jueves, 23 de marzo de 2017

La lista negra del Reino Unido


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La lista negra del Reino Unido

 

 

 

Una forma de terrorismo empresarial
Un documental realizado por el sindicalista Tom Wood (Brixton, UK), presentado recientemente por el sindicato
británico Unite the Union-Lambeth, saca a la luz la situación de todo aquellos trabajadores y sus familias que se han visto afectados por una “Black list” que los empresarios del Reino Unido vienen utilizando desde casi un siglo atrás. Esta forma de terrorismo empresarial ha marcado a miles de obreros reivindicativos, marginándolos del mercado laboral y, en algunos casos, llevando a los damnificados hasta la desesperación y el suicidio. 










Tomás F. Ruiz
El sindicalista Tom Wood ha acabado de realizar un impactante documental bajo el título “The Black List” (la Lista Negra), donde se desvelan las estrategias represivas utilizadas por los empresarios británicos contra los trabajadores reivindicativos.
En sus 45 minutos de duración, The Black List recoge testimonios de trabajadores damnificados, datos escalofriantes sobre cómo esta lista ha afectado al movimiento obrero y en especial al sector de la construcción (el más perjudicado) y cómo este complot empresarial ha dejado sin trabajo y ha desestructurado las vidas y familias de miles de trabajadores en todo el Reino Unido. El documental tiene como antecedente el libro “Blacklisted”, escrito por Dave Smith and Phil Chamberlain.
Represión sistemática
El documental aborda uno de los problemas más graves que han tenido sindicatos y organizaciones obreras de todo tipo en la Gran Bretaña: la represión sistemática y organizada que los empresarios han venido aplicando sobre los líderes que se significan en las luchas obreras. Incluyendo sus nombres en una lista negra (de uso interno para las empresas), el objetivo de este listado ha sido impedir a los represaliados encontrar trabajo y marcarlos para que ninguna compañía los contrate.
El primer antecedente de la lista negra en Gran Bretaña viene de un siglo atrás, cuando tras la victoria de la revolución bolchevique en Rusia los empresarios británicos entraron en pánico ante lo que parecía ser una ideología imparable, el comunismo, que se extendería por todo el mundo a medida que la conciencia de clase uniera a los obreros. Más allá de fronteras y continentes, el internacionalismo del movimiento obrero parecía dispuesto a acabar de una vez por todas con un sistema capitalista fundamentado en la ambición y la codicia. La creación de un supuesto Estado obrero en Rusia (conocido a partir de entonces como la URSS) generó en todo el mundo la esperanza en un nuevo concepto de la economía, basado en este caso en el reparto equitativo de los recursos y fundamentado en la solidaridad obrera.
Un fantasma recorre Europa
Para debilitar la influencia de ese movimiento internacionalista, los capitalistas británicos manejaron todo tipo de medidas represivas. Intentaron impedir que los líderes sindicalistas se infiltraran entre las masas obreras y organizaran a los trabajadores, creándoles una conciencia de clase que desembocaría en su emancipación. Recordemos cómo comienza el Manifiesto Comunista de Karl Marx “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”.
A lo largo de todo el siglo XX, las fuerzas reaccionarias del viejo continente se aliaron en santa cruzada a para frenar esa amenaza a su sistema económico capitalista.
Sólo en el Reino Unido, un sistema capitalista inhumano explotaba brutalmente a niños menores de edad y aplicaba despiadadas condiciones de trabajo a hombres y mujeres. Las expectativas de vida de obreros y obreras se vieron seriamente afectadas a finales del siglo XIX y principios del XX.
Las despiadadas condiciones laborales de las minas de carbón inglesas y escocesas, a través de las cuales el capitalismo británico conseguía el combustible necesario para alimentar todos los otros sectores de su implacable industria, crearon un ejército de parias hambrientos que marcaría para siempre las luchas obreras.
Todo este sistema de explotación salvaje que se impuso en la Gran Bretaña durante los siglos XIX y XX, fue la base sobre la que se construyeron las grandes fortunas e imperios financieros del sistema económico neoliberal que, con la misma brutal e implacable impunidad de entonces, vuelve a imponerse en el mundo del siglo XXI.
