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Argentina. ¿Malas negociadoras? Las mujeres ganan 38% menos que los hombres
B25y Resumen Latinoamericano on octubre 14, 2017
La segregación laboral que sufren las mujeres es tanto horizontal como vertical. En el primer sentido, se expresa mediante la división en sectores: las mujeres tienen una participación mayor en sectores como el comercio (35,1%) o los servicios (44,4%), pero baja en la construcción (6%), el campo (11,2%) o la industria (19%). Con respecto al segundo, el cual refiere a los cargos alcanzados en los respectivos empleos, se visibiliza más en los sectores de comercio, restaurantes y hoteles, en donde las mujeres directivas sólo son un 23% y en los servicios, un 24%. Y a su vez, el desempleo es también mayor para las mujeres que para los hombres: 11,7% versus 10,3%.
El diario La Nación publicó el 21-09 una nota titulada “Menos firmes para negociar su salario” donde afirma, partiendo de un estudio de la Cadena BBC, que las mujeres “simplemente no son buenas negociadoras cuando se trata de su propio salario”. Esta idea pretende ocultar el carácter patriarcal de esta brecha salarial entre hombres y mujeres en la idea de un supuesto falta de carácter o firmeza para reclamar.
¿Malas negociadoras?
La esencia del sistema patriarcal en el que estamos inmersos es oprimir, marginar y subordinar a la mujer en múltiples sentidos y en todas las esferas de la vida. El patriarcado es un suceso histórico, es decir, que es un proceso que se fue formando y transformando en el tiempo en relación a cómo se fueron conformando las sociedades. No siempre tuvo la misma forma ni se desarrollaron las mismas relaciones de poder entre hombres y mujeres. Sin embargo, siempre se mantuvo de base el sólido pensamiento de que la mujer y el hombre no podían realizar las mismas tareas.
Con la llegada del capitalismo, el patriarcado se estructuró de tal manera que la desigualdad y marginalidad de la mujer se extendieron a lo económico y material. Ahora la mujer es doblemente explotada, por su condición de trabajadora y por ser mujer.
Desde hace siglos la mujer es relegada al ámbito privado, a lo doméstico, al cuidado del hogar y de los hijos, quienes, desde la perspectiva capitalista, son futura mano de obra. Si bien su inserción al mercado laboral comenzó siendo una cuestión de necesidad debido a las crisis económicas, desde hace unos años las mujeres pueden salir a trabajar por voluntad propia. Sin embargo, como se dijo antes, las desigualdades propias del patriarcado se entrelazan con la opresión propia del capitalismo, y las consecuencias (negativas) recaen sobre las mujeres, las cuales quedan manifestadas en el ámbito laboral, tanto en el salario como en la división entre trabajo remunerado y no remunerado.
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