I. Es cierto que son 7 billones de pesos la
deuda pública que dejan Enrique Peña y su amigo Luis Videgaray. Éste
renunció a la Secretaría de Hacienda por esa, en gran parte, corrupción,
e incluso se descartó como el favorito para la candidatura presidencial
del Partido Revolucionario Institucuional, maniobrando con sus alfiles
José Antonio Meade Kuribreña e Ildefonso Guajardo. No sin antes
afianzarse en la Secretaría Relaciones Exteriores con la ilusa promesa
de que arreglaría el trabuco del Tratado de Libre Comercio para América
del Norte, gracias a que es “amigo” del yerno de Donald Trump; lo cual
está por verse, ya que éste es otro de los muchos pillados en la
conspiración rusa con Vladimir Putin para agandallarse la presidencia
estadounidense. Peña y Videgaray aumentaron la deuda en 4 billones más;
para así dejarla en los 7 billones que la Nación tendrá que pagar con
millonarios intereses, lo que causará todavía menos crecimiento
económico y más pobreza y desempleo. Pero lo más increíble es que de esa
terrible deuda Videgaray no acreditó el destino de más de 17 mil
millones de pesos.
II. La información anterior es resultado del informe de la Auditoría Superior de la Federación. Y ese “no acreditó” despide un tufo a corrupción; el mismo que ha caracterizado al peñismo y cuyo remate o jaque-mate es el multimillonario soborno de Odebrecht. Esa deuda gravará sobre la mayoría del pueblo, pues para cubrir solamente los intereses se tendrán que reducir los programas sociales ya de por sí mermados por los gastos del terremoto. En 2012 al arribar Peña-Videgaray a la Presidencia, la deuda dejada por la dupla Fox-Calderón era de 3 billones y medio, lo que significa que el peñismo dobló, con más préstamos, la ya para entonces cuantiosa deuda pública. Y es que no hay ni una pizca de honradez en el manejo de los dineros, por lo que, además, se recurre al endeudamiento para que esa corrupción le meta mano para robar. Este problema tiene del cogote a la economía y no la deja ni aumentar salarios y mucho menos un mínimo reparto de la riqueza que perversamente acumulan los funcionarios y los capitalistas.
III. Los salarios de los funcionarios peñistas son solamente una manera de encubrir lo que roban directamente de las finanzas y lo que obtienen de los sobornos; corrupción que Peña ha calificado como “problema cultural”. El incremento de 3 a 7 billones de pesos en cinco años muestra al peñismo encabezado por Videgaray como el autor de un gasto que no se refleja en inversiones públicas y mucho menos redituables. Por lo que queda claro que hay una multimillonaria “fuga” de dinero para enriquecimiento de funcionarios federales y sus cómplices como Javier Duarte, que roban a manos llenas. Y como unos a otros se encubren, sólo 14 ex desgobernadores supuestamente están siendo investigados, mientras cientos se van al final de este sexenio cargados de corrupciones reflejadas en depósitos en el extranjero, mansiones e inversiones que los convierten en nuevos millonarios, desvalijando a la Nación. ¡7 billones de pesos! es la deuda pública que Peña y Videgaray nos dejan; más los sobornos que recibieron sobre todo de Odebrecht, empresa que les dio 15 millones de dólares.
cepedaneri@prodigy.net.mx
II. La información anterior es resultado del informe de la Auditoría Superior de la Federación. Y ese “no acreditó” despide un tufo a corrupción; el mismo que ha caracterizado al peñismo y cuyo remate o jaque-mate es el multimillonario soborno de Odebrecht. Esa deuda gravará sobre la mayoría del pueblo, pues para cubrir solamente los intereses se tendrán que reducir los programas sociales ya de por sí mermados por los gastos del terremoto. En 2012 al arribar Peña-Videgaray a la Presidencia, la deuda dejada por la dupla Fox-Calderón era de 3 billones y medio, lo que significa que el peñismo dobló, con más préstamos, la ya para entonces cuantiosa deuda pública. Y es que no hay ni una pizca de honradez en el manejo de los dineros, por lo que, además, se recurre al endeudamiento para que esa corrupción le meta mano para robar. Este problema tiene del cogote a la economía y no la deja ni aumentar salarios y mucho menos un mínimo reparto de la riqueza que perversamente acumulan los funcionarios y los capitalistas.
III. Los salarios de los funcionarios peñistas son solamente una manera de encubrir lo que roban directamente de las finanzas y lo que obtienen de los sobornos; corrupción que Peña ha calificado como “problema cultural”. El incremento de 3 a 7 billones de pesos en cinco años muestra al peñismo encabezado por Videgaray como el autor de un gasto que no se refleja en inversiones públicas y mucho menos redituables. Por lo que queda claro que hay una multimillonaria “fuga” de dinero para enriquecimiento de funcionarios federales y sus cómplices como Javier Duarte, que roban a manos llenas. Y como unos a otros se encubren, sólo 14 ex desgobernadores supuestamente están siendo investigados, mientras cientos se van al final de este sexenio cargados de corrupciones reflejadas en depósitos en el extranjero, mansiones e inversiones que los convierten en nuevos millonarios, desvalijando a la Nación. ¡7 billones de pesos! es la deuda pública que Peña y Videgaray nos dejan; más los sobornos que recibieron sobre todo de Odebrecht, empresa que les dio 15 millones de dólares.
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