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martes, 19 de enero de 2016
“El Chapo”, Kate, Moreira y las filtraciones
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“El Chapo”, Kate, Moreira y las filtraciones
Gabriel Sosa Plata
enero 19, 2016- 00:03h1
¿Cuándo se filtrarán las conversaciones que tuvo “El Chapo” o sus abogados con políticos o empresarios mexicanos?. Fotos: Cuartoscuro/AP.
Me irritaron las conversaciones de Joaquín “El Chapo” Guzmán y la actriz Kate del Castillo, no por su contenido, sino por el exitoso cálculo político y comunicacional de quien tomó la decisión de filtrarlas.
La reacción fue inmediata. Una vez que Milenio Diario las publicó, se convirtieron en tema de reflexión, de conversación de café, de mofa, de “memes” y chistes. La cobertura fue amplia, abrumadora, y prácticamente ningún medio de comunicación, ni las redes sociales, escaparon de esta “carnita” que les lanzaron nuestros “honestos” aparatos de seguridad nacional.
Los sesudos análisis fueron variados: desde aquellos que consignaban que por un “par de nalgas” cayó el narcotraficante más poderoso del planeta (lo que reconfirmaría una de las mayores debilidades de todos los hombres, incluso de los más poderosos y adinerados) hasta los que analizaban con detalle los problemas de disfunción eréctil de “El Chapo” y las consecuencias en sus relaciones con varias de sus novias (ah, porque se le conocen varias ¿eh?).
No faltaron las reflexiones sobre el amor que los hombres malos tienen a sus madres, la residencia desde la cual Kate conversó con “El Chapo” y sus abogados, la marca de los teléfonos celulares que utilizaba Guzmán Loera y como éste pronuncia el nombre del actor estadounidense involucrado en la historia. Por ejemplo, un afamado conductor de radio soltó al aire: al decir “sean” (no “Shon”, como debe ser, of course), no cabe duda que el “pen” le aplicaba perfecto al narcotraficante. Uf.
Desde la tribuna mediática y las redes sociales de repente nos convertimos en un tribunal de honestidad y del deber ser sobre lo que hicieron la actriz y el actor Sean Penn: que se dejaron seducir por el dinero y la fama; que debieron avisar a las autoridades de su encuentro con el delincuente; que la admiración de Kate –como otras famosas del mundo del espectáculo- al “El Chapo” pone en evidencia la “perversidad” de su ser y muchas otras afirmaciones similares.
En los contenidos de buena parte de los productos generados por este “hitazo” del gobierno, hay también una alta dosis de misoginia, sexismo y cosificación de la mujer, reproduciendo una cultura que poco se ha podido erradicar en México. Y me refiero no sólo al “par de nalgas”, sino a muchos otros comentarios, incluso “serios”, de analistas “serios”, que pude leer y escuchar en algunos medios de comunicación, en los que Kate es caricaturizada sólo como un cuerpo al servicio del dinero y, claro, del narco.
Con las filtraciones se reveló nuevamente una de las facetas de lo que somos como sociedad, gobierno y medios. Nos burlamos, nos regocijamos, disfrutamos de lo que platican en privado los demás y más aún si son personajes públicos. Paradójicamente nos convertimos en cómplices de un acto que no es legal ni ético, pero eso sí, nos atrevemos a calificar lo bueno y lo malo de los espiados, aunque desde la perspectiva desde la cual el gobierno quiere que lo veamos: una relación entre particulares, deshonestos, débiles ante el placer y el dinero, pero muy románticos.
La vida privada al servicio de la política. Sí, es cierto, siempre ha sido así, pero al menos en este caso las grabaciones no aportan absolutamente nada como para poner en riesgo al Cártel de Sinaloa ni las estructuras políticas y económicas que sostienen al narcotráfico en nuestro país, y que debiese ser el tema relevante de la agenda nacional. Las conversaciones, además, forman parte de una investigación en curso, que deben mantenerse en reserva, con diálogos que sólo competen a la vida privada de los involucrados y que el gobierno está obligado a respetar por tratarse de un derecho constitucional.
¿Cuándo se filtrarán las conversaciones que tuvo “El Chapo” o sus abogados con políticos o empresarios mexicanos? Nunca porque lo que se buscaba era aportar elementos para crear un “show” mediático, encausar el descontento y la distracción en un afamado criminal y en dos reconocidos artistas, y no para señalar a las verdaderas culpables de la fuga de “El Chapo”, la expansión de las redes del narcotráfico y sus miles de muertos en una guerra que parece interminable: la impunidad de estos delitos y la corrupción existente en las elites políticas y empresariales.
La recaptura de “El Chapo” y su relación con Kate y “Shon” Penn son lo de menos, pero quien mueve los hilos del gobierno nos conoce tan bien a los mexicanos que estaba seguro del éxito que tendrían las filtraciones, con el apoyo de un medio de comunicación al que le dio la “exclusiva”. Para su poca fortuna, dos gobiernos extranjeros (Estados Unidos y España) rompieron su buena racha distractora: el expresidente del PRI, Humberto Moreira, fue detenido porque se le acusa de blanqueo de capitales, cohecho y asociación criminal, entre otros delitos.
Pese a la solidez de las acusaciones, la inacción gubernamental ante el caso Moreira deteriora oootra vez la imagen de México, del presidente Peña Nieto, su gobierno y su partido político. Casualmente este fin de semana se publica, ahora en El Universal, una nueva conversación entre Kate y uno de los abogados de “El Chapo”. ¿Cuántas conversaciones más vendrán de estos personajes? ¿seguirán siendo políticamente útiles para quien las obtuvo y las distribuye?
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