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Rudolph Giuliani: "El principal problema de Argentina es la corrupción de la policía y la Justicia"
2 de agosto de 2017
Rudolph Giuliani ganó prestigio en su Nueva York natal como fiscal
implacable contra la corrupción y el narcotráfico. Ese currículum le
permitió, tras un primer intento fallido, ganar la alcaldía de su ciudad
para el partido republicano en 1994. Durante los siguientes ocho años
logró reducir el crimen un 65% aplicando la "teoría de las ventanas
rotas", como él prefiere llamarla, o la "tolerancia cero", como le dicen
sus críticos. Su postal dirigiendo el operativo de rescate sobre los
escombros de las Torres Gemelas lo convirtió en una figura mundial. Tras
dejar el cargo, creó una consultora en seguridad que es referencia para
políticos de todo el mundo. Aquí, Sergio Massa entabló una estrecha
relación con él a través del senador provincial Jorge D'Onofrio y desde
2013 lo ha traído varias veces al país para que le brinde su diagnóstico
y recomendaciones. Esta vez, en plena campaña, Giuliani llegó para
presentar un informe crítico sobre la lucha contra la inseguridad en la
Provincia de Buenos Aires.
Este fue el diálogo que mantuvo con Infobae.
-Durante
las últimas décadas, la inseguridad se mantiene como una de las
principales preocupaciones de los argentinos. Pasaron varios gobiernos
pero ninguno parece acertar con la política adecuada. ¿Pudo entender por
qué?
– Primero, necesitas una decisión política en lo más alto, no sólo para
combatir el crimen sino también la corrupción. Después, tienes que
tener la cantidad suficiente de policías y estar decidido a gastar plata
en el equipamiento técnico necesario como tienen en el comando de
Tigre, donde pueden medir el crimen en todo el municipio. Luego, tienes
que trabajar con los fiscales, jueces y prisiones para asegurarte que
todas funcionan correctamente. Es difícil de hacer, pero aquí en su país
tienen un gran ejemplo en Tigre, donde lograron reducir un 80% el
crimen usando la tecnología adecuada, la cantidad adecuada de policía y a
fiscales especiales. Ese es el programa que tienen que seguir. Colombia
también lo ha hecho. Trabajamos en Colombia durante un tiempo el año
pasado. Bajaron el crimen un 48% con la gente trabajando en equipo y
usando los recursos eficientemente. Pero lo más importante, no importa
qué programa recomendemos, es que las personas que conducen el país
tienen que tener la voluntad política para hacerlo, y apoyarlo con
dinero y sustento político suficiente.
-¿Cuál diría que es el principal problema en Argentina? ¿Qué es lo que estamos haciendo peor en el combate al crimen?
-El problema más grande que tienen en Argentina es la corrupción. Hay
demasiada corrupción en la policía, en la Justicia, en las fiscalías.
Cuando sólo tienes una tasa del 10% de sentencias, en el que sólo una de
cada diez personas arrestadas es luego juzgada y va a la cárcel, ¡estás
haciendo perder el tiempo a la policía! Nueve de cada diez arrestos que
hace la policía se pierden. Si hubiera tenido en Nueva York sólo un 10%
de personas arrestadas que terminaran condenadas en la cárcel, habría
habido una revolución. Nuestras tasa es entre 80% y el 90%. Malgastamos
sólo el 10% o 15% de nuestro tiempo, no el 90 por ciento. Así que esto
tiene que venir de lo más alto del gobierno. Tiene que haber un esfuerzo
cierto para reducir el crimen en todo el país. Y puedes usar Tigre y lo
que Sergio Massa hizo allí como un ejemplo para darte coraje sobre lo
que se puede hacer. O puedes ver Colombia, donde redujeron el crimen
dramáticamente. Así que es posible hacerlo. Pero tienes que tener los
programas, aportar el dinero, apoyar a la policía, deshacerte de la
policía corrupta, son muchas cosas que tienen que hacerse.
-Precisamente, ¿cómo se hace para darle más poder a una policía que está corrompida?
