Los encapuchados del Cisen y los “marines” de la Marina
Por: Alvaro Cepeda Neri /
11 diciembre, 2014
I.- La historia de las provocaciones
corre paralela a la historia de los gobiernos autoritarios. Desde las
autocracias más antiguas a los regímenes presidenciales actuales,
pasando por las monarquías, sistemas feudales de las tres edades
medievales, y hasta en las democracias, sus dirigentes desacreditan a la
oposición que ejercen los pueblos. Cuando los sindicatos eran
auténticas organizaciones de lucha por la reivindicación de los
trabajadores, sus enemigos y gobernantes infiltraban policías, soldados y
agentes disfrazados como integrantes de las manifestaciones, con la
finalidad de que generaran anarquía, alborotos, asesinatos y toda clase
de conflictos callejeros, para motivar la intervención policiaca con el
supuesto de cancelar la violencia social con la violencia de las fuerzas
públicas. Casi siempre lograban su objetivo: crear desorden y pervertir
las protestas legítimas con actos ilegítimos. Para eso son contratados.
Por lo general son elementos militares, policiacos y de grupos de
choque que el sistema presidencialista mexicano tiene para aplacar a
quienes protestan. Son agitadores oficiales; golpeadores profesionales
en grado de delincuentes, y que ahora también utilizan los narcos.
II.- Los encapuchados que han estado
presentes desde hace unos dos años y que reaparecen en cada
manifestación llevando la voz cantante de las provocaciones, se hacen
llamar anarquistas; que a la luz de los hechos y la literatura
anarquista, algo tienen de esa tradición: recurrir a la violencia. Lo
mismo hacen los provocadores aunque con diferentes fines. Por ejemplo,
la intromisión de los “marines” estadunidenses son provocadores que –con
todo y el desmentido del secretario de Marina– al parecer asesoran a
los marinos mexicanos en tácticas y estrategias que los “marines” de
Washington usan para asaltar (matar, desmantelar y agredir)
genocidamente a los pueblos que someten a sangre y fuego. Los
provocadores pueden llegar a condicionar el éxito del golpismo. Y lo
mismo hacen los anarquistas disfrazados de verdugos que insisten en
desacreditar a todos los que se han sumado a la protesta por los 43
estudiantes desaparecidos.
III.- Existe, por supuesto, el
Movimiento Anarquista que busca echar abajo al Estado, a los regímenes
explotadores y combatir las injusticias. Pero los encapuchados y los
“marines” más parecen provocadores para corromper las protestas. No dan
la cara, porque son por lo general agentes del Cisen. Son grupos con
formación militar y policiaca para atacar, a sabiendas de que serán
rescatados por sus patrocinadores. Hay sospechas de que los “marines”
están infiltrados en Marina y los encapuchados en las manifestaciones
populares, para otros fines. Los “marines” estadounidenses con uniforme
de marinos se confunden con los mexicanos. En cambio los
enmascarados-anarquistas más parece infiltrados oficiales para que el
gobierno tenga motivos para pasar de las amenazas peñistas a la
represión de quienes ejercen los derechos a protestar y criticar usando
la democracia directa, porque la democracia representativa no cumple con
sus obligaciones.
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