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Venezuela, aislada en el Sur
Necesitamoss una revolución sw cambio, mo liberal.
La Tecla Fértil
Brasil, el gigante latino se cayó comercialmente al aceptar convenios a los países llamados de izquierda, pero eran gobernados por celotes y fue la gran oportunidad del líder obrero, Lula Da Silva. Se vertieron a nuevos caminos, cuando tradicionalmente su balanza comercial en la Región subregional andina le era favorable, contando con el apoyo de los Estados emergentes y el coloso Estados Unidos de Norteamérica. Pero la caída de Venezuela en el comercio exterior, lo termino de afectar de una manera inevitable y le ha sido difícil cumplir con las normativas para adherirse a Mercosur. Ya Venezuela no es un Estado comprador de bienes, sino que al estar quebrada su economía interna debe adquirir alimentos para mantener una población parasitaria que le es afecta. Ya no compra insumos para la inversión.
Nuevamente subrayo el hecho de que Venezuela, con su crisis económica y con su falta de reservas liquidas, ha dejado de ser un alegre comprador de todo lo que el Mercosur en general, y Brasil en particular, podían venderles, como sucedía en los primeros años de la década.
Ya he dicho en artículos anteriores que las ventas venezolanas a Brasil están constituidas básicamente por petróleo. Las ventas brasileñas a Venezuela, a su vez, están constituidas básicamente por carne y despojos comestibles
Este cuadro de la relación comercial con Brasil -el mayor de los países del Mercosur, y el más importante socio de Venezuela en esa agrupación subregional- es representativo de lo que sucede con toda la relación entre Venezuela y el Mercosur.
En época de crisis -no solo de Venezuela sino también de los otros países integrantes del pacto- el comercio entre los países miembros no aparece como el mercado seguro con el cual se puede contar cuando el resto de los compradores y proveedores del mundo retroceden o se alejan.
Lejos de ser así, pareciera que el comercio con sus socios regionales sufre la misma o peor reducción que el comercio con el resto del mundo. La integración regional no aparece como la zona de seguridad en la cual pueden refugiarse los países cuando los vientos globales soplan en su contra. Para Venezuela -que tradicionalmente compraba más de lo que vendía a Brasil y a los otros países del Mercosur- la obligación de reducir sus compras es más obligante aun, pues no tiene fondos líquidos como para sostener una balanza comercial deficitaria, que obviamente los restantes socios del Mercosur no quieren o no pueden sostener con créditos de ninguna naturaleza.
Chile carece casi en forma total de petróleo, y tiene, por lo tanto, que importar casi todo
Conocer con precisión cuánto petróleo le vende Venezuela a cada uno de sus clientes en América Latina y en el mundo, es una tarea un tanto complicada, pues ni Pdvsa ni el resto de los organismos venezolanos que generan estadísticas económicas aportan antecedentes claros al respecto. Pero lo que Venezuela oculta en relación a sus exportaciones, los países compradores lo publican sin problema alguno, razón por la cual muchas de las exportaciones de Pdvsa son posibles de rastrear por la vía de las importaciones de sus socios comerciales.
La refinería Abreu de Lima, ubicada en Pernambuco -en la cual Pdvsa iba a tener una importante participación accionaria- se construyó finalmente sin los aportes venezolanos, y por lo tanto, se canceló la posibilidad de que Pdvsa canalizara hacia allá una parte importante de sus exportaciones petroleras.
Los depósitos brasileños de petróleo y gas ubicados mar afuera no están todavía en vías de explotación, pero son una amenaza permanente de que Brasil puede llegar cómodamente a autoabastecerse en el futuro y dejar de importar petróleo desde algunos de sus proveedores actuales. La participación de Petrobras en la explotación de ciertas áreas de la Faja Petrolífera del Orinoco también se cayó, razón por la cual se puede decir que no se visualizan situaciones que fortalezcan a largo plazo la vinculación petrolífera de Venezuela y Brasil.
Colombia, el otro país vecino, es también un país petrolero, en el sentido de que su principal exportación es hoy en día el petróleo, aun con la caída de sus precios internacionales. Hacia ese mercado las exportaciones venezolanas no son significativas, ni en términos de las exportaciones venezolanas ni en términos de las importaciones colombianas. Es importante señalar, en relación a la actividad petrolera de Colombia, que acaba de inaugurar una moderna refinería en Cartagena de Indias, con capacidad para procesar 165 mil barriles por día.
