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"Un buen partido": normalizando las redes pedocriminales (1/2)
Hollywood es hoy una de las armas fundamentales de destrucción de las
sociedades tradicionales. Lo está haciendo promocionando, a menudo de
manera encubierta, todo tipo de comportamientos pervertidos que
persiguen la demolición controlada de la familia tradicional, y con
ello, la implementación de la agenda transhumanista, a través de la que
el humano se convertirá en ganado cibernético e infértil.
"Un buen partido" es una de esas muchas películas que no son lo que parecen. En la superficie lo que vemos es una película "familiar", de esas que ponen en la tele, el fin de semana, en la sobremesa. Pero en profundidad, tal como proponemos en este artículo, es una promoción y una normalización encubierta de las redes pedocriminales que conforman las estructuras del poder-religión real. Redes de pederastia y control mental en las que las agendas Illuminati se nutren de niños abusados, y por lo tanto, traumatizados, para los programas de control mental mediante trauma MK Ultra/Monarch. Así como para comprometer a los aparatos de Estado corruptos, que se ven así obligados a trabajar al servicio de la agenda globalista-transhumanista-satanista.
Una seguidora nos sugiere que nos ocupemos de esta película (Playing for Keeps/Playing the Field, 2012) y desde aquí le agradecemos la sugerencia.
George Dryer (Gerard Butler) era un exitoso jugador de fútbol. Pero su carrera no dura mucho y se retira a los 36 años. Aquí le vemos grabando sus propios programas, en casa, como comentarista deportivo, vestido en parte con chaqueta y corbata y en parte en calzoncillos. Esto ya nos anuncia el tema fundamental de la película. Como ocurre con la ropa, todo en este filme se puede interpretar como un doble "juego" en el que lo que se muestra no es lo que parece. En el que, en el trasfondo de lo políticamente correcto, lo que verdaderamenete está operando es la bragueta.
George está divorciado de su mujer, Stacie (Jessica Biel), y recoge al hijo de ambos, Lewis (Noah Lomax), para llevarlo a entrenar en un equipo de fútbol local. De camino al campo Lewis utiliza en dos ocasiones la cifra 2 (11). Veremos que esto lo hacen una y otra vez, de una manera que no puede ser causal.
Esta imagen tan artificial nos avanza algunas claves. Acaban de llegar en coche al campo de fútbol y el padre no tiene otra cosa mejor que hacer que sentarse en un poste de madera. Nos suena a que esto lo han metido con calzador, para que entendamos que él también, como ahora veremos con su hijo, ha sido abusado de niño. Después nos dirán que es de descendencia escocesa, otro indicio de que está vinculado a logias masonas, muchas de las cuales proceden de esta nación.
George tiene una etiqueta que reza "9 - 11" en su coche. Creemos que están utilizando estos códigos como parte de la programación mental de esclavos MK Ultra-Monarch.
El exjugador de fútbol está tratando de trabajar como comentarista en la televisión. Se encuentra con una amigo que trabaja en una cadena y puede ayudarle a entrar. Este amigo dice que Dryer "en su época, se tiraba todo lo que se movía". Procede del deporte de alta competición, y en este, la perversión sexual, las drogas y la programación mental abundan.
George observa desde la grada cómo su hijo, y el resto de los niños, aprenden a jugar con un entrenador bastante incompetente. Así es que decide saltar al campo y tomar su lugar. Como vemos aquí alza el balón en un gesto fálico, mientras su hijo le pregunta sorprendido "¿Papá, qué haces?" Creemos que este, como otros muchos gestos, está siendo utilizado como disparador de álter de abuso sexual en niños.
Después hace un gesto muy raro. Se agarra la camiseta con las dos manos, y se la estira, para cubrirse los pantalones. Como si quisiese cubrirse con ella el relieve de su pene en erección. Justamente al lado de su hijo Lewis. Esto lo hará después en la cama con su hijo. Lo hace de manera rápida, con un gesto firme, como si fuese un disparador de programación.
Después dispara con fuerza el balón a la portería. Curiosamente lo primero que les enseña es a "meter" la pelota. Estos gestos de violencia, en el que el adulto es el protagonista, forman parte de toda esta mecánica perversa de sumisión del niño al adulto, como vemos en otros productos de adoctrinamiento y programación mental como "Master Chef". Se trata de divinizar al adulto, por su fuerza y su destreza y hacer del niño un seguidor fanático y sumiso dispuesto a todo para complacerle. Esto es la antieducación, la antiformación, porque de lo que se trata es de producir esclavos que trabajen sin rechistar y sin comprender la agenda de carnicería humana Illuminati.
