Evidencias arqueológicas de Guerra Química hace 1.700 años
Una de las características distintivas
de la Primera Guerra Mundial fue el uso generalizado de las armas
químicas. Gases de diversa letalidad, incluyendo el gas mostaza, fosgeno
y gas lacrimógeno, que se utilizaron para desactivar y matar a miles de
personas.
Aunque las armas químicas desempeñaron un
papel importante durante la Gran Guerra, su uso se puede fechar a un
periodo muy anterior de la historia. Así lo pone de relieve un
yacimiento situado en Siria, concretamente en Dura Europos según recoge
la web Ancient Origins.
Una de las primeras referencias al uso de
armas químicas en la literatura occidental se halla en el mito griego
de Heracles, en la que el héroe se sumerge sus flechas en la sangre de
la Hidra para que sean tóxicos. También se ha afirmado que las flechas
envenenadas fueron mencionados por Homero en sus dos epopeyas, la Ilíada
y la Odisea.
Actas de la utilización de armas químicas
también aparecen en las antiguas civilizaciones de Oriente. En India,
por ejemplo, el uso de venenos durante la guerra se puede encontrar
tanto en el Mahabharata y el Ramayana. Por otra parte, las recetas de
armas tóxicas se pueden encontrar en la Kautilya Arthashastra, que data
periodo Maurya de la India.
En China, hay escritos que describen el
uso de gases tóxicos por los defensores de una ciudad. Los humos
tóxicos, producidos por la quema de las bolas de mostaza o otros
vegetales tóxicos, se bombearon en túneles cavados por un ejército
sitiador usando un fuelle.
Volviendo al mundo occidental, el uso de
gases venenosos se puede remontar a la Guerra del Peloponeso, que tuvo
lugar durante el siglo V aC Durante una de las batallas entre los
espartanos y los atenienses, se quemaron una mezcla de madera y azufre
bajo los muros con la esperanza de que el humo incapacitara a los
defensores, y por lo tanto la desactivación de su capacidad para
resistir el asalto Espartano.
Los ejemplos que hasta ahora se han
obtenido a través de textos. Las evidencias arqueológicas más antiguas
del uso de armas químicas, sin embargo, hay que buscarlas en Dura
Europos, yacimiento situado a orillas del río Éufrates, en Siria. Dura
Europos fue una ciudad romana que cayó en manos de los sasánidas
alrededor de la mitad del siglo III
Fue excavado durante entre la década de
los 20 y 30 por arqueólogos franceses y americanos. Encontraron los
cuerpos apilados de, al menos, 19 soldados romanos y un soldado sasánida
en un túnel.
La interpretación inicial era que una
feroz batalla se produjo allí, donde los sasánidas intentaron repeler a
los defensores romanos pero un estudio efectuado en 2009 sugiere otra
cosa.
La posición de los cuerpos romanos,
apilados deliberadamente en una pila, sugiere que este no era el lugar
donde cayeron. La interpretación alternativa, según lo sugerido por el
profesor Simon James, arqueólogo de la Universidad de Leicester, fue que
los sasánidas emplearon gases tóxicos para matar a los defensores de
los romanos.
Cuando azufre y betún fueron arrojados a
un incendio, se convirtió en un gas asfixiante, y se convirtió en ácido
sulfúrico al inhalarlo por los defensores romanos. En cuestión de
minutos, los romanos que estaban en el túnel estaban muertos.
El soldado sasánida
solitario puede haber sido una víctima de sus propias armas, y murió de
los gases venenosos también. Una vez que el túnel fue absuelto, los
sasánidas apilados los cuerpos romanos en la desembocadura de la
contra-mina en su muro de escudos, y procedió a destruir esta mina, para
que puedan reanudar su trabajo de zapa.
Los hallazgos arqueológicos en Dura Europos
revelan que la guerra química ya estaba en uso en la antigüedad, y
proporciona la primera evidencia física de que las fuentes literarias
carecen.
Fuente revistaenigmas.com
Vía selectanews.com
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