La Rusia Subterránea y la imprenta clandestina
29/3/2016 9:44:28
Autor / es:
S. Stepniak
«Rusia
Subterránea es el testimonio directo de la propaganda y el terrorismo
nihilista ruso de finales del siglo XIX. Su autor, Stepniak, participó
en las rebeliones de Bosnia (1876) y Benevento junto a Malatesta (1877),
participó en la fundación de la sociedad secreta y posterior
organización política “Zemlyá i Volya” (Tierra y Libertad) y se hizo
famoso tras asesinar al jefe de la policía secreta Mezentsov con una
daga en las calles de San Petersburgo en 1878. Escribió diversas obras
sobre el movimiento Narodnik (populistas revolucionarios rusos), entre
ellas esta breve selección que narra, desde dentro, los orígenes, las
acciones y las motivaciones de dos generaciones de militantes y
terroristas en Rusia.
Añadimos,
como datos de interés, fragmentos de diferentes ejemplares editados por
esta Editorial, relacionados directamente con el movimiento
revolucionario ruso, concretamente, el nihilismo ruso, tomados, por
ejemplo, de El Catecismo Revolucionario y Sociedades Secretas contra el
Estado».
Páginas: 114
PVP: 7,50€
PVP: 7,50€
«Y
de cuando en cuando, de subterráneos ignotos, en medio del murmullo de
tantos hipócritas y aduladores, sale una voz poderosa que acalla su
habladuría servil, y retumbando desde el mar Glacial al mar Negro, hace
estremecer al despotismo bajo su púrpura ensangrentada, porque demuestra
que no existe poder más grande que el suyo, el poder del
librepensamiento, que tiene por albergue el corazón generoso y por
instrumento el brazo desinteresado.
Aquel
librepensamiento llamó en su ayuda el hierro y el fuego, y haciendo de
ellos armas tremendas, trabó una batalla encarnizada que sólo acabará
con la destrucción del despotismo. Y en esta batalla, su estandarte
glorioso, en torno del cual era más terrible la lucha y hacia el cual se
volvían las miradas de los combatientes, fue la imprenta clandestina.
Mientras tremolara esta bandera, hasta tanto los esfuerzos de los
enemigos no lograron arrebatarla de las manos de sus defensores, no
había que desesperar de la suerte del partido y de la organización, aún a
pesar de las más terribles derrotas de los parciales.
¿Cómo
se explica, pues, el hecho maravilloso de la existencia, a las barbas
de la policía en un país como Rusia, de una tipografía clandestina
permanente?».
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