Las cosas en sí son muy complejas y Perú, le abre las puertas a Donald Trump para lograr un aumento en las inversiones extranjeras en ese territorio y, que se inició en la época de Alberto Fujimori. Los peruanos, no quieren problemas con los norteamericanos, ya que vienen aumentando su actividad económica en socios que antes se encontraban alejados y, ahora con la mano de obra especializada ha ofrecido mejores servicios en todas las cadenas de producción, en esas economías Esa disyuntiva inversora tiene, sin embargo, una tercera opción: invertir en el extranjero, en la actividad que cada uno domina. Y Trump esta dispuesto ayudar, sí los muelles se acondicionan para que la IV Flota norteamericana se instale en lugares estratégicos con submarinos y portaviones adecuados para asegurar el océano de piratería
Este proceso de internacionalización, posibilitará que las empresas multinacionales n Perú y las norteamericanas mantengan sus tasas de ganancia, y también puede que le permita incrementar sus niveles de eficiencia en los países donde mantendrán actividades, pues la mayor escala de producción generará lo que los economistas llaman “economías de escala”, que se traducirán, en última instancia, en mejores precios, en mejor calidad y mejor servicio en todas las cadenas de producción, en ambas economías.
Nosotros no contamos para nada. Hemos estimulado el Estado Delictivo y lo que tenemos es delincuentes para exportar
La economía peruana se verá indudablemente beneficiada con esta inversión proveniente del extranjero -de Chile y USA en este caso- pues mejorarán en su país los niveles de ocupación y de generación de ingresos y de productos.
Pero ¿cómo afecta esto a los trabajadores chilenos? Indudablemente los perjudicaría si se estuviera en presencia de un proceso sistemático y sostenido de fuga de capitales, que salen del país sin perspectiva de retorno. Lo que sucede en Venezuela, con las empresas de maletín.
Pero si se trata de una autopista de dos direcciones, donde hay capitales que salen y capitales que ingresan a la economía nacional, entonces la cosa es distinta. Tanto Chile como Perú -no en sus relaciones bilaterales, sino en sus relaciones con el mundo- son economías que actúan como receptoras netas de capitales extranjeros. Por lo tanto, el sistema de apertura financiera globalmente considerado -y sobre todo de apertura a la entrada y salida de inversión extranjera directa- les beneficia en términos netos.
Así que, La Cancillería venezolana y el presidente bolivariano, Nicolás Maduro Moros, deben olvidarse de un apoyo de estos país al momento de una agresión extranjera que, incluye a las Islas ubicadas en la Cuenca del Caribe y que conformaron en la época colonial, el refugio de los bucaneros ingleses que colocaron sus oficinas en éste lugar mediante La Compañía Guipuzcoana, que le trajo gran beneficio al capital extranjero y europeo
Alguien podría, sin embargo, preguntarse si no sería mejor un sistema en donde solo se permitiera la entrada de capitales, pero no la salida. Pero si todos los países operaran con esa lógica, es obvio que el sistema financiero internacional no podría funcionar, pues habría puros países receptores de capital y ningún país emisor. Y aun cuando se permitiera que algún país individualmente considerado funcionara con esa modalidad, sin que su experiencia se generalice, no es seguro que eso le traería beneficios, pues los capitales no suelen localizarse en economías donde queden encerrados, sino que desean tener las puertas abiertas para aprovechar las múltiples oportunidades que el mundo contemporáneo les ofrece, a menos que negocien con el gobierno correspondiente, condiciones muy favorables de funcionamiento, de rentabilidad y de repatriación de utilidades.
Hay otros dos argumentos que es importante tener en cuenta en el análisis de estas situaciones. En primer lugar, si los capitales invertibles que se acumulan dentro de un país pertenecen fundamentalmente, por la vía de los fondos de pensiones, a los millones de trabajadores en activo, estos estarán interesados en que esos fondos se potencien y se incrementen en la mayor medida posible, por la vía de su inversión allí donde su rentabilidad sea máxima.
En segundo lugar, situaciones de esta naturaleza permiten avanzar en los procesos de integración económica regional mucho más que cien encendidos discursos fraternales y solidarios.
