Servicios de Inteligencia alemana espiaron durante años a la Interpol y a la Oficina Europea de Policía (Europol).
Documentos publicados este sábado por el semanario alemán Der Spiegel revelan
que el Servicio Federal de Inteligencia de Alemania (BND, por sus
siglas en alemán) espió también a las oficinas de enlace de la
Organización Internacional de la Policía Criminal (Interpol) en decenas
de países como Austria, Grecia y Estados Unidos.El BND agregó las direcciones de correo electrónico, números de teléfono y de fax de los investigadores de la Policía a su lista de vigilancia, tal y como apunta la publicación, citando los documentos obtenidos.
Sabemos que los parlamentos, varias empresas e incluso periodistas y editores han sido objetivo, así como países aliados (…) {Esto} representa un peligro para nuestro estado de derecho”, ha indicado Konstantin von Notz, un diputado de los Verdes.La agencia de espionaje alemana también monitorizó a la Europol, que tiene su sede en La Haya (Holanda), según el semanario.
Konstantin von Notz, un diputado de los Verdes que forma parte de la comisión de investigación, ha descrito la última información sobre las actividades de espionaje del BND de “escandalosa e incomprensible”.
“Sabemos que los parlamentos, varias empresas e incluso periodistas y editores han sido objetivo, así como países aliados”, ha señalado el parlamentario en un comunicado, subrayando que las últimas informaciones demuestran lo ineficaz que ha sido hasta ahora el control parlamentario, pese a las nuevas leyes diseñadas para reformar el BND. Eso, añade el diputado alemán, representa “un peligro” para el estado de derecho del país.
Hasta el momento, ni la Inteligencia alemana ni la Interpol o la Europol han hecho comentarios al respecto.
En 2015, Der Spiegel aseguró que el BND espiaba a los ministros del Interior de EE.UU., Polonia, Austria y Dinamarca, mientras que Estados Unidos también espiaba a la canciller alemana, Angela Merkel.
En octubre de 2013, los medios alemanes publicaron un reportaje basado en los documentos dados a conocer por el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) Edward Snowden en los que se revelaba que la Inteligencia de Estados Unidos tenía desde 2002 en una lista de escuchas el teléfono de Merkel, lo que provocó ciertas tensiones entre Washington y Berlín y en el seno del Gobierno germano.
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