Creemos que Kubrick estaba utilizando un símbolo similar en una de las escenas centrales de "La naranja mecánica", aunque de una manera mucho más sutil, que interpretamos como un ritual satánico de abuso infantil, en el que uno de los participantes introducía bolas de billar en un agujero.
George lleva de nuevo a su hijo a casa, y al aparcar dice "Hogar, dulce hogar". Estos son códigos que utilizan en programación para compartimentalizar los álters de los esclavos.
Stacie le dice a George que los padres de los otros niños que juegan al fútbol están impresionados, y le proponen que sea el nuevo entrenador. Ella vuelve a utilizar la cifra 2 (11), como muchas otras veces en el filme.
George empieza a entrenar a los niños. Les dice que deben dedicar todos los días un rato a pelotear con alguien de su familia. Entonces una niña, otra vez de una manera un tanto forzada, dice que tenía una hermana, pero murió. Este detalle probablemente hace alusión a que forma parte de una familia de abuso intergeneracional que ha ofrecido a su hermana a la logia, como parte de una programación satánica cruzada.
Otro gesto sospechoso, que no viene a cuento. George hace un gesto con el pulgar, mientra tiene la otra mano metida en el bolsillo. No lo han querido filmar muy cerca, porque evidentemente estamos ante uno de los gestos que utilizan estos satanistas para programar a los niños y disparar sus álters de abuso.
Carl King (Dennis Quaid), que viene observando a George desde que empezó a entrenar a los niños, se acerca, lo saluda y le dice que uno de los niños es suyo. El gesto fálico que hace nos sugiere que es también un padre que abusa de él. Como proponemos aquí es un Illuminati que está alimentando su red pedocriminal con la cantera del equipo de fútbol.
King le da a Georges un sobre con dinero en metálico. Le dice que patrocina el equipo. Pero esto es solo el argumento superficial. En profundidad, como vamos a ir viendo, lo que tenemos es un Illuminati que está sobornando al entrenador para alimentar su red pedocriminal con los niños del equipo de fútbol. Insistimos, en el marco de la estructura del poder real en la sombra y de los programas de control mental mediante trauma.
Le dice que puede dejar que su hijo Hunter "siga siendo el portero", esto es, que siga abusando de él, pero que lo haga "con discrección". Y George le dice que así lo hará. Le dice también que tiene una hija, que "canta como Barbra Streisand", precisamente una esclava Monarch, según Brice Taylor. Y también le ofrece a su hija, haciendo alusión al Himno Nacional, que utilizan en programación.
Una de las claves del poder-religión satánico que opera en la cumbre es que la mayoría de los símbolos de las iglesias, los Estados, la democracia, etc., son utilizados en un doble sentido, de nuevo, en el marco de la programación mental. De manera que es precisamente en los ámbitos en los que se supone que imperan ciertos valores, ciertos principios, ciertos símbolos, donde estos son traicionados por sus máximos responsables, que conocen el doble juego que está implícito en todos ellos.
Carl le dice: "Siempre estoy buscando cosas interesantes", mientras hace un gesto similar a las Dos Columnas masonas.
En el campo de fútbol están también otras madres, como Denise (Catherine Zeta-Jones) y Barb (Judy Greer), que se interesan por el nuevo entrenador. Aquí también la tapadera van a ser las relaciones de atracción sexual entre adultos. Al mismo tiempo que, a un nivel más profundo, lo que está operando es una trama pedocriminal de poder y carne humana.
Una de las madres le deja a George un mensaje en el contestador. Le dice que le llame a un número que empieza por 555, una posible alusión velada al 666.
Otras madres le han dejado también mensajes, pero el no los escucha cuando ve que no tratan de lo que le interesa... Aquí se pone de manifiesto hasta qué punto tiene poco interés en este trabajo. Que su verdadero objetivo es otro... la red pedófila. No solo están promocionando las perversiones. Además, y esto es clave, las perversiones en el marco de la profesión, del trabajo, del cargo político, etc.
La hija de los King canta el Himno Nacional, como ya había anunciado su padre. Que como decimos lo utilizan como programación mental. Precisamente donde, cuando, quienes, etc., parecen que están sirviendo a una causa, es donde, cuando, quienes, etc., la están traicionando.
