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Por primera vez desde el 1 de abril, cuando comenzó la cruzada contra el "golpe de Estado" del gobierno de Nicolás Maduro, la oposición logró marchar hasta su destino: la Conferencia Episcopal Venezolana, en el "prohibido" oeste de Caracas, para orar por los 21 caídos en el marco de las protestas. A través de información publicada en el portal de noticias de El Mundo, se informó: "Nos movilizamos en toda Venezuela, por los caídos, por las víctimas, por todos los venezolanos que están dando la lucha para que tengamos una solución dentro de la Constitución", expresó al frente de la "marcha del silencio" el líder opositor Henrique Capriles, quien sorteó, como miles de sus seguidores, los bloqueos de policías y militares. Una nueva imagen de la unidad opositora, con Lilian Tintori, la mujer del preso político Leopoldo López, marchando junto al gobernador de Miranda y agarrada a su brazo.
La Unidad Democrática exige un calendario electoral para superar la crisis política y económica del país -con una inflación proyectada en 720% para este año, según el FMI, y grave escasez de alimentos y medicinas-, respeto a autonomía del Parlamento, la libertad de los presos políticos y la apertura de una canal humanitario.
Los manifestantes, vestidos de blanco, no pudieron caminar por las principales vías de la ciudad, bloqueadas por militares y policías que dispersaron con bombas lacrimógenas a quienes lo intentaron. Sin embargo, se fueron por vías de colinas alternas e incluso atravesaron importantes favelas desde las que recibieron gritos de apoyo.
"Vamos, sigan que estamos con ustedes", le gritó una mujer al diputado Luis Florido.
Cuando la marcha llegaba a un nuevo bloqueo en una de esas favelas -de las más violentas del país-, un policía le dijo al diputado Stalin González, jefe del grupo parlamentario opositor, que los acompañaría por el trayecto. "Está bien, pero no aquí pegado, de lejitos", le respondió el parlamentario y, sorpresivamente, el uniformado aceptó.
Otro cordón de la Guardia Nacional también se abrió, gracias a un sacerdote que con un megáfono en una mano y una bandera de Venezuela en la otra convenció a los militares. "Suplicamos a los que están al frente que reflexionen y si está en sus posibilidades nos dejen pasar, porque somos venezolanos libres", clamó el religioso.
Marchas similares a la de Caracas se realizaron hacia distintas iglesias del país, con la presencia destacada de sacerdotes y de estudiantes, que portaban rosas blancas.
"Gran día. Pasamos el muro de Berlín que dividía el este del oeste de Caracas. Sin violencia y con firmeza", subrayó Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional.
Pero no todo fue paz: en El Paraíso, una de las vías bloqueadas en donde se han producido fuertes enfrentamientos esta semana, seguidores del gobierno golpearon a una periodista y a un pequeño grupo de opositores.
Por primera vez desde el 1 de abril, cuando comenzó la cruzada contra el "golpe de Estado" del gobierno de Nicolás Maduro, la oposición logró marchar hasta su destino: la Conferencia Episcopal Venezolana, en el "prohibido" oeste de Caracas, para orar por los 21 caídos en el marco de las protestas. A través de información publicada en el portal de noticias de El Mundo, se informó: "Nos movilizamos en toda Venezuela, por los caídos, por las víctimas, por todos los venezolanos que están dando la lucha para que tengamos una solución dentro de la Constitución", expresó al frente de la "marcha del silencio" el líder opositor Henrique Capriles, quien sorteó, como miles de sus seguidores, los bloqueos de policías y militares. Una nueva imagen de la unidad opositora, con Lilian Tintori, la mujer del preso político Leopoldo López, marchando junto al gobernador de Miranda y agarrada a su brazo.
La Unidad Democrática exige un calendario electoral para superar la crisis política y económica del país -con una inflación proyectada en 720% para este año, según el FMI, y grave escasez de alimentos y medicinas-, respeto a autonomía del Parlamento, la libertad de los presos políticos y la apertura de una canal humanitario.
Los manifestantes, vestidos de blanco, no pudieron caminar por las principales vías de la ciudad, bloqueadas por militares y policías que dispersaron con bombas lacrimógenas a quienes lo intentaron. Sin embargo, se fueron por vías de colinas alternas e incluso atravesaron importantes favelas desde las que recibieron gritos de apoyo.
"Vamos, sigan que estamos con ustedes", le gritó una mujer al diputado Luis Florido.
Cuando la marcha llegaba a un nuevo bloqueo en una de esas favelas -de las más violentas del país-, un policía le dijo al diputado Stalin González, jefe del grupo parlamentario opositor, que los acompañaría por el trayecto. "Está bien, pero no aquí pegado, de lejitos", le respondió el parlamentario y, sorpresivamente, el uniformado aceptó.
Otro cordón de la Guardia Nacional también se abrió, gracias a un sacerdote que con un megáfono en una mano y una bandera de Venezuela en la otra convenció a los militares. "Suplicamos a los que están al frente que reflexionen y si está en sus posibilidades nos dejen pasar, porque somos venezolanos libres", clamó el religioso.
Marchas similares a la de Caracas se realizaron hacia distintas iglesias del país, con la presencia destacada de sacerdotes y de estudiantes, que portaban rosas blancas.
"Gran día. Pasamos el muro de Berlín que dividía el este del oeste de Caracas. Sin violencia y con firmeza", subrayó Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional.
Pero no todo fue paz: en El Paraíso, una de las vías bloqueadas en donde se han producido fuertes enfrentamientos esta semana, seguidores del gobierno golpearon a una periodista y a un pequeño grupo de opositores.
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