Chile. El origen e historia del “29 de marzo”, Día del Joven Combatiente
29/3/2016 8:07:47
Este
29 de marzo se conmemora un nuevo “Día del Joven Combatiente”, una
fecha que ha marcado a varias generaciones y que representa la lucha
dada por una juventud en contra de una Dictadura, pero aún más, una
lucha dada contra el miedo y la desidia, muy presente durante la
permanencia del régimen totalitario y que simboliza la resistencia
contra la tiranía. Sin embargo, la fecha, con ayuda de los medios de
comunicación tradicionales, a lo que se ha sumado un proceso de
despolitización y decadencia organizacional a cuestas, ha terminado
desvirtuándose en esa caricatura recitada hasta la majadería denominada
“Día del Joven Delincuente”, la que sin empacho ha sido utilizada para
cambiar su sentido y para el oportunismo de una catarsis en donde cada
quien -agentes del Estado incluido- cumple su rol como en una obra,
siempre y cuando al día siguiente no se altere el modelo que impera. Sin
embargo, poco y nada se habla de su real origen, de la historia detrás
de la emblemática fecha y de su sentido profundo y político.
Ya
han pasado 32 años de la caída en combate de Mauricio Maigret y 31 años
del asesinato de Paulina Aguirre y los hermanos Rafael y Eduardo
Vergara. Todos ellos asesinados por agentes del Estado un 29 de marzo,
jóvenes luchadores y militantes que decidieron combatir a la Dictadura
Cívico-Militar e intentar, de paso, derribar un sistema de explotación y
opresión, el capitalismo. Ellos levantaron una lucha frontal en busca
de una nueva sociedad y cayeron en manos de la brutal represión buscando
realizar dicha sociedad: igualitaria, sin explotación ni opresión.
Este
día Día del Joven Combatiente queremos rescatar esas luchas, como
asimismo las luchas que están por venir, de ese pueblo que resistió, que
luchó, lucha y luchará por una sociedad distinta.
Mauricio Maigret Becerra
Mauricio
Maigret, militante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria),
apoyó el levantamiento popular de Pudahuel durante el 29 de mazo de
1984. Su función era la de realizar contención en el ataque a la
Subcomisaría Teniente Merino. Fue en esa situación cuando las fuerzas
represivas llegaron y él tuvo que cumplir la misión de cubrir
heroicamente a sus compañeros, siendo alcanzado por dos balas de armas
automáticas que le quitaron la vida. Su heroísmo permitió que sus
compañeros pudieran salir a salvo.
Cabe decir que
los levantamientos populares, como en el que participó Mauricio, fueron
esenciales para organizar al pueblo y canalizar su descontento a
acciones concretas que pusieron al régimen dictatorial contra la pared.
Fueron esas acciones, entre otras, las que permitieron hacer retroceder a
la Dictadura y marcar, años después, su fin.
Rafael y Eduardo Vergara Toledo
Rafael
y Eduardo también fueron militantes del MIR, al igual que su hermano
mayor Pablo, que perdería la vida 3 años después. Si bien la prensa
intentó criminalizar y encubrir el asesinato de los dos hermanos, el
tiempo y la justicia ha desmentido la versión oficial que se esgrimió en
su época (que daba cuenta de que fueron aprehendidos por un delito) y
ha demostrado el accionar criminal de los carabineros que los
ejecutaron. Ambos hermanos tenían una participación activa tanto en la
Villa Francia como en su vida estudiantil. El tiempo y las
investigaciones han dado la claridad de que se trató de una ejecución, y
que se trató de algo muy lejano a la simple reacción de la fuerza
policial, como se señaló en un principio.
De
ellos se destaca la participación en ámbitos esenciales para la
articulación de la Resistencia contra la Dictadura, como fueron las
comunidades de base cristianas (germen de articulación y organización en
distintas poblaciones del país) y en la dirigencia estudiantil, también
uno de los principales sectores de lucha en los años 80’s.
Paulina Aguirre Tobar
A
su corta edad (20 años), Paulina, también militante del MIR, ya cumplía
tareas de responsabilidad en la organización. Del mismo modo que con
Eduardo y Rafael, se trató de un montaje que buscaba disfrazar la
política de aniquilación de los militantes que luchaban contra la
Dictadura. Ella fue asesinada en el Arrayán, en la casa en que ella
vivía y en donde -según versiones- se guardaban municiones. Fue el mismo
Álvaro Corbalán (Jefe de Brigada de la CNI) quien, liderando la Brigada
Azul, se encargó de la operación de ejecución y exterminio.
