La guerra fría entre Arabia Saudita e Irán se calienta ¿Y ahora qué?
Arabia Saudita e Irán mantienen una antigua rivalidad
tanto por intereses geoestratégicos como por diferencias religiosas, si
bien en las últimas semanas la tensión ha alcanzado nuevas cotas.
Desde el lanzamiento de un misil yemení dirigido contra Riad hasta la polémica dimisión del primer ministro libanés, todo apunta a que la 'Guerra Fría' entre Arabia Saudita e Irán se está calentando, sostienen expertos consultados por AFP, que analizan las razones y las implicaciones de esta escalada de tensión.
¿De dónde radica la rivalidad?
La potencia sunita de Arabia Saudita y la potencia chiíta de Irán mantienen viva una vieja rivalidad que bebe tanto de sus intereses geoestratégicos como de sus diferencias religiosas. La revolución iraní de 1979 y el advenimiento de la República Islámica, con su enfoque ferozmente antiestadounidense, fueron percibidos como una amenaza por la monarquía sunita conservadora, aliada de EE.UU.
Además, con un Irak debilitado por la Guerra del Golfo de 1991, Arabia Saudita e Irán se convirtieron en "las dos principales potencias regionales", señala Clement Therme, investigador del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
¿Por qué se ha intensificado ahora?
La última ronda de tensiones, que comenzó cuando Riad y Teherán rompieron su relaciones diplomáticas en enero de 2016, se agudizó a raíz de la crisis en torno a Catar, y alcanzó nuevas cotas a principios de noviembre, con la renuncia del primer ministro libanés, Saad Hariri, y la interceptación cerca de Riad de un misil disparado desde Yemen.
Aunque Teherán negó cualquier participación en el ataque, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed ben Salmán, acusó a Irán de "agresión militar directa".
Therme ve "la causa principal de las tensiones actuales" en los recientes cambios en las "confrontaciones indirectas entre Irán y Arabia Saudita" en Irak, Siria y Yemen.
La campaña cada vez más exitosa contra el Estado Islámico ha cambiado sobre el terreno en Irak y en Siria. Dado que "ha implosionado" la amenaza de un enemigo común, "las tensiones entre estos adversarios históricos se han intensificado", explica Max Abrahms, profesor de ciencias políticas en la Universidad Northeastern en Boston.
Abrahms explica que la rivalidad entre Riad y Teherán se ha convertido "en el principio organizador de las alianzas de Oriente Medio", que recuerda a cómo "la Guerra Fría dividió a los países" en dos bloques.
Por otro lado, los analistas sostiene que la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU. también ha contribuido al aumento de las tensiones. La hostilidad abierta de Trump hacia Teherán "ha liberado energías anti-iraníes en la Península Arábiga" y ha envalentonado a Riad, detalla Therme.
¿Razones domésticas?
Por su parte, la consultora Eurasia Group indica que "la retórica de Arabia Saudita no refleja necesariamente un interés en la guerra", sino que, probablemente, tiene razones domésticas.
El príncipe Mohamed está buscando el modo de "aprovechar la retórica nacionalista para consolidar su posición" mientras persigue una purga anticorrupción. Al mismo tiempo, las declaraciones contra Irán "ayudan a desviar la atención de los medios de la lucha interna por el poder", concluye la consultora.
¿Qué pasará ahora?
Si bien el aumento de las tensiones ha despertado serias preocupaciones, pocos esperan una confrontación militar abierta.
Graham Griffiths, analista de la firma consultora Control Risks, estima que "un conflicto regional más amplio sigue siendo improbable", y pronostica que Riad buscará más bien utilizar el último incidente con el misil yemení para presionar a favor de la adopción de nuevas sanciones contra Teherán.
En la misma línea, Therme opina que ambas partes se mantendrán alejadas de un conflicto abierto. Irán "tiene la experiencia" de la dolorosa guerra con Irak, mientras que Arabia Saudita "está empantanada en Yemen", resume el experto.
Desde el lanzamiento de un misil yemení dirