La calidad del aire en el mundo está destinada a empeorar y puede
causar cientos de miles de muertos más al año debido a problemas de
salud vinculados a la contaminación atmosférica, advirtió un estudio
publicado en la revista Nature Climate Change.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Carolina del Norte, con sede en Chapel Hill, por este motivo en 2030 se esperan 60 mil muertos más al año y hasta 260 mil para fines de siglo.
Los cambios climáticos, explican los investigadores estadunidenses, “inciden sobre las concentraciones de sustancias contaminantes y pueden tener un impacto significativo sobre la salud de la población mundial” elevando el número de personas que cada año mueren por problema vinculados a la contaminación del aire.
Según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 92 por ciento de la población del planeta vive en lugares con aire sucio. Y cada año, siempre según las evaluaciones de la OMS, cerca de tres millones de personas pierden la vida a causa de problemas vinculados a la contaminación atmosférica al aire libre.
Con el calentamiento global que avanza, algunos efectos de los cambios climáticos como la disminución de las precipitaciones y el aumento del calor se traducirán, según los científicos, en una mayor permanencia de sustancias contaminantes en el aire.
Además, añadieron los expertos, temperaturas más elevadas provocan algunas reacciones químicas que favorecen la formación de contaminación en la atmósfera como el ozono y partículas sutiles.
La mayor contaminación atmosférica, añadieron los científicos, se suma a la larga lista de riesgos y peligros para la salud pública causados por los cambios climáticos: las olas de calor, la posible dificultad en el acceso al agua limpia y alimentos, los eventos meteorológicos extremos, la propagación de epidemias.
A partir de la investigación científica sobre los efectos de los cambios climáticos comienzan a emerger también consecuencias inesperadas para la población humana.
Un ejemplo es la alta tasa de suicidios entre los agricultores en India. Una investigación estadunidense recientemente publicada por PNAS llegó a la conclusión que en los últimos 30 años los cambios en el clima -que impactan fuertemente sobre los cultivos y sobre las recolecciones- habría contribuido a casi 60 mil suicidios entre los agricultores.
El Real Colegio de Médicos publicó en 2016 que al año mueren en forma prematura por males ligadas a la contaminación del aire como cáncer, asma, afecciones cardíacas, diabetes, obesidad y demencia, unos 40 mil británicos.
La contaminación del aire está relacionada a 12 mil muertes prematuras al año en Bélgica y cuesta al sistema sanitario cerca de ocho mil millones de euros anuales, indican las cifras de la Agencia Europea del Medio Ambiente.
Entre diciembre y febrero pasado, la capital, Bruselas, sobrepasó cuatro veces el umbral “informativo” de contaminación por partículas finas, un tipo de emisión generada por la combustión industrial, por vehículos y por la calefacción de edificios.
La exposición a dichas partículas, capaces de penetrar en los pulmones, aumenta el riesgo de cáncer, alergias y enfermedades cardiovasculares y respiratorias, como el asma. (NTMX)
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Carolina del Norte, con sede en Chapel Hill, por este motivo en 2030 se esperan 60 mil muertos más al año y hasta 260 mil para fines de siglo.
Los cambios climáticos, explican los investigadores estadunidenses, “inciden sobre las concentraciones de sustancias contaminantes y pueden tener un impacto significativo sobre la salud de la población mundial” elevando el número de personas que cada año mueren por problema vinculados a la contaminación del aire.
Según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 92 por ciento de la población del planeta vive en lugares con aire sucio. Y cada año, siempre según las evaluaciones de la OMS, cerca de tres millones de personas pierden la vida a causa de problemas vinculados a la contaminación atmosférica al aire libre.
Con el calentamiento global que avanza, algunos efectos de los cambios climáticos como la disminución de las precipitaciones y el aumento del calor se traducirán, según los científicos, en una mayor permanencia de sustancias contaminantes en el aire.
Además, añadieron los expertos, temperaturas más elevadas provocan algunas reacciones químicas que favorecen la formación de contaminación en la atmósfera como el ozono y partículas sutiles.
La mayor contaminación atmosférica, añadieron los científicos, se suma a la larga lista de riesgos y peligros para la salud pública causados por los cambios climáticos: las olas de calor, la posible dificultad en el acceso al agua limpia y alimentos, los eventos meteorológicos extremos, la propagación de epidemias.
A partir de la investigación científica sobre los efectos de los cambios climáticos comienzan a emerger también consecuencias inesperadas para la población humana.
Un ejemplo es la alta tasa de suicidios entre los agricultores en India. Una investigación estadunidense recientemente publicada por PNAS llegó a la conclusión que en los últimos 30 años los cambios en el clima -que impactan fuertemente sobre los cultivos y sobre las recolecciones- habría contribuido a casi 60 mil suicidios entre los agricultores.
El Real Colegio de Médicos publicó en 2016 que al año mueren en forma prematura por males ligadas a la contaminación del aire como cáncer, asma, afecciones cardíacas, diabetes, obesidad y demencia, unos 40 mil británicos.
La contaminación del aire está relacionada a 12 mil muertes prematuras al año en Bélgica y cuesta al sistema sanitario cerca de ocho mil millones de euros anuales, indican las cifras de la Agencia Europea del Medio Ambiente.
Entre diciembre y febrero pasado, la capital, Bruselas, sobrepasó cuatro veces el umbral “informativo” de contaminación por partículas finas, un tipo de emisión generada por la combustión industrial, por vehículos y por la calefacción de edificios.
La exposición a dichas partículas, capaces de penetrar en los pulmones, aumenta el riesgo de cáncer, alergias y enfermedades cardiovasculares y respiratorias, como el asma. (NTMX)
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