En la reunión del próximo jueves del Banco Central Europeo (BCE) la
atención de los analistas se focalizará en los indicios que podrían
surgir respecto a tres temas clave de la política de la entidad:
valorización del euro, retiro de los estímulos monetarios y aumento de
las tasas de interés. Estos tres temas están estrechamente vinculados
entre sí, de manera que cualquier desincronización que se produzca
podría acarrear significantes desequilibrios.
En lo que hace al euro, se ha valorizado, desde comienzos del año, un
14%; cotizando a la fecha en el orden de 1,19 dólares. Esta suba,
inesperada por cierto para la mayoría de los observadores, se debió
básicamente a dos factores que se potenciaron el uno al otro: por un
lado, un fuerte aumento de la incertidumbre sobre la evolución de la
economía de los Estados Unidos debido a la mala y confusa gestión de
Donald Trump y, por el otro, la decisión comunicada en junio por el
presidente del BCE, Mario Draghi, en el sentido de que la autoridad
monetaria iba a analizar en el próximo otoño boreal el programa de
finalización de la inyección monetaria y el comienzo de su
correspondiente absorción.
¿Por qué se pronunció de esta manera el presidente Draghi? Él mismo dio
la respuesta: la entidad estaba muy confiada en la recuperación de la
actividad económica, proyectada con un crecimiento del 2,5% para este
año, y en la normalización del sistema financiero. Sin embargo, sus
palabras tuvieron un efecto no esperado, al menos en su magnitud, sobre
el valor del euro; fenómeno sin duda potenciado por la incertidumbre
Trump. En efecto, la probable reducción de la oferta de euros,
más una eventual salida de los inversores de la moneda dólar tuvieron un
claro impacto sobre la moneda única.
De no corregirse o de continuar tendencia, esta revaluación del euro
perjudicaría no sólo la consolidación de la recuperación económica, sino
que también deprimiría aún más la bajísima tasa de inflación actual del
1,4%, ubicada bien por debajo del 2% objetivo del BCE.
Ante este escenario, ¿qué puede esperarse de la reunión del próximo jueves? En nuestra opinión, la entidad sería extremadamente cauta en todo lo referido al retiro de la inyección monetaria y a la suba de la tasa de interés.
En efecto, cualquier apresuramiento al respecto podría ahondar todavía
más la revaluación del euro, con todas las consecuencias negativas que
ello acarrearía para la economía de la euroárea. La prudencia de la
autoridad monetaria se reflejaría en mencionar sólo que ambos temas se
definirían a partir de la evolución de las variables macro, en especial
inflación y crecimiento. Es más, probablemente, Draghi afirmaría que, de
ser necesario, el BCE aumentará la actual inyección monetaria, que,
desde su inicio, a mediados del 2015, ha más que cuadruplicado la base
monetaria.
En nuestro escenario base, creemos
que antes de fin de año la entidad haría anuncios sobre el programa de
terminación y posterior absorción de la inyección monetaria,
como así también una referencia a las futuras subas de la tasa. A este
respecto, es probable que recién durante 2018 comience la absorción, la
cual, sin duda será muy gradual. En lo que hace a la tasa, no vemos que
comiencen las subas hasta iniciado el 2019.
Con estas hipótesis, salvo una exacerbación de "la incertidumbre
Trump", todo indica que el euro no tendría mucho más camino para
recorrer.
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