Así que dólar, no llama o atrae a discursos, recuérdelo amigo Nicolás y Cuba fue una colonia norteamericana y de descanso de los turistas españoles, antes de llegar Fidel, pero, él ya se fue a descansar en lo eterno.
Nadie duda hoy en día, de que Brasil se ha convertido en un país de gran peso en la economía internacional. Su Producto Interno Bruto (PIB) lo sitúa entre los primeros nueve países a nivel internacional. Desde el punto de vista de sus exportaciones se ubica en el lugar número 24. Crece su ingreso per cápita y se reduce la pobreza, al mismo tiempo que crece la relevancia política y diplomática del Gobierno brasileño. Sin embargo, ser grande e importante tiene sus peligros e inconvenientes. Uno de esos problemas dice la relación con la entrada a su economía de grandes flujos de capitales provenientes del exterior. Y, donde EE.UU. tiene su porcentaje en dólares invertidos
Contrariamente a lo que podría suponerse, eso no siempre es bueno. Una afluencia demasiado alta de capitales externos -ya sea para fines especulativos de corto plazo o para inversiones de más largo plazo- genera una abundancia de dólares, que termina por abaratar el precio de esa divisa en los mercados cambiarios internos.
Visto ese fenómeno desde el punto de vista de la moneda brasileña, eso significa que el real se hace más caro, expresado en dólares. Esa revaluación del real se traduce, a su vez, en que las importaciones se hacen más baratas -y compiten, por lo tanto, en forma cada vez más fuerte con la producción nacional- y las exportaciones se hacen cada vez más caras -con lo cual pierden competitividad internacional- y posiblemente disminuyan en cuanto al volumen de las mismas que se venden en los mercados internacionales.
En otras palabras, el éxito de Brasil como economía grande, competitiva, segura y en crecimiento, atrae capitales de todo el mundo, pero esa situación genera circunstancias que conducen precisamente a detener ese crecimiento y esa competitividad. Más aun, en el contexto de la crisis europea, el Banco Central Europeo otorga créditos a los bancos de esa macro región del planeta a tasas de interés cercanas a cero, que tienen más opción de inversión rentable en economías como la brasileña que en economías como Grecia o Portugal.
De allí que la presidenta Dilma Rousseff en principio y Temer, ahora, hayan hablado recientemente del “tsunami financiero” que Europa ha creado y que tiene consecuencias dramáticas para las economías emergentes.
No hacer nada, -como todavía recomiendan algunos economistas- conduciría a una situación final de equilibrio en la cual disminuirían las exportaciones y los niveles de producción y de ingreso. Si el Banco Central intentara absorber parte importante de los flujos de dólares que circulan por la economía nacional -para impedir su abaratamiento- se vería obligado a emitir una cantidad equivalente de reales, con lo cual se verían amenazadas las metas en materia de inflación, con todas las consecuencias económicas y sociales que ello tendría.
Colocar impuestos a los capitales externos, sobre todo a aquellos que tienen un carácter más especulativo, para tratar de impedir su entrada, es una herramienta de política económica que ya se ha probado y que no tiene grandes resultados visibles. Elevar los aranceles a los productos importados es una medida que puede limitar las compras externas y mantener la balanza comercial en niveles manejables, pero es una medida peligrosa para un país que busca expandirse como potencia exportadora, pues puede generar una secuela de acciones de reciprocidad por parte de los países afectados.
A mediano o largo plazo, pareciera que la única solución al problema presente es incrementar los niveles de exportaciones, por la vía de elevar la productividad y la competitividad -por sobre la tendencia en sentido contrario que emane de la revaluación de la moneda nacional- haciendo uso intensivo de la capacidad de innovar, al mismo tiempo que se eleven las ventas a economías con la cuales se establezcan convenios comerciales de reciproca ventaja.
Se llega, en definitiva, a un problema conocido por la ciencia económica, pero de difícil implementación por parte de la ciencia política: las economías exitosas en el mundo contemporáneo sólo pueden conservar su sitial por la vía de un incremento sostenido de su innovación y competitividad.
Pero, Venezuela no le es favorable a Brasil y los militares están antojados de comprarle a Brasil porque se benefician de ese capital que tiene una plusvalía aceptable y Temer y Argentina buscan cortar en definitiva este tipo de comercio porque no generan beneficios y los hunden en los niveles de corrupción administrativas aceptables, al presidente Maduro en su buena fe, lo quebraron y con ello, arrastró a Venezuela a una miseria de gran magnitud.
