Cómo los neoconservadores están tentando a Trump sobre Siria
por Andrew Korybko – Y por qué podrían tener éxito.
La última conferencia de prensa de Trump
sobre Siria fue un repudio público de todo lo que él dijo
anteriormente, representando un cambio de cara espeluznante que ha
sorprendido a muchos observadores, entre los cuales, no la menor parte,
los que antes lo habían apoyado debido a esas políticas que prometió
hacia la República Árabe. Parece que un solo ataque de armas químicas de bandera falsa
fue todo lo que se necesitó para conseguir que Trump se rindiera a la
política exterior neoconservadora defendida por los vestigios del
“estado profundo” de la administración anterior.
El golpe maestro psy-operación encubierta
En un golpe maestro de psyops con
operación encubierta, la CIA y otras agencias de inteligencia que hasta
ahora han sido extremadamente hostiles hacia Trump parecen haber
calculado correctamente que una recreación del ataque de bandera falsa
con armas químicas de Obama en 2013, sería suficiente para presionar al
presidente para que renuncie a su postura anterior hacia Siria y vuelva a
la abiertamente agresiva defendida por su predecesor. La razón de esto
es franca, y es porque Trump no quiere que su legado en el Medio Oriente
sea “igual que el de Obama”, en el sentido de “retroceder” frente a lo
que falsamente es presentado por los medios de masas como un espantoso
ataque con armas químicas cometido por las Fuerzas Armadas sirias.
A juzgar por el nuevo “cambio de corazón”
de Trump hacia Siria, articulado durante su conferencia de prensa junto
al Rey de Jordania, esta doble operación híbrida de emparejar una psyop
con una operación encubierta ha sido hasta ahora un éxito, ya que el
presidente ha insinuado ahora abiertamente que un ataque militar
convencional sobre las Fuerzas Armadas de Siria podría estar entre las
opciones. Además, el embajador de la ONU, Nikki Haley, también dejó abierta la opción
de un ataque unilateral si el Consejo de Seguridad no aprobaba una
resolución parecida a la de Libia, que de todos modos podría crear el
pretexto “legal” para uno.
En retrospectiva, el último drama de
armas químicas de bandera falsa en Siria parece haber sido orquestado
con el fin de avanzar una serie de escenarios predecibles que el
Pentágono y la CIA han estado trabajando desde hace meses ya. El autor
escribió sobre esto más detalladamente para su análisis en 21st Century Wire titulado “Syria: Approaching the Finishing Line, Geopolitical ‘Jockeying for Position’ Intensifies,” en el que se planteó que los EE.UU.
están trabajando activamente para repartirse Siria en una “federación”
de monarquías cuasi independientes centradas en la identidad, que ahora
parece destinada a expandirse más allá de su núcleo kurdo para incluir
uno salafista en Idlib o en otros lugares, a través de la “coalición de
voluntarios” multilateral o con el apoyo de la ONU.
Contextos nacionales e internacionales
Nacional:
Todos estos rápidos acontecimientos están
ocurriendo en contextos nacionales e internacionales particulares para
los Estados Unidos, y para Trump personalmente. En el frente doméstico,
se reveló casi inmediatamente antes del ataque de bandera falsa que
Susan Race – por su propia admisión
– había “desenmascarado” a miembros de la campaña de Trump y de los
equipos de transición, sugiriendo fuertemente que a pesar de sus
esperadas negativas, el Consejero de Seguridad nacional había violado la
ley para espiar a Trump y probablemente lo hizo a las órdenes de Obama.
El mismo día del anuncio de la política de choque de Trump sobre Siria,
también se reveló que su jefe de estrategia Stephen Bannon había dejado
el Consejo de Seguridad Nacional (NSC), aunque el ideólogo insiste que esto fue sólo porque su misión de “desactivar” el legado de Rice había sido completada.
El curioso calendario nacional del ataque
de bandera falsa da crédito a la idea de que fue diseñado para desviar
la atención del escándalo de las escuchas telefónicas Rice-Obama, y hay
motivos para especular que el despido de Bannon del NSC podría haber
sido parte de la contrarrevolución clintoniana
que se ha librado incesantemente contra Trump desde su elección. Esta
última tiene entre sus objetivos principales un maquiavélico resultado
de divide y gobierna, en el que fuerzas externas consiguen volver a
Trump y a su círculo cercano el uno contra el otro, como acabaron
haciendo con Flynn recientemente.
Si cualquiera de estas dos afirmaciones
es verdadera -que la bandera falsa fue llevada a cabo para distraer del
escándalo de Rice-Obama y / o fue de alguna manera programada para
coincidir con el despido de Bannon del NSC – entonces significaría que
el “estado profundo” está fabricando crisis internacionales con el fin
de lograr dividendos nacionales.
Internacional:
Hay un contexto internacional que debe
tenerse en cuenta también, y es que habían comenzado a circular justo
antes del ataque de bandera falsa informes
de que Trump había dado a la representante Tulsi Gabbard un mensaje
secreto para transmitir al Presidente Assad durante su visita de enero
al país. Un día antes del ataque, Trump también había llamando
al presidente Putin para transmitir sus condolencias por el atentado
suicida en el metro de San Petersburgo y, según palabras del portavoz
del Kremlin, Dmitry Peskov, “Los presidentes señalaron que el terrorismo
es el mal contra el cual es necesario luchar juntos”. Considerándolo
todo, hay una posibilidad de que Trump estuviera a punto de desafiar los
planes del “estado profundo ” para Siria y de cooperar sin precedentes
con los presidentes Assad y Putin en la lucha contra Daesh.
Como se vio después, sin embargo, el
ataque con armas químicas de bandera falsa ocurrió casi inmediatamente
después y puso fin repentinamente a cualquier posibilidad realista de
que tal escenario se desarrollara, o al menos no en un futuro próximo.
Ya sea que preste atención a los neoconservadores o sea sincero en lo
que dijo, Trump ha sido arrinconado por esta operación híbrida
psy-encubierta y ahora está en un dilema. Tiene que, o tragarse su
orgullo y tener su momento de bandera falsa Siria 2016, comparado
“ignominiosamente” con el de 2013 de Obama, fracasando también en
responder militarmente a un ataque de armas químicas de bandera falsa (a
pesar de que Trump habló en contra de
tal respuesta anteriormente de forma interesante), o caer en la trampa
de “proteger” su deseado legado “anti-Obama” y seguir adelante con los
planes de los neoconservadores.
Los diseños del Estado profundo
El “estado profundo” quiere que Trump
adopte un enfoque aún más directo y convencional para separar
internamente (“federalizar”) Siria de lo que ya lo está, lo que creen es
necesario tanto para “enviar un mensaje a Rusia” como para salvaguardar
sus esperados beneficios. Esto podría en última instancia contemplar la
inserción rápida y en gran escala de tropas estadounidenses en el campo
de batalla, tal vez junto con fuerzas de coalición turcas y saudíes, y
tarde o temprano seguidas por fuerzas de paz de la ONU. Esto no es una
suposición infundada, ya que Sputnik informó
a principios de esta semana que Estados Unidos estaba “desarrollando
una fuerza terrestre para derrotar a Al Qaeda en el noroeste de Siria”,
un esfuerzo que, según citaron a un alto funcionario del Departamento de
Estado, hasta ahora había sido “muy dificil”.
Ahora que el ataque con armas químicas de
bandera falsa ha tenido lugar, sin embargo, hay un renovado ímpetu para
reunir a una multitud de fuerzas alineadas con los Estados Unidos para
comenzar esta operación, la cual podría comenzar con la típica zona de
exclusión aérea (bombardeando, se deduce, unidades e instalaciones
antiaéreas de las Fuerzas Armadas sirias), y rápidamente desarrollarse
en la realización de un modelo de “zonas seguras/de seguridad” del que
se ha hablado durante años ya. Dado que Erdogan prometió
justo que “habrá [operaciones] a partir de ahora (en Siria)”, y que
Ankara tiene “muy buenas sorpresas para todos los grupos terroristas,
incluyendo… el Daesh”, es posible que Turquía esté planeando trabajar
mano a mano con los Estados Unidos en la posible operación de “zona de
exclusión aérea” de Idlib.