La Liga Económica
En su documental, Tom Wood repasa todos estos antecedentes de la lucha obrera británica y se concentra en la sistemática represión que en las últimas décadas viene sufriendo el movimiento obrero en el Reino Unido.
Tras la revolución rusa –explica Tom Wood-, la industria británica creó una organización llamada Economic League (Liga Económica). El objetivo formal de este organismo era defender el sistema capitalista de todas las ideologías que lo amenazaban. A principios de los años veinte, esta Liga comenzó a elaborar listas de obreros reivindicativos, a los que criminalizó como “peligrosos elementos subversivos” y que intentó apartar del mercado laboral británico.
Cuando se hizo público el autentico objetivo represor de la Liga Económica, los sindicatos organizaron una campaña contra las compañías integradas en esta organización empresarial. Aunque legalmente la Liga Económica dejó de existir en 1993, la industria de la construcción adquirió parte de las listas de obreros marcados y, a través de una organización secreta llamada “Asociación de Consultores, creó la actual “Black list”. Todas las empresas constructoras que se suscribieron a la Asociación de Consultores recibieron nombres y datos de trabajadores "indeseables" que se habían significado en las huelgas y movimientos obreros de toda la segunda mitad del siglo XX... Y así estamos hasta hoy”.
¿Quién está en la lista negra?
Hay aproximadamente 3.200 nombres malditos en la lista negra de la Asociación de Consultores. La lista completa no está disponible públicamente, aunque el ex diputado laborista Ian Davidson asegura que parte de los obreros proscritos y marcados en esta lista estaban falsamente acusados de robo o embriaguez, cuando en realidad habían sido incluidos aquí, bien por sus actividades políticas o sindicales, bien por plantear cuestiones sobre la salud y la seguridad laboral en los centros de trabajo.
En esta Black List se incluyen igualmente nombres, direcciones y números del NINO (Seguridad Social Británica) de miles de obreros, así como todas las huelgas y movilizaciones en las que han estado implicados.
A la gente incluida en la lista negra le resultaba muy difícil conseguir trabajo –continúa Tom Wood-, especialmente en la industria de la construcción. Los problemas jurídicos de ilegalidad de está lista no se refieren sólo a los datos privados de las personas que se incluyen en ella; también hay manipulación de datos personales que se utilizan con el propósito del desprestigio social y laboral del trabajador”.
Aunque la Asociación de Consultores actuó inicialmente dentro de la ley, procesando y haciendo pública toda la represora información que tenía, a partir de 1999 la ley cambió y la actividad de la Asociación se convirtió en ilegal. “Finalmente la Justicia se limitó a procesar a un responsable medio de la Asociación de Consultores y le impuso una multa simbólica, que fue pagada jactanciosamente por una de las grandes empresas de construcción que se estuvieron beneficiando de la lista... No se juzgó a ninguno de los directivos de la Asociación de Consultores, que trabajaban a la vez como jefes de personal de las principales empresas constructoras británicas y recibían de ellas abultadas compensaciones por realizar su trabajo represivo, marcando obreros y apartándolos del mercado laboral”.
Demanda actual
Los trabajadores marcados en la lista negra entablaron recientemente una demanda contra las compañías implicadas en su marginación. La justicia británica ha funcionado en algunos de estos casos, consiguiendo sustanciosas compensaciones para los trabajadores afectados. Las compañías se vieron obligadas a pagar cerca de 50 millones de libras por todos los daños y perjuicios ocasionados.
Los resultados de la lista negra fueron nefastos para miles de trabajadores –concluye Tom Wood, director de este impactante documental-, que al no poder encontrar trabajo cayeron en la desesperación, destruyendo sus vidas personales, perdiendo a sus familias e incluso, en algunos casos, llegando al suicidio”.
The Black List puede verse en la pag. web:
 (V.O. pendiente subtítulos en español)

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