La noche del 10 de mayo, fue incluso de fiesta. La infantería de Caonao devolvía a la de Las Villas un homenaje que ésta le había dedicado el día 4. Comida, versos y canturía bajo una glorieta y alrededor de una rústica mesa presidida por El Mayor, conformaron la velada.
El jolgorio terminó cuando se supo que desde Puerto Príncipe había partido, siguiendo instrucciones del general de brigada Valeriano Wéyler jefe interino del Departamento Central, una poderosa columna, bajo el mando del teniente coronel José Rodríguez de León, con unos mil hombres de las tres armas (infantería, caballería y artillería); que avanzaba en dirección a Jimaguayú y pretendía golpear duramente a las fuerzas cubanas que les habían propinado los duros reveses en Fuerte Molina y Cocal del Olimpo.
La situación creada imponía el dilema de eludir el combate para concurrir a Tunas, o aceptarlo con todas sus consecuencias. El Mayor decidió lo segundo.
Esa noche se dieron las indicaciones y se crearon las condiciones necesarias para llevar a cabo un combate que tenía como idea para su realización la provocación de la vanguardia enemiga por una pequeña fuerza de caballería cubana. Ésta debía atraer a sus perseguidores hacia el fondo del potrero de Jimaguayú, donde la infantería de Camagüey y Las Villas los fijarían en el terreno con su fuego, para ser después golpeados por la retaguardia por la temible caballería camagüeyana, la que aguardaría el momento oportuno de manera oculta. Agramonte disponía para todo de unos 560 hombres. No era la primera vez que se montaba una trampa así.
Cuando amaneció el 11 de mayo de 1873. El teniente coronel Rodríguez de León, avanzó con su columna con extrema cautela; al acercarse a Jimaguayú, comenzaron a desarrollarse las acciones según lo concebido por Agramonte; pero, Rodríguez de León no permitió que su caballería cayera en la celada, introdujo primero en el potrero a fuerzas de infantería. Así se desencadenó un combate de no poca envergadura. Se enfrentaban la infantería de ambos bandos y también sus fuerzas de caballería; pero, no precisamente en la manera que lo había pensado el Mayor.
Mientras todo ocurría Agramonte se movía por su orden combativo, observaba y emitía indicaciones; hasta que en un momento dado, seguramente al comprender que el combate se prolongaba más de lo conveniente, debió decidir el fin de la hostilidad. Es razonable suponer que -para favorecer la maniobra de salida del combate, en primer lugar de su caballería- cabalgara hacia el centro del potrero para asestar una carga sorpresiva contra un flanco de la infantería enemiga; pero escasamente acompañado, lo que también había hecho en otras acciones combativas. En esta, desafortunadamente, fue blanco de un disparo hecho a muy corta distancia, procedente de tiradores de una compañía de infantería enemiga, que no era visible por la altísima hierba de guinea que la ocultaba. Un proyectil lo alcanzó en la sien derecha, le salió por el parietal izquierdo y le causó la muerte instantáneamente.
El cuerpo del Mayor quedó inerte en la alta hierba de guinea. Inmediatamente después del combate, los españoles no lo supieron, y los cubanos no lo pudieron encontrar, solo hallaron el cadáver del valeroso teniente Jacobo Díaz de Villegas. Más tarde, por evidencias ocupadas (el cadáver de Agramonte había sido saqueado por un depredador), las fuerzas españolas regresaron al potrero y ocuparon los restos mortales del héroe. El cadáver fue conducido a Puerto Príncipe, paseado por algunas de sus calles y exhibido al público en la morgue del hospital de San Juan de Dios. Allí fue identificado.
El gobernador de Puerto Príncipe, brigadier Juan de Ampudia, instigado por Valeriano Weyler, temeroso de una manifestación de duelo popular, ordenó que el cadáver fuera conducido en secreto al cementerio e incinerado. A las cuatro de la tarde los restos del Mayor General Ignacio Agramonte fueron conducidos al campo santo, donde después de una incineración inadecuada con leña y petróleo, se les hizo “desaparecer”, lanzándolos, lo más probable, en una fosa común.
Se piensa que lo que significó que Agramonte muriera así, está muy bien reflejado en el epílogo del libro Ignacio Agramonte y el combate de Jimaguayú; por ello, se inserta en estas páginas en su volumen completo:
[1] Sobre cómo se desarrolló y ocurrió la caída en combate de Ignacio Agramonte, se realizó una exhaustiva investigación cuyos resultados se exponen en la obra Ignacio Agramonte y el combate de Jimaguayú. “Y es un hermoso morir”, se titula el epílogo de ese libro; es una frase tomada de un poema de El hijo del Damují, dedicado al Mayor y aparecido solo unos días después de su muerte.
* Presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC)
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No se puede calificar de camino correcto esas acciones acordadas por su Consejo de Seguridad Nacional, pues en su discurso Obama puntualizó con claridad que la nueva política reemplazaba una vieja, que no logró en 58 años derrumbar el socialismo cubano y por tanto había que cambiar de estrategia si se querían alcanzar los resultados deseados.