Aunque las relaciones turco-estadounidenses han sido muy frías desde el fracasado golpe proestadounidense
contra Erdogan el verano pasado, ambas partes podrían apostar que una
operación conjunta en Idlib podría ser lo que se necesita para
restablecer la relación y compensar el escandaloso apoyo de EE.UU.
a los kurdos sirios. La conclusión exitosa de esta posible campaña
podría hacer que Turquía se convierta en el “guardián” de la nueva alianza “rebelde moderada de la oposición” (Daesh 2.0)
que, según se informa, los Estados Unidos reuniría alrededor de Idlib,
lo que permitiría a Turquía garantizar la futura existencia de un
pequeño estado salafista “federalizado” amortiguador en el noroeste de
Siria, modelado fuera de uno kurdo en el noreste del país.
Repensando la estrategia rusa de Siria
Cálculos cambiantes:
Es difícil predecir cómo reaccionaría
Rusia a cualquiera de estos desafíos estratégicos y militares recién
descubiertos, aunque se pueden ver posibles indicaciones en su reciente
actitud hacia Siria.
El autor publicó una serie de dos partes
para el medio analítico Regional Rapport de Islamabad que examina
críticamente “What In The World Just Happened To Russia’s Syria
Strategy?”, que luego se amplió en dos artículos para el 21st Century Wire sobre “SYRIA: Cradle of Civilization and Pivot for the Global Power Games”, y “SYRIA: Digging Into The Details Of The Russian-Written ‘Draft Constitution’”.
La conclusión más importante que se
alcanzó pertinente para la presente pieza es que Rusia pudo haberse
resignado a aceptar la partición interna de Siria (a la que
eufemísticamente se refiere como “descentralización”) y es poco probable
que recurra a medios militares para revertir lo que los estrategas
podrían ya creer que es un hecho consumado.
Verificación de la realidad:
En relación con esto, hay que subrayar
que el mandato militar ruso en Siria no se extiende a proteger las
fronteras de sus aliados ni siquiera a intervenir en nombre de las
Fuerzas Armadas sirias, sino que se centra únicamente en la lucha contra
el terrorismo en el país. Lo que esto significa en la práctica es que
Moscú no tiene ninguna obligación militar de defender Damasco, por mucho
que el autor y muchos otros miembros de la comunidad de medios
alternativos deseen que así fuera.
El mundo ya ha visto cómo Rusia hace
repetidamente la vista gorda a los bombardeos ocasionales de “Israel”
sobre las Fuerzas Armadas sirias, Hezbollah, y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria
Islámica de Irán; la intervención militar convencional de Turquía en el
norte de Siria a través de la “Operación Eufrates Shield”; y la
intervención militar convencional de Estados Unidos en el noreste de
Siria para ayudar a sus “Fuerzas Democráticas Sirias” dirigidas por los
kurdos. Todos estos acontecimientos han sido condenados oficialmente por
Damasco como violaciones ilegales de la soberanía del país, aunque el
hecho básico de que incluso ocurrieran demuestra que Rusia no es el
protector militar de Siria como algunos nos lo describen de manera
imprecisa en los medios de comunicación.
Una nueva estrategia:
Por otra parte, se puede argumentar incluso que la aceptación pasiva de Rusia (o en el caso de Turquía activa) de cada uno de estos tres acontecimientos militares forma parte de su nueva estrategia del “19th-Century
Great Power Chessboard” mediante la cual busca maximizar su compromiso
de Gran potencia con sus pares en la búsqueda de lo que cree ser el
“mayor bien” de la multipolaridad a través de la negociación, aunque a
las percibidas (palabra clave) expensas de sus socios pequeños y
medianos, como Siria en este caso.
Por ejemplo, Rusia y “Israel” son aliados
a pesar de las rotundas noticias falsas que han tomado las redes
sociales pretendiendo que el presidente Putin es una especie de “cruzado
antisionista”, que el autor desacreditó meticulosamente en una serie de
dos partes
para The Duran sobre este tema. Del mismo modo, las relaciones de Rusia
con Turquía se basan en el concepto del incipiente Tripartito que se
propone construir junto con Irán, que fue ampliamente elaborado en una
serie de artículos del autor bajo el título de 2017 Mideast forecast.
