lunes, 22 de mayo de 2017

Estados Unidos quiere exterminar a la ‘legión extranjera’ del yihadismo


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Estados Unidos quiere exterminar a la ‘legión extranjera’ del yihadismo


El general James Mattis
El director del Comité contra el Terrorismo de la ONU, Jean Paul Laborde, ha sido uno de los muchos que ha expresado recientemente su temor sobre el retorno a Europa de los yihadistas europeos que se fueron a combatir al gobierno de Bashar Al-Assad en la Guerra de Siria.
A los europeos no les importó cuando marcharon, pero sí les importa que regresen.
Lo que ni Laborde ni ningún otro admite en las cancillerías europeas es que con tanto yihadista que hemos exportado a Siria, debemos dejar de hablar de guerra “civil” en Siria. Empieza a quedar claro que en dicha guerra casi todos los sirios están en un único bando: el que encabeza el gobierno de Damasco.
Según Laborde, en el último año el número de yihadistas retornados desde Siria ha aumentado un tercio. Informes oficiales de la ONU indican que de los 30.000 combatientes del Califato Islámico, casi la mitad han tomado el camino de vuelta a casa, porque “la casa” del yihadismo no es otra que Europa. En otras palabras: en Europa los yihadistas están como en su casa.
Portavoces de Estados Unidos han reconocido que no quieren que los yihadistas regresen. Hace unos días, el jefe del Pentágono, el general Mattis, ha hablado de que Trump le ha ordenado el inicio de una “campaña de exterminio” contra los yihadistas, pero sólo contra los que sean “extranjeros”, cuando en Irak y Siria son extranjeros (casi) todos ellos.
“Los combatientes extranjeros son una amenaza estratégica si regresan a Túnez, Kuala Lumpur, París, Detroit o cualquier otro lugar”, ha dicho Mattis.
Eso puede tener varios significados. Algunos dicen que van a cercar las posiciones de los yihadistas para impedirles cualquier posibilidad de fuga. Pero lo cierto es que sobre el terreno no hay ningún cerco. Lo que las últimas campañas militares ponen de manifiesto es una aceleración de las operaciones de las tropas estadounidenses, a las que se las ve con bastante prisa.
Para incrementar la rapidez de respuesta, el Pentágono ha ampliado las facultades de los jefes militares que están sobre el terreno, que no necesitan evacuar consultas para tomar determinadas decisiones.
En Tabqa también han intensificado los bombardeos sobre las columnas yihadistas que abandonan sus posiciones o se desplazan.
Pero es difícil no imaginar que el exterminio de los yihadistas también tiene por objeto silenciarles, que no se sepa quién, cómo, dónde y cuándo fueron reclutados y conducidos a Siria.
El hecho de que sólo se persiga el exterminio de los “extranjeros” precisamente puede significar que a los demás los necesitan sobre el terreno y que los imperialistas no van a dejar de hostigar al gobierno de Damasco a corto plazo. Es posible que pretendan reconvertir la guerra actual en una ofensiva terrorista en la retaguardia, sin frentes delimitados.

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