La Tecla Fértil
Brasil, el gigante latino se cayó comercialmente al aceptar convenios a los países llamados de izquierda, pero eran gobernados por celotes y fue la gran oportunidad del líder obrero, Lula Da Silva. Se vertieron a nuevos caminos, cuando tradicionalmente su balanza comercial en la Región subregional andina le era favorable, contando con el apoyo de los Estados emergentes y el coloso Estados Unidos de Norteamérica. Pero la caída de Venezuela en el comercio exterior, lo termino de afectar de una manera inevitable y le ha sido difícil cumplir con las normativas para adherirse a Mercosur. Ya Venezuela no es un Estado comprador de bienes, sino que al estar quebrada su economía interna debe adquirir alimentos para mantener una población parasitaria que le es afecta. Ya no compra insumos para la inversión.
Nuevamente subrayo el hecho de que Venezuela, con su crisis económica y con su falta de reservas liquidas, ha dejado de ser un alegre comprador de todo lo que el Mercosur en general, y Brasil en particular, podían venderles, como sucedía en los primeros años de la década.
Ya he dicho en artículos anteriores que las ventas venezolanas a Brasil están constituidas básicamente por petróleo. Las ventas brasileñas a Venezuela, a su vez, están constituidas básicamente por carne y despojos comestibles
Este cuadro de la relación comercial con Brasil -el mayor de los países del Mercosur, y el más importante socio de Venezuela en esa agrupación subregional- es representativo de lo que sucede con toda la relación entre Venezuela y el Mercosur.
En época de crisis -no solo de Venezuela sino también de los otros países integrantes del pacto- el comercio entre los países miembros no aparece como el mercado seguro con el cual se puede contar cuando el resto de los compradores y proveedores del mundo retroceden o se alejan.
Lejos de ser así, pareciera que el comercio con sus socios regionales sufre la misma o peor reducción que el comercio con el resto del mundo. La integración regional no aparece como la zona de seguridad en la cual pueden refugiarse los países cuando los vientos globales soplan en su contra. Para Venezuela -que tradicionalmente compraba más de lo que vendía a Brasil y a los otros países del Mercosur- la obligación de reducir sus compras es más obligante aun, pues no tiene fondos líquidos como para sostener una balanza comercial deficitaria, que obviamente los restantes socios del Mercosur no quieren o no pueden sostener con créditos de ninguna naturaleza.
Chile carece casi en forma total de petróleo, y tiene, por lo tanto, que importar casi todo
Conocer con precisión cuánto petróleo le vende Venezuela a cada uno de sus clientes en América Latina y en el mundo, es una tarea un tanto complicada, pues ni Pdvsa ni el resto de los organismos venezolanos que generan estadísticas económicas aportan antecedentes claros al respecto. Pero lo que Venezuela oculta en relación a sus exportaciones, los países compradores lo publican sin problema alguno, razón por la cual muchas de las exportaciones de Pdvsa son posibles de rastrear por la vía de las importaciones de sus socios comerciales.
La refinería Abreu de Lima, ubicada en Pernambuco -en la cual Pdvsa iba a tener una importante participación accionaria- se construyó finalmente sin los aportes venezolanos, y por lo tanto, se canceló la posibilidad de que Pdvsa canalizara hacia allá una parte importante de sus exportaciones petroleras.
Los depósitos brasileños de petróleo y gas ubicados mar afuera no están todavía en vías de explotación, pero son una amenaza permanente de que Brasil puede llegar cómodamente a autoabastecerse en el futuro y dejar de importar petróleo desde algunos de sus proveedores actuales. La participación de Petrobras en la explotación de ciertas áreas de la Faja Petrolífera del Orinoco también se cayó, razón por la cual se puede decir que no se visualizan situaciones que fortalezcan a largo plazo la vinculación petrolífera de Venezuela y Brasil.
Colombia, el otro país vecino, es también un país petrolero, en el sentido de que su principal exportación es hoy en día el petróleo, aun con la caída de sus precios internacionales. Hacia ese mercado las exportaciones venezolanas no son significativas, ni en términos de las exportaciones venezolanas ni en términos de las importaciones colombianas. Es importante señalar, en relación a la actividad petrolera de Colombia, que acaba de inaugurar una moderna refinería en Cartagena de Indias, con capacidad para procesar 165 mil barriles por día.