Por último, tal como se mencionó en los artículos de Regional Rapport
antes citados, la vista gorda de Rusia sobre las actividades de los
Estados Unidos en Siria nororiental podría entenderse como una
“concesión” unilateral de “buena voluntad”, que el Kremlin habría
esperado equivocadamente que provocaría medidas recíprocas en otros
lugares y el objetivo deseado de un nuevo Détente.
La nueva estrategia de Rusia en Siria
sigue los principios neorrealistas de la teoría de las Relaciones
Internacionales, que se basan en la premisa del engrandecimiento del
poder y la geoestrategia (independientemente de lo perceptiblemente
“amoral” o “cínico” que pueda resultar en la búsqueda del “bien mayor
multipolar”), aunque con un toque de optimismo liberal estereotípico en
lo que se refiere a la esperanza de que los EE.UU. y Rusia podrían ser socios en virtud de un nuevo Détente
Trump-Putin. Con la comprensión de los impulsos que conducen la
política rusa hacia Siria, es posible pronosticar su reacción ante el
escenario antes mencionado que Estados Unidos podría estar planeando
para el país de Medio Oriente.
¿Una reacción rusa se traducirá en una respuesta rusa?
Reaccionando, pero no respondiendo:
Habida cuenta de todo lo que se analizó
en las subsecciones anteriores, no hay muchas razones para esperar que
Rusia intervenga militarmente para detener una intervención conjunta
entre Estados Unidos y Turquía en Idlib, aunque es probable que Moscú
expida reprimendas muy acusadas y muy publicitadas expresando su suprema
desaprobación ante esta posible operación. No importa cuánta gente
pueda fantasear con que fuera diferente, la demostrable realidad es que
las tropas estadounidenses y turcas ya están en el país (con Rusia de
vez en cuando entrando en la cooperación directa en el campo de batalla
con estas últimas), y Moscú tiene una historia de ignorar los ataques
aéreos periódicos de Tel Aviv contra las Fuerzas Armadas sirias.
Ningún S-400 “Air Bubble” para Fuerzas Armadas sirias:
Estados Unidos ya está operando sobre el
espacio aéreo sirio y, por lo tanto, podría lanzar de repente misiles de
crucero aéreos contra el Fuerzas Armadas sirias sin previo aviso como
parte de sus planes de “zona de exclusión aérea”. Rusia nunca ha
derribado o incluso ha disparado a cualquiera de los reactores
“israelíes” que entraron hostilmente en el espacio aéreo sirio con el
objetivo expreso de atacar a las Fuerzas Armadas sirias y sus aliados,
por lo que muy bien podría evitar hacerlo con los estadounidenses que
podrían tratar de hacer lo mismo. Recuerde, el mandato militar de Moscú
sólo cubre las operaciones antiterroristas, no la defensa de las fuerzas
de Damasco, y Rusia probablemente ni siquiera querría tener esa
responsabilidad ampliada si fuera ofrecida por la parte siria.
Los tanques y tropas extranjeros no serán bombardeados:
Aceptando la improbabilidad de que Rusia
dispare a un misil de crucero estadounidense contra Siria y / o
directamente apunte al avión encargado de llevar a cabo esta operación,
la siguiente pregunta se refiere a si atacaría o no a las tropas
terrestres convencionales estadounidenses y turcas que podrían correr en
Idlib al mismo tiempo. La respuesta, tan dolorosa como es escribirlo,
es un rotundo no, ya que Rusia no ha recurrido ya a estas medidas contra
las tropas turcas en el norte de Siria o las estadounidenses en el
noreste, por lo que probablemente no cambiará de opinión sólo porque se
hayan unido y ahora estén invadiendo Idlib.
Libia Redux:
Para resumirlo todo, Rusia reaccionará
ante cualquier agresión estadounidense intensificada contra Siria, ya
sea ejecutada unilateralmente o conjuntamente con sus aliados de
“coalición” turcos y posibles aliados saudíes, pero no responderá
militarmente a estos movimientos de ninguna manera con la que pudiera
arriesgarse a desencadenar un mayor conflicto de Gran Potencia.