Y esto forma parte de una ritual satánico. El satanismo es estructural, porque esta inversión es satánica y es clave en el doble juego en el que consiste la agenda globalista-transhumanista.
Desde la grada escuchan el Himno Carl y su mujer Patti (Uma Thurman), así como Denise, Barb y Stacie, la exmujer de George, con su nuevo marido. La mayoría de ellos no se llevan la mano al pecho mientras escuchan el Himno estadounidense, lo que parece sugerir que forman parte de esta red pedocriminal, vinculada a los Illuminati, y por lo tanto a destruir el Estado desde dentro.
Los más poderosos lo son por que son los más traidores, los más mentirosos, los más hipócritas. En última instancia, los que venden su alma al diablo, los que ofrecen a sus propios hijos a la logia, como el satanista Abraham.
En un plano más corto vemos a Patti King, que ahora si que se lleva la mano al pecho, y que muestra la típica mirada disociada de los MK Ultra y los Illuminati. Programados para medrar.
Más "11s" que confirman que estamos ante la mecánica de la disociación mental y el régimen de los Falos.
También parece que están destacando ciertas combinaciones de cifras en las camisetas, como parte de la programación, lo que enfatizan con movimientos de cámara y zooms rápidos.
Mientras observan desde la grada, el matrimonio King dice que George es muy atractivo, que "se le dan muy bien los niños". Y acto seguido Carl mira a Patti maliciosamente, como si estuviese pensando en algo en relación con George y los niños. Como este hay muchos detalles en la película que confirman que estamos ante una red pedocriminal encubierta.
Después del partido Lewis se queda con George, y Stacie le recuerda que debe lavarse los dientes y ducharse. George dice que puede usar la piscina. Esto nos parece una alusión velada al abuso ritual, que a menudo consiste en rituales de ahogamiento.
George y su hijo Lewis se cruzan en el coche con Denise y su hija Samantha. Denise está vinculada a una cadena de televisión, a un alto nivel. Esta es otra de las ramificaciones de la red pedocriminal, como vamos a ver.
Han elegido dos coches negros, y de dos tamaños distintos, porque nos están hablando de las jerarquías dentro de la trama pedocriminal.
George vive en el ala de servicio de una gran mansión, que alquila a su propietario. Con esto nos están diciendo metafóricamente que trabaja al servicio de los poderosos.
Pero también esto funciona como tapadera, como programación, pues lo que está haciendo literalmente es llevar a un niño a una mansión de poderosos. El símbolo opera en profundidad. Significa distintas cosas para distintas personas, según el grado de iniciación.
En su casa George le enseña a Lewis una fotografía de cuando era más pequeño. Le dice que iban a Italia y nadaban en un lago. Esto es otro signo de que es un niño abusado. El lago y la referencia a los peces hacen también alusión a la programación mental. Pero sobre todo, el hecho de que Lewis diga que no se acuerda. Entonces George se queda pensando y esto le parece lo más normal del mundo. Porque es un niño con menta disociada. Quizás también porque él mismo ha sido un niño sometido a abuso, pues es muy frecuente que esto se de en marcos multigeneracionales.
Y después George y Lewis ven una de la muchas películas de violencia y obscenidad hollywoodenses, mientras se ríen. Lo que de nuevo pone de manifiesto que son dos programados, dos borregos, como hoy lo son el 90% de los ciudanos occidentales. Y en la película ven una mujer muy parecida a Stacie, traumatizada por un monstruo en un hospital.
Lewis va a la habitación de George. Acaba de recibir un email de Denise y cierra el ordenador, como si quisiese esconder algo a su hijo. Otro signo de que lo que está en juego es más perverso de lo que se hace explícito.
Vuelve a hacer un gesto raro con la camiseta, como si quisiese taparse los genitales. Y a colocar la pierna alzada, para que no se le vea la erección. El niño tiene también las manos sobre sus genitales, de una manera muy poco natural. Pero es que en esta película no hay nada natural.
Lewis le dice que ha tenido una pesadilla, en la que ha soñado que no tenía pies. Esto nos suena a abuso y disociación mental. El niño quiere llamar a su madre y el padre le dice que son "un par de hombretones grandes y fuertes". Y Lewis insiste en que quiere irse a "casa".
El profano entenderá simplemente que el niño está más cómodo con su madre. Pero nosotros creemos que además estamos ante un padre que está abusando de su hijo, sometido a control mental mediante trauma. Y en el marco de una red pedófila.
Continuará.
Pedro Bustamante es autor de "Sacrificios y hierogamias: La violencia y el goce en el escenario del poder (1 y 2)" (2016) y "El imperio de la ficción: Capitalismo y sacrificios hollywoodenses" (2015).
"Un buen partido" es una de esas muchas películas que no son lo que parecen. En la superficie lo que vemos es una película "familiar", de esas que ponen en la tele, el fin de semana, en la sobremesa. Pero en profundidad, tal como proponemos en este artículo, es una promoción y una normalización encubierta de las redes pedocriminales que conforman las estructuras del poder-religión real. Redes de pederastia y control mental en las que las agendas Illuminati se nutren de niños abusados, y por lo tanto, traumatizados, para los programas de control mental mediante trauma MK Ultra/Monarch. Así como para comprometer a los aparatos de Estado corruptos, que se ven así obligados a trabajar al servicio de la agenda globalista-transhumanista-satanista.
Una seguidora nos sugiere que nos ocupemos de esta película (Playing for Keeps/Playing the Field, 2012) y desde aquí le agradecemos la sugerencia.
George Dryer (Gerard Butler) era un exitoso jugador de fútbol. Pero su carrera no dura mucho y se retira a los 36 años. Aquí le vemos grabando sus propios programas, en casa, como comentarista deportivo, vestido en parte con chaqueta y corbata y en parte en calzoncillos. Esto ya nos anuncia el tema fundamental de la película. Como ocurre con la ropa, todo en este filme se puede interpretar como un doble "juego" en el que lo que se muestra no es lo que parece. En el que, en el trasfondo de lo políticamente correcto, lo que verdaderamenete está operando es la bragueta.
George está divorciado de su mujer, Stacie (Jessica Biel), y recoge al hijo de ambos, Lewis (Noah Lomax), para llevarlo a entrenar en un equipo de fútbol local. De camino al campo Lewis utiliza en dos ocasiones la cifra 2 (11). Veremos que esto lo hacen una y otra vez, de una manera que no puede ser causal.
Esta imagen tan artificial nos avanza algunas claves. Acaban de llegar en coche al campo de fútbol y el padre no tiene otra cosa mejor que hacer que sentarse en un poste de madera. Nos suena a que esto lo han metido con calzador, para que entendamos que él también, como ahora veremos con su hijo, ha sido abusado de niño. Después nos dirán que es de descendencia escocesa, otro indicio de que está vinculado a logias masonas, muchas de las cuales proceden de esta nación.
George tiene una etiqueta que reza "9 - 11" en su coche. Creemos que están utilizando estos códigos como parte de la programación mental de esclavos MK Ultra-Monarch.
El exjugador de fútbol está tratando de trabajar como comentarista en la televisión. Se encuentra con una amigo que trabaja en una cadena y puede ayudarle a entrar. Este amigo dice que Dryer "en su época, se tiraba todo lo que se movía". Procede del deporte de alta competición, y en este, la perversión sexual, las drogas y la programación mental abundan.
George observa desde la grada cómo su hijo, y el resto de los niños, aprenden a jugar con un entrenador bastante incompetente. Así es que decide saltar al campo y tomar su lugar. Como vemos aquí alza el balón en un gesto fálico, mientras su hijo le pregunta sorprendido "¿Papá, qué haces?" Creemos que este, como otros muchos gestos, está siendo utilizado como disparador de álter de abuso sexual en niños.
Después hace un gesto muy raro. Se agarra la camiseta con las dos manos, y se la estira, para cubrirse los pantalones. Como si quisiese cubrirse con ella el relieve de su pene en erección. Justamente al lado de su hijo Lewis. Esto lo hará después en la cama con su hijo. Lo hace de manera rápida, con un gesto firme, como si fuese un disparador de programación.
Después dispara con fuerza el balón a la portería. Curiosamente lo primero que les enseña es a "meter" la pelota. Estos gestos de violencia, en el que el adulto es el protagonista, forman parte de toda esta mecánica perversa de sumisión del niño al adulto, como vemos en otros productos de adoctrinamiento y programación mental como "Master Chef". Se trata de divinizar al adulto, por su fuerza y su destreza y hacer del niño un seguidor fanático y sumiso dispuesto a todo para complacerle. Esto es la antieducación, la antiformación, porque de lo que se trata es de producir esclavos que trabajen sin rechistar y sin comprender la agenda de carnicería humana Illuminati.
Creemos que Kubrick estaba utilizando un símbolo similar en una de las escenas centrales de "La naranja mecánica", aunque de una manera mucho más sutil, que interpretamos como un ritual satánico de abuso infantil, en el que uno de los participantes introducía bolas de billar en un agujero.
George lleva de nuevo a su hijo a casa, y al aparcar dice "Hogar, dulce hogar". Estos son códigos que utilizan en programación para compartimentalizar los álters de los esclavos.
Stacie le dice a George que los padres de los otros niños que juegan al fútbol están impresionados, y le proponen que sea el nuevo entrenador. Ella vuelve a utilizar la cifra 2 (11), como muchas otras veces en el filme.
George empieza a entrenar a los niños. Les dice que deben dedicar todos los días un rato a pelotear con alguien de su familia. Entonces una niña, otra vez de una manera un tanto forzada, dice que tenía una hermana, pero murió. Este detalle probablemente hace alusión a que forma parte de una familia de abuso intergeneracional que ha ofrecido a su hermana a la logia, como parte de una programación satánica cruzada.
Otro gesto sospechoso, que no viene a cuento. George hace un gesto con el pulgar, mientra tiene la otra mano metida en el bolsillo. No lo han querido filmar muy cerca, porque evidentemente estamos ante uno de los gestos que utilizan estos satanistas para programar a los niños y disparar sus álters de abuso.
Carl King (Dennis Quaid), que viene observando a George desde que empezó a entrenar a los niños, se acerca, lo saluda y le dice que uno de los niños es suyo. El gesto fálico que hace nos sugiere que es también un padre que abusa de él. Como proponemos aquí es un Illuminati que está alimentando su red pedocriminal con la cantera del equipo de fútbol.
King le da a Georges un sobre con dinero en metálico. Le dice que patrocina el equipo. Pero esto es solo el argumento superficial. En profundidad, como vamos a ir viendo, lo que tenemos es un Illuminati que está sobornando al entrenador para alimentar su red pedocriminal con los niños del equipo de fútbol. Insistimos, en el marco de la estructura del poder real en la sombra y de los programas de control mental mediante trauma.
Le dice que puede dejar que su hijo Hunter "siga siendo el portero", esto es, que siga abusando de él, pero que lo haga "con discrección". Y George le dice que así lo hará. Le dice también que tiene una hija, que "canta como Barbra Streisand", precisamente una esclava Monarch, según Brice Taylor. Y también le ofrece a su hija, haciendo alusión al Himno Nacional, que utilizan en programación.
Una de las claves del poder-religión satánico que opera en la cumbre es que la mayoría de los símbolos de las iglesias, los Estados, la democracia, etc., son utilizados en un doble sentido, de nuevo, en el marco de la programación mental. De manera que es precisamente en los ámbitos en los que se supone que imperan ciertos valores, ciertos principios, ciertos símbolos, donde estos son traicionados por sus máximos responsables, que conocen el doble juego que está implícito en todos ellos.
Carl le dice: "Siempre estoy buscando cosas interesantes", mientras hace un gesto similar a las Dos Columnas masonas.
En el campo de fútbol están también otras madres, como Denise (Catherine Zeta-Jones) y Barb (Judy Greer), que se interesan por el nuevo entrenador. Aquí también la tapadera van a ser las relaciones de atracción sexual entre adultos. Al mismo tiempo que, a un nivel más profundo, lo que está operando es una trama pedocriminal de poder y carne humana.
Una de las madres le deja a George un mensaje en el contestador. Le dice que le llame a un número que empieza por 555, una posible alusión velada al 666.
Otras madres le han dejado también mensajes, pero el no los escucha cuando ve que no tratan de lo que le interesa... Aquí se pone de manifiesto hasta qué punto tiene poco interés en este trabajo. Que su verdadero objetivo es otro... la red pedófila. No solo están promocionando las perversiones. Además, y esto es clave, las perversiones en el marco de la profesión, del trabajo, del cargo político, etc.
La hija de los King canta el Himno Nacional, como ya había anunciado su padre. Que como decimos lo utilizan como programación mental. Precisamente donde, cuando, quienes, etc., parecen que están sirviendo a una causa, es donde, cuando, quienes, etc., la están traicionando.
Y esto forma parte de una ritual satánico. El satanismo es estructural, porque esta inversión es satánica y es clave en el doble juego en el que consiste la agenda globalista-transhumanista.
Desde la grada escuchan el Himno Carl y su mujer Patti (Uma Thurman), así como Denise, Barb y Stacie, la exmujer de George, con su nuevo marido. La mayoría de ellos no se llevan la mano al pecho mientras escuchan el Himno estadounidense, lo que parece sugerir que forman parte de esta red pedocriminal, vinculada a los Illuminati, y por lo tanto a destruir el Estado desde dentro.
Los más poderosos lo son por que son los más traidores, los más mentirosos, los más hipócritas. En última instancia, los que venden su alma al diablo, los que ofrecen a sus propios hijos a la logia, como el satanista Abraham.
En un plano más corto vemos a Patti King, que ahora si que se lleva la mano al pecho, y que muestra la típica mirada disociada de los MK Ultra y los Illuminati. Programados para medrar.
Más "11s" que confirman que estamos ante la mecánica de la disociación mental y el régimen de los Falos.
También parece que están destacando ciertas combinaciones de cifras en las camisetas, como parte de la programación, lo que enfatizan con movimientos de cámara y zooms rápidos.
Mientras observan desde la grada, el matrimonio King dice que George es muy atractivo, que "se le dan muy bien los niños". Y acto seguido Carl mira a Patti maliciosamente, como si estuviese pensando en algo en relación con George y los niños. Como este hay muchos detalles en la película que confirman que estamos ante una red pedocriminal encubierta.
Después del partido Lewis se queda con George, y Stacie le recuerda que debe lavarse los dientes y ducharse. George dice que puede usar la piscina. Esto nos parece una alusión velada al abuso ritual, que a menudo consiste en rituales de ahogamiento.
George y su hijo Lewis se cruzan en el coche con Denise y su hija Samantha. Denise está vinculada a una cadena de televisión, a un alto nivel. Esta es otra de las ramificaciones de la red pedocriminal, como vamos a ver.
Han elegido dos coches negros, y de dos tamaños distintos, porque nos están hablando de las jerarquías dentro de la trama pedocriminal.
George vive en el ala de servicio de una gran mansión, que alquila a su propietario. Con esto nos están diciendo metafóricamente que trabaja al servicio de los poderosos.
Pero también esto funciona como tapadera, como programación, pues lo que está haciendo literalmente es llevar a un niño a una mansión de poderosos. El símbolo opera en profundidad. Significa distintas cosas para distintas personas, según el grado de iniciación.
En su casa George le enseña a Lewis una fotografía de cuando era más pequeño. Le dice que iban a Italia y nadaban en un lago. Esto es otro signo de que es un niño abusado. El lago y la referencia a los peces hacen también alusión a la programación mental. Pero sobre todo, el hecho de que Lewis diga que no se acuerda. Entonces George se queda pensando y esto le parece lo más normal del mundo. Porque es un niño con menta disociada. Quizás también porque él mismo ha sido un niño sometido a abuso, pues es muy frecuente que esto se de en marcos multigeneracionales.
Y después George y Lewis ven una de la muchas películas de violencia y obscenidad hollywoodenses, mientras se ríen. Lo que de nuevo pone de manifiesto que son dos programados, dos borregos, como hoy lo son el 90% de los ciudanos occidentales. Y en la película ven una mujer muy parecida a Stacie, traumatizada por un monstruo en un hospital.
Lewis va a la habitación de George. Acaba de recibir un email de Denise y cierra el ordenador, como si quisiese esconder algo a su hijo. Otro signo de que lo que está en juego es más perverso de lo que se hace explícito.
Vuelve a hacer un gesto raro con la camiseta, como si quisiese taparse los genitales. Y a colocar la pierna alzada, para que no se le vea la erección. El niño tiene también las manos sobre sus genitales, de una manera muy poco natural. Pero es que en esta película no hay nada natural.
Lewis le dice que ha tenido una pesadilla, en la que ha soñado que no tenía pies. Esto nos suena a abuso y disociación mental. El niño quiere llamar a su madre y el padre le dice que son "un par de hombretones grandes y fuertes". Y Lewis insiste en que quiere irse a "casa".
El profano entenderá simplemente que el niño está más cómodo con su madre. Pero nosotros creemos que además estamos ante un padre que está abusando de su hijo, sometido a control mental mediante trauma. Y en el marco de una red pedófila.
Continuará.
Pedro Bustamante es autor de "Sacrificios y hierogamias: La violencia y el goce en el escenario del poder (1 y 2)" (2016) y "El imperio de la ficción: Capitalismo y sacrificios hollywoodenses" (2015).
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