Las cosas en sí son muy complejas y Perú, le abre las puertas a Donald Trump para lograr un aumento en las inversiones extranjeras en ese territorio y, que se inició en la época de Alberto Fujimori. Los peruanos, no quieren problemas con los norteamericanos, ya que vienen aumentando su actividad económica en socios que antes se encontraban alejados y, ahora con la mano de obra especializada ha ofrecido mejores servicios en todas las cadenas de producción, en esas economías Esa disyuntiva inversora tiene, sin embargo, una tercera opción: invertir en el extranjero, en la actividad que cada uno domina. Y Trump esta dispuesto ayudar, sí los muelles se acondicionan para que la IV Flota norteamericana se instale en lugares estratégicos con submarinos y portaviones adecuados para asegurar el océano de piratería
Este proceso de internacionalización, posibilitará que las empresas multinacionales n Perú y las norteamericanas mantengan sus tasas de ganancia, y también puede que le permita incrementar sus niveles de eficiencia en los países donde mantendrán actividades, pues la mayor escala de producción generará lo que los economistas llaman “economías de escala”, que se traducirán, en última instancia, en mejores precios, en mejor calidad y mejor servicio en todas las cadenas de producción, en ambas economías.
Nosotros no contamos para nada. Hemos estimulado el Estado Delictivo y lo que tenemos es delincuentes para exportar
La economía peruana se verá indudablemente beneficiada con esta inversión proveniente del extranjero -de Chile y USA en este caso- pues mejorarán en su país los niveles de ocupación y de generación de ingresos y de productos.
Pero ¿cómo afecta esto a los trabajadores chilenos? Indudablemente los perjudicaría si se estuviera en presencia de un proceso sistemático y sostenido de fuga de capitales, que salen del país sin perspectiva de retorno. Lo que sucede en Venezuela, con las empresas de maletín.
Pero si se trata de una autopista de dos direcciones, donde hay capitales que salen y capitales que ingresan a la economía nacional, entonces la cosa es distinta. Tanto Chile como Perú -no en sus relaciones bilaterales, sino en sus relaciones con el mundo- son economías que actúan como receptoras netas de capitales extranjeros. Por lo tanto, el sistema de apertura financiera globalmente considerado -y sobre todo de apertura a la entrada y salida de inversión extranjera directa- les beneficia en términos netos.
Así que, La Cancillería venezolana y el presidente bolivariano, Nicolás Maduro Moros, deben olvidarse de un apoyo de estos país al momento de una agresión extranjera que, incluye a las Islas ubicadas en la Cuenca del Caribe y que conformaron en la época colonial, el refugio de los bucaneros ingleses que colocaron sus oficinas en éste lugar mediante La Compañía Guipuzcoana, que le trajo gran beneficio al capital extranjero y europeo
Alguien podría, sin embargo, preguntarse si no sería mejor un sistema en donde solo se permitiera la entrada de capitales, pero no la salida. Pero si todos los países operaran con esa lógica, es obvio que el sistema financiero internacional no podría funcionar, pues habría puros países receptores de capital y ningún país emisor. Y aun cuando se permitiera que algún país individualmente considerado funcionara con esa modalidad, sin que su experiencia se generalice, no es seguro que eso le traería beneficios, pues los capitales no suelen localizarse en economías donde queden encerrados, sino que desean tener las puertas abiertas para aprovechar las múltiples oportunidades que el mundo contemporáneo les ofrece, a menos que negocien con el gobierno correspondiente, condiciones muy favorables de funcionamiento, de rentabilidad y de repatriación de utilidades.
Hay otros dos argumentos que es importante tener en cuenta en el análisis de estas situaciones. En primer lugar, si los capitales invertibles que se acumulan dentro de un país pertenecen fundamentalmente, por la vía de los fondos de pensiones, a los millones de trabajadores en activo, estos estarán interesados en que esos fondos se potencien y se incrementen en la mayor medida posible, por la vía de su inversión allí donde su rentabilidad sea máxima.
En segundo lugar, situaciones de esta naturaleza permiten avanzar en los procesos de integración económica regional mucho más que cien encendidos discursos fraternales y solidarios.
Así que dólar, no llama o atrae a discursos, recuérdelo amigo Nicolás y Cuba fue una colonia norteamericana y de descanso de los turistas españoles, antes de llegar Fidel, pero, él ya se fue a descansar en lo eterno.