La retórica esperada de Rusia
representaría una victoria moral, especialmente si enfatizara que
Estados Unidos se estaba comportando contraviniendo el derecho
internacional como lo hizo en Irak y Libia, pero esto sería realmente
pírrico porque sus palabras serían impotentes para cambiar cualquiera de
los acontecimientos que se desarrollen rápidamente en el terreno.
Podrían alinearse con el espíritu
“políticamente correcto” de la comunidad de medios alternativos, que
predica con suficiencia la primacía del derecho internacional y la
respectiva posición “moral” de Rusia, pero las motivaciones de
“realpolitik” que están guiando a los estrategas de Rusia – para bien o
para mal – contradicen estos lemas.
Conclusiones
Trump ha sido arrinconado en un rincón
peligroso como resultado del exitoso golpe maestro de operación
psy-operación encubierta de los neoconservadores, que vio a los
“rebeldes de la oposición moderada” respaldados por Estados Unidos,
lanzar un ataque de bandera falsa de armas químicas casi idéntico al que
ocurrió en 2013, todo por el efecto de presionar al presidente para que
acompañe los diseños del “estado profundo” para Siria o se arriesgue a
“repetir el legado de Obama”. Para un individuo tan influenciado por la
(manipulada) percepción pública de sí mismo como Trump lo está, y
personalmente dedicado a ser el “anti-Obama”, existe una alta
probabilidad de que pueda seguir la agenda neocon con el fin de “salvar
la cara” y “proteger su legado”.
Esto significa que Estados Unidos podría
escalar su guerra convencional sobre Siria hasta el punto de cumplir
finalmente con sus planes, hablados desde hace años, de crear “zonas
seguras/de seguridad” a través de una zona “exclusión aérea” alrededor
de Idlib, lo que inseparablemente entrañaría ataques directos contra las
unidades e instalaciones antiaéreas de las Fuerzas Armadas sirias. Tal
movimiento sin precedentes se vería instantáneamente con una reacción
retórica rusa, pero probablemente carecería de una contra-respuesta
militar debido al “19th-Century Great Power Chessboard” y a
las motivaciones de la “realpolitik” relacionadas que guían a los
estrategas de Moscú en este momento.
Tal y como permiten pasivamente (y en el
caso de la “Operación Eufrates Shield”, a veces trabajando activamente)
operaciones militares convencionales de “Israel”, Turquía y las de los
Estados Unidos en Siria (a pesar de las polémicas ocasionales contra
ellos), así también previsiblemente permitirá Rusia cualquier misión
unilateral o multilateral dirigida por Estados Unidos alrededor de
Idlib. Esto no significa que Rusia esté “vendiendo a Siria” o
“traicionando a su aliado”, sino sólo que Moscú está siguiendo su
mandato militar antiterrorista original exactamente para evitar ser
arrastrado a un conflicto más grande de Gran Potencia ante el que no
tiene ninguna inclinación de participar.
Por otra parte, siempre existe la
posibilidad lejana pero todavía plausible de que Trump preste su
servicio a los neoconservadores para comprar algo de tiempo para llevar a
cabo tarde o temprano su especulada cooperación antiterrorista con el
presidente Assad y Putin, lo que en ese caso indicaría que sus palabras
sólo deberían tomarse al pie de la letra con el propósito de aplacar a
su audiencia interna rebelde del “estado profundo”. Sería ideal si este
fuera el escenario que realmente está sucediendo en este momento, pero
en este punto, parece ser mucho más ilusiones que un reflejo objetivo de
la realidad.
Finalmente, el autor estaría encantado si
los sucesos venideros lo dejaran mal y Trump revelara que había sido lo
suficientemente fuerte como para seguir valientemente el rumbo y
atenerse a su estrategia anterior para Siria (por imperfecta que fuera
originalmente), aunque su decisivo cambio de retórica
al admitir abiertamente que “cambió de opinión” sobre el país y que
Assad ha “cruzado muchas, muchas líneas rojas”, indican que el
presidente estar en el vértice de contemplar una importante escalada que
cambie el juego en la guerra contra Siria.
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autor escribe para esta publicación en una capacidad privada que no es
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Fuente: Geopolitica.ru.
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