Paulina
ingresó a militar al MIR a los 15 años, mostrando su temprana
convicción por acabar con el régimen represivo y por la transformación
revolucionaria de la sociedad. Su experiencia familiar, como asimismo la
sociedad que observaba y veía, le daba la claridad de que tenía que
luchar frontalmente contra el sistema imperante.
Origen del “Día del joven combatiente”
El origen del “día del joven combatiente” nace de una decisión política del MIR para rescatar la caída en combate de sus jóvenes militantes (Eduardo, Rafael, Paulina y Mauricio) y la de todos los jóvenes de diferentes organizaciones revolucionarias que a pesar de su corta edad decidieron enfrentar a la dictadura y entregarse por completo a la defensa de su Pueblo. Pronto la fecha encontró los saludos de solidaridad y fraternidad de otras organizaciones políticas como el FPMR y el MJL, quienes, al igual que el MIR, en su lucha contra la Dictadura y su legado, perdieron a varios/as jóvenes pertenecientes a sus filas. De este modo el “Día del joven combatiente”, pasó a convertirse en un ritual de lucha y de unidad revolucionaria en donde se ponían en práctica la resistencia: “Evitar que la represión entrara a la población y al sector y demostrar autonomía y el ejercicio del poder popular”.Durante la víspera, la diferentes organizaciones establecían coordinaciones territoriales y ponían en marcha una serie de talleres de formación política y física, con el fin de preparar, de la mejor forma a los cuadros políticos, a esto se agregaba un llamado (a través de propaganda) a jóvenes sin militancia y al conjunto de pobladoras, pobladores y estudiantes. Algunas organizaciones -de manera interna- incluso ordenaban una estricta dieta, carente de alcohol y drogas -muy presentes en las poblaciones- mismas que encontraron gran ayuda en las autoridades para su fuerte entrada en los territorios, por lo que se establecía un principio político de concentización y de evitar “distractores” en el combate. Al terminar la Dictadura y llegados los gobiernos de la Concertación, la decisión de mantener el día y reivindicar la lucha se mantuvo, si bien algunas organizaciones entraron en un proceso de descomposición interna propio del cambio de periodo, la fecha pasó a ocupar un sentido trascendente de unidad y de denuncia, esta era: “La Concertación y la democracia pactada solo es la continuidad de la Dictadura”, por lo cual, la fecha, tenía vigencia y sentido.
Con el paso de los años, las organizaciones revolucionarias se fueron resintiendo de los golpes represivos, ahora por parte de la OFICINA en plena “democracia”, y del cambio de escenario político a nivel mundial. En ese contexto la descomposición ideológica y política se fue haciendo evidente, sin embargo ciertas prácticas, incluyendo la fecha del “29”, se mantuvieron para sostener, a modo de agitación y presencia (para algunos simbólica), la decisión de lucha y de no aceptar una democracia pactada y que no solo administraba el legado de la Dictadura, sino que lo legitimaba sin vergüenza. Así, nuevas generaciones fueron conmemorando la fecha, algunas ya no bajo la dirección de las organizaciones revolucionarias y poco a poco fue perdiendo un sentido político claro, que en la acción misma lograba unidad en los territorios, por lo cual el apoyo de los/as pobladores/as era importante, pues ayudaba a la politización, pero a pesar de aquello, su politicidad -si se observa- sigue ahí presente.
Ninguno
de los 4 jóvenes originalmente conmemorados, a los que tristemente con
los años se han sumado otros, no lucharon ni dieron su vida porque sí,
más bien, entregaron todo por un proyecto, por una sociedad que buscaron
hasta el último aliento. Y no fue únicamente la lucha frontal contra el
sistema dictatorial el cual lograron, en parte, terminar, sino también
por la construcción de una sociedad sin clases y donde no se permita la
explotación ni opresión de ninguno por sobre otro.
Es
por ello que si bien la fecha se ha ido desvirtuando, es deber de cada
cual que reivindique la lucha de los/as jóvenes combatientes rescatar la
historia y darle un sentido profundo, en donde el principio de lucha
anti capitalista -fuera de la institucionalidad- esté presente y
trascienda al de una noche de catarsis en donde prime el individualismo
para llegar al día siguiente a lo mismo de antes. De este modo, no hay
que olvidar que la cara de la explotación es la represión y el rostro de
las y los revolucionarios es la bravura y el amor profundo al pueblo,
de carácter consecuente y cotidiano, parte intrínseca de una lucha
revolucionaria y anti capitalista.
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