se
imparte y la forma en que se realiza son un medio para lograr estos
fines, pues está demostrado que toda la materia que se imparte durante
los 8 años en E.S.O. se podría aprender a los 14 años en unos meses sin
traumas y por libre iniciativa (80% de adoctrinamiento y 20% de materia
verdaderamente educativa).
La escuela es una
institución que pertenece al Poder. Nos encontramos en un planeta en el
que, por todos los medios, se intenta enseñar qué pensar, en lugar de
enseñar a pensar. Por esta razón, en las sociedades así estructuradas
son tan necesarios el Estado y sus instituciones, además del apoyo que
le ofrecen los grupos religiosos y sectarios –policía, ejército,
cárceles, sacerdotes, pastores... La escuela tiene el fin de asegurar
que la transmisión de los conocimientos se realice con los contenidos
ideológicos adecuados al Poder y al Estado y disciplinar a los niños
conforme a las necesidades del Sistema. Como las exigencias del sistema
son distintas para los niños y para las niñas, la educación es, además,
sexista.
La labor de la
escuela complementa la labor familiar, pues la escuela es un servicio
que respalda ética y materialmente la autoridad de los padres y, en todo
caso, asegura que ésta se ejerza según los intereses del Poder. La
escuela se encarga de completar y afianzar el proceso de interiorizar,
en la consciencia del menor, el conocimiento del lugar que ocupa en la
escala jerárquica de la sociedad. Así, el niño aprende a vivir,
asumiéndolo como si fuera una ley natural, en un régimen que fortalece
al Poder.
El Estado y los
grupos que sustentan al Poder han utilizado siempre la educación para
mantener sus privilegios y su situación de predominio social, económico e
ideológico, instaurando formas de comportamiento sumisas, insolidarias y
competitivas en los seres humanos desde la infancia. La misma
competencia es envidia, y es nefasta para la humanidad, pues es todo lo
contrario a una vida espiritual y de un apoyo entre las personas. El
Estado controla y planifica todos los procesos educativos, tanto
públicos como privados, porque es consciente de que la escuela es una
herramienta adecuada para perpetuar su sistema de dominación. La escuela
es uno de los primeros medios para encarrilar a las personas bajo su
poder, apartarlas de la espiritualidad y negarles todo sentido crítico.
En la familia
primero, y en escuela y en el trabajo después, se desarrollan los
procesos de programación ideológica necesarios y complementarios a los
que se realizan en el seno de la familia. Así se obtiene el producto
final que se busca: convertir a las criaturas en personas alienadas.
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