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De qué modo Pyongyang usa a África para evadir las sanciones internacionales
14 de julio de 2017
6-8 minutes
En Windhoek, la capital de Namibia,
hay un Museo de Historia Nacional de aspecto futurista, un elegante
palacio presidencial y una fábrica de municiones que, a pesar de su
disparidad, tienen mucho en común. "Fueron construidos —o están aún en construcción— por Corea del Norte, con fines de lucro".
Los países de África han funcionado como "salvavidas financieros",
según el periódico estadounidense, para Pyongyang. La construcción de
infraestructura también le ha permitido operar con armas y equipamiento
militar.
"Aunque China es, por lejos, el socio comercial más grande de Corea del Norte, estas
corrientes de ingresos más pequeñas han ayudado a mantener el
empobrecido reino ermitaño, aun mientras sus líderes han desarrollado un
ambicioso programa de armas nucleares que desafía a la comunidad
internacional", escribió Sieff.
Si se les pregunta a los funcionarios nigerianos por Corea del Norte,
hablan de un país que nadie asociaría con el que gobierna Kim Jong Un:
"un aliado duradero, un socio en el desarrollo, un contratista
accesible", según el autor del artículo.
"Desde la década de 1960, cuando Corea
del Norte comenzó a proporcionar apoyo a las naciones africanas en las
luchas por la independencia de los poderes coloniales europeos, el régimen ha fomentado lazos políticos con el continente, que se han convertido en relaciones comerciales".
Según una investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Pyongyang utiliza África como un espacio donde evadir las sanciones internacionales:
el informe hizo referencia a equipos de radio en Eritrea, armas
automáticas en el Congo y entrenadores militares en Angola y Uganda.
El texto resumió que el
gobierno de Kim elude las acciones "mediante el comercio de bienes
prohibidos, con técnicas de evasión que aumentan en escala, alcance y
sofisticación". El país también utiliza las compañías de
construcción que están en actividad en África "para construir
instalaciones de armas, militares y de seguridad".
Yoweri Museveni, presidente de Uganda desde 1986, aprendió rudimentos de coreano de Kim Il Sung, el ex Líder Supremo, abuelo del actual Kim en el poder. Como mensaje de solidaridad, Robert Mugabe envió dos rinocerontes de Zimbabue a Pyongyang
(donde murieron a poco de llegar). En la capital de Mozambique, Maputo,
la avenida Kim Il Sung atraviesa el centro de la ciudad. Namibia exhibe
en su Museo Nacional una foto en blanco y negro de un soldado
norcoreano a la cabeza de un grupo de soldados locales.
"En los años recientes,
los países africanos han luchado por mantener sus vínculos con Corea
del Norte sin enemistarse con los Estados Unidos, el mayor donante de
ayuda para el continente, y sin violar públicamente las sanciones de la ONU que intentan frenar el programa de armas nucleares del país", detalló The Washington Post.
Desde 2002, el gobierno namibio ha gastado unos USD 100 millones en proyectos norcoreanos:
"Una cantidad que es muy útil en una nación asiática en la que el
ingreso per capita es de USD 1.000 por año", agregó Sieff. Y la ONU
acusó a Namibia de haber violado sus sanciones económicas por haber
mantenido sus vínculos comerciales con los Kim.
"Entre otras actividades —señaló el periódico estadounidense— Namibia ha contratado una empresa norcoreana llamada Proyectos Mansudae para el Extranjero para que construyera una fábrica de municiones y una nueva academia militar. Una compañía con vínculos con Mansudae, llamada Corporación Coreana de Desarrollo y Comercialización de Minería (KOMID), también trabajó en la fábrica de municiones, según el informe de la ONU. El
año pasado, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos calificó a
KOMID como "el principal traficante de armas" de Corea del Norte".
Aunque Namibia
dijo que detendría la contratación de bienes y servicios norcoreanos,
para evitar las sanciones de la ONU, todavía mantiene en marcha el
proyecto del nuevo Ministerio de Defensa, con trabajadores norcoreanos. Otros
países africanos también debían terminar sus relaciones económicas y
militares con Pyongyang, pero no está claro que lo hayan hecho. Solo Uganda comenzó a desvincularse de su socio asiático, según informó el ministro de Relaciones Exteriores, Sam Kutesa.
"Aun si los lazos comerciales de Corea del Norte con África terminan por desvanecerse, las reliquias de ese compromiso van a permanecer",
observó Sieff. "En Dakar, la capital de Senegal, una estatua hecha en
Corea del Norte, enorme —más grande que la Estatua de la Libertad—, se
eleva sobre una cumbre, y muestra a un hombre que carga a un bebé en un
brazo y abraza a una mujer con el otro. Cuando la estatua se inauguró,
enojó a muchos en esta nación mayoritariamente machista, ya que la mujer
está apenas vestida".
Otras
estatuas norcoreanas, en su mayoría de líderes africanos, están
desperdigadas en Mozambique, Zimbabue, Botsuana, Benín y Congo. Un gigantesco soldado desconocido de bronce custodia las afueras de Windhoek.
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Jim
Mattis, secretario de Defensa, aseguró que no lo ocultaría si tuviera
la certeza del deceso del jefe terrorista durante un bombardeo ruso:
"Vamos a seguir buscándolo", dijo
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