Una de las nuevas líneas de trabajo diseñadas contra la Revolución es su accionar subversivo sobre el sector no estatal, aprovechando la ampliación que hizo el Gobierno cubano en ese sentido, de ahí que Obama fue enfático al exponer en sus discursos que:
“Estas medidas servirán para fomentar aún más los contactos personales, respaldar con mayor fuerza a la sociedad civil en Cuba. Nuestros esfuerzos se enfocan en promocionar la independencia de los cubanos para que no tengan que depender del estado cubano. Los cambios introducidos en nuestra nueva política potenciarán aún más nuestro objetivo de empoderar al pueblo cubano”.
Al aprobar un paquete de medidas relacionadas con el comercio con la Isla, no hubo subterfugios y se explicó notoriamente que solo eran para el sector privado cubano, algo que Penny Pritzker, Secretaria del Departamento de Comercio se encargó de exponer el 26 de enero del 2015 en su cuenta de Twitter:
“Las provisiones están diseñadas para apoyar al sector privado emergente en Cuba y colocarnos más cerca de alcanzar las metas históricas de política exterior del presidente Obama y fortalecer la sociedad civil cubana”.
De ahí que se iniciaran diferentes cursos de preparación para los denominados “jóvenes emprendedores”, como los impartidos por la Iglesia Católica, denominados Cuba Emprende y InCubaEmpresas, el primero en casas sacerdotales de la capital y en otras varias provincias del país, y el segundo en el católico Centro Fe y Cultura Loyola, ubicado en la iglesia del Sagrado Corazón, para lo cual han recibido un fuerte presupuesto del exterior, con el propósito de formar y asesorar, principalmente a los jóvenes, a que impulsen sus negocios privados y cooperativas.
Según la propia iglesia ha dicho, esos empeños persiguen “respaldar al emergente sector privado, fundamentados en la Doctrina Social de la Iglesia Católica y la necesidad de contribuir a su preparación, en espera de la legalización de las pequeñas y medianas empresas privadas”.
No hay dudas de lo que se pretende con esas “buenas intenciones, pues según declaró el propio Obama, el 17.12.2014:
“…Continuamos pensando que los trabajadores cubanos deben tener la libertad de crear sus sindicatos, así como los ciudadanos deben tener la libertad de participar en los procesos políticos…insistiremos en que la sociedad civil se nos una para que sean los ciudadanos, y no solo los líderes, los que conformen nuestro futuro”.
En esa misma línea y a pesar del discurso provocativo del presidente Donald Trump en Miami el pasado mes de junio, la embajada yanqui en la Habana ha transformado los tres centros ilegales, creados dentro de su recinto para la preparación de la contrarrevolución interna, en aulas para impartirle clases a los jóvenes cubanos.
Para consolidar sus pretensiones de “empoderar al pueblo”, el 6 de junio del 2017 esa misión diplomática informó que su Gobierno decidió ofrecer subvenciones de hasta 100 mil dólares al sector privado cubano, para fortalecer las pequeñas empresas en Cuba, dinero destinado a individuos u organizaciones sin fines de lucro, con el objetivo de preparar a los propietarios no estatales, para que crezcan y puedan tener sostenibilidad, eficiencia, creatividad, servicio al cliente, e innovación.
Las áreas beneficiadas por Washington son la agricultura, el medioambiente, meteorología, salud y cultura.
En cuanto al medioambiente, se valorarán las solicitudes que aborden la pesca sostenible, la contaminación marina, la vida marina en peligro de extinción, la conservación de los arrecifes de coral, de la vida silvestre y de las áreas protegidas.
En materia de salud, los proyectos deberán centrarse en la cooperación en la lucha contra las enfermedades transmisibles y no transmisibles que afectan a las poblaciones de los Estados Unidos y de Cuba, en específico centradas en el Zika, el cáncer y la diabetes. También serán evaluadas las propuestas que promuevan el intercambio cultural, mejoren la comprensión mutua, contribuyan a una mayor capacidad técnica en las profesiones culturales y las artes.
Todo está esbozado con mucha “nobleza”, como si los cubanos no tuvieran memoria de la guerra biológica a la que es sometida Cuba, como fue la Fiebre Porcina Africana, la Roya de la caña de azúcar, el Moho Azul del Tabaco, la Tristeza del Cítrico, la Broca del Café, el Dengue Hemorrágico, causante de cientos de muertos en su primera aparición en la Isla en 1981, entre muchas otras plagas y enfermedades inexistentes en Cuba.
Bien se conoce que en el llamado Fort Detrick, en Maryland, existe un centro de investigación biológica y de desarrollo de armas químicas, dedicado desde hace más de 50 años a detectar enfermedades mediante una “manipulada ingeniería de la infección”.
Hace unas décadas cambió de nombre, denominándose ahora , supervisado por Departamento de Defensa, el Departamento de Seguridad Interna, la CIA y el Instituto Nacional del Cáncer.
Como reconoció el canciller cubano Bruno Rodríguez, el 19.06.2017 en conferencia de prensa en Viena, Austria:
“…es falso afirmar que el presidente Obama hizo concesiones a Cuba, mantuvo en lo fundamental el Bloqueo y trató de avanzar los intereses norteamericanos, e incluso de subvertir el orden constitucional en nuestro país…”
Aunque edulcoren la estrategia todo va encaminado a minar las bases de la sociedad cubana para lograr su deseado “Transito pacífico hacia el capitalismo”.
Que los compren quienes no los conocen, porque como aseguró José Martí:
“…de esa tierra no espero nada más que males”
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