-Hay que encontrar a los policías que no son corruptos. En México,
cuando comenzamos a trabajar en 2003, les ofrecimos más dinero a los
policías que estaban dispuestos a ser honestos. Así, lentamente, con el
entonces alcalde de la Ciudad de México, desarrollamos una fuerza
policial honesta. Es la teoría de "las ventanas rotas": la gente debe
vivir en barrios agradables. No tienen que vivir en lugares sucios,
desagradables y horribles. Créanlo o no, limpiar los barrios, las
calles, ayuda a reducir el crimen, hace que la gente actúe mejor, se
sienta más responsable. Así que las dos cosas van juntas.
-Ha
venido ya varias veces a la Argentina en los últimos años. ¿Ha notado
algún cambio positivo en materia de seguridad tras el cambio de gobierno?
-Yo no lo he visto todavía. Lo he visto con el senador D'Onofrio, con
Sergio Massa… pero no he visto desde lo más alto del gobierno ese
énfasis intenso en reducir el crimen similar al que el presidente Santos
tiene en Colombia hoy.
-¿Cree que es necesario sumar cada vez más policías?
-Primero, debes fijarte cuánta policía necesitas. Hemos mirado bien
cómo trabajan en los eventos deportivos, en los partidos de fútbol. De
hecho, usan demasiados policías. Pero no hacen lo que tienen que hacer.
No separan a la gente antes del ingreso, no están prestando atención a
lo que hace la gente durante el partido. Tienes ahí mucha policía, pero
están ahí sin hacer mucho. Así que tienes que entrenarlos en el control
de multitudes. Nosotros, con mi compañía, lo hicimos en Qatar, para los
Juegos Asiáticos. Entrenamos a la policía de Qatar, que no tenía
experiencia en eventos grandes, en cómo manejar grandes multitudes. Así
es como ahora podrán organizar el Mundial de fútbol. Y aquí en Buenos
Aires no lo hacen bien. Y, créase o no, ocurre porque hay demasiados
policías cuyas responsabilidades no son asignadas claramente y no tienen
control sobre la gente. No es cuestión de cuántos policías tienes sino
cuán inteligentemente los distribuyes, cómo identificas a los hinchas
problemáticos y los sacas del estadio apenas comienza el partido.
Nosotros teníamos problemas en Nueva York con los partidos de béisbol,
grandes problemas, peleas, disturbios… Lo que hacemos ahora es que la
policía trabaja junto a la seguridad privada, localizan a los revoltosos
desde el comienzo, y apenas comienzan a hacer lío los sacan del
partido. De hecho, tan pronto como empiezan a enojarse e insultar mucho
ya los empiezan a seguir. No necesitas muchos policías para eso, pero
tienen que saber lo que están haciendo, cuál es su trabajo.
-¿Qué importancia tiene la lucha contra el narcotráfico en este momento?
-La droga es el principal impulsor del crimen. Cuando el problema de la
droga comienza, los drogadictos necesitan dinero y cometen los delitos
que realmente afectan a la gente, los hurtos, los asaltos en las casas,
los robos de teléfonos. También se matan entre ellos. Así que tienes que
poner un gran énfasis en el control de las drogas. Es muy importante.
Veo que los países en que le quitaron la atención a las drogas, el
crimen creció muchísimo, los asesinatos crecieron muchísimo. Por eso
tienes que mantener un control férreo sobre las bandas de
narcotraficantes.
-¿Qué opina de la experiencia uruguaya, donde decidieron legalizar la venta de marihuana?
-No creo que debamos legalizar las drogas. Creo que legalizar las
drogas es llevar a las sociedades en la dirección equivocada. En una
época en la que estamos tratando que la gente tenga una vida más
saludable, no fume, decir que fumen marihuana es poco consistente con
tratar de que la gente sea más saludable y más responsable.
-¿Qué ocurre cuando uno tiene prisiones en pésimo estado y superpobladas?
-Una de las recomendaciones que hicimos es que compren
prisiones-barcazas. Fue lo que hice en Nueva York cuando creció la
población penitenciaria. En lugar de construir grandes edificios, compré
barcazas, las puse en el río y puse a los presos ahí. Entonces el
crimen comenzó a bajar y no las necesitamos más. Pero las tuvimos
durante tres o cuatro años… Y para los crímenes más pequeños, si no
quieres construir prisiones, haz que consigan un empleo. Ponles la
responsabilidad de conseguir un empleo y quizás no tengas la necesidad
de ponerlos en prisión.
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