Nadie duda hoy en día, de que Brasil se ha convertido en un país de gran peso en la economía internacional. Su Producto Interno Bruto (PIB) lo sitúa entre los primeros nueve países a nivel internacional. Desde el punto de vista de sus exportaciones se ubica en el lugar número 24. Crece su ingreso per cápita y se reduce la pobreza, al mismo tiempo que crece la relevancia política y diplomática del Gobierno brasileño. Sin embargo, ser grande e importante tiene sus peligros e inconvenientes. Uno de esos problemas dice la relación con la entrada a su economía de grandes flujos de capitales provenientes del exterior. Y, donde EE.UU. tiene su porcentaje en dólares invertidos
Contrariamente a lo que podría suponerse, eso no siempre es bueno. Una afluencia demasiado alta de capitales externos -ya sea para fines especulativos de corto plazo o para inversiones de más largo plazo- genera una abundancia de dólares, que termina por abaratar el precio de esa divisa en los mercados cambiarios internos.
Visto ese fenómeno desde el punto de vista de la moneda brasileña, eso significa que el real se hace más caro, expresado en dólares. Esa revaluación del real se traduce, a su vez, en que las importaciones se hacen más baratas -y compiten, por lo tanto, en forma cada vez más fuerte con la producción nacional- y las exportaciones se hacen cada vez más caras -con lo cual pierden competitividad internacional- y posiblemente disminuyan en cuanto al volumen de las mismas que se venden en los mercados internacionales.
En otras palabras, el éxito de Brasil como economía grande, competitiva, segura y en crecimiento, atrae capitales de todo el mundo, pero esa situación genera circunstancias que conducen precisamente a detener ese crecimiento y esa competitividad. Más aun, en el contexto de la crisis europea, el Banco Central Europeo otorga créditos a los bancos de esa macro región del planeta a tasas de interés cercanas a cero, que tienen más opción de inversión rentable en economías como la brasileña que en economías como Grecia o Portugal.
De allí que la presidenta Dilma Rousseff en principio y Temer, ahora, hayan hablado recientemente del “tsunami financiero” que Europa ha creado y que tiene consecuencias dramáticas para las economías emergentes.
No hacer nada, -como todavía recomiendan algunos economistas- conduciría a una situación final de equilibrio en la cual disminuirían las exportaciones y los niveles de producción y de ingreso. Si el Banco Central intentara absorber parte importante de los flujos de dólares que circulan por la economía nacional -para impedir su abaratamiento- se vería obligado a emitir una cantidad equivalente de reales, con lo cual se verían amenazadas las metas en materia de inflación, con todas las consecuencias económicas y sociales que ello tendría.
Colocar impuestos a los capitales externos, sobre todo a aquellos que tienen un carácter más especulativo, para tratar de impedir su entrada, es una herramienta de política económica que ya se ha probado y que no tiene grandes resultados visibles. Elevar los aranceles a los productos importados es una medida que puede limitar las compras externas y mantener la balanza comercial en niveles manejables, pero es una medida peligrosa para un país que busca expandirse como potencia exportadora, pues puede generar una secuela de acciones de reciprocidad por parte de los países afectados.
A mediano o largo plazo, pareciera que la única solución al problema presente es incrementar los niveles de exportaciones, por la vía de elevar la productividad y la competitividad -por sobre la tendencia en sentido contrario que emane de la revaluación de la moneda nacional- haciendo uso intensivo de la capacidad de innovar, al mismo tiempo que se eleven las ventas a economías con la cuales se establezcan convenios comerciales de reciproca ventaja.
Se llega, en definitiva, a un problema conocido por la ciencia económica, pero de difícil implementación por parte de la ciencia política: las economías exitosas en el mundo contemporáneo sólo pueden conservar su sitial por la vía de un incremento sostenido de su innovación y competitividad.
Pero, Venezuela no le es favorable a Brasil y los militares están antojados de comprarle a Brasil porque se benefician de ese capital que tiene una plusvalía aceptable y Temer y Argentina buscan cortar en definitiva este tipo de comercio porque no generan beneficios y los hunden en los niveles de corrupción administrativas aceptables, al presidente Maduro en su buena fe, lo quebraron y con ello, arrastró a Venezuela a una miseria de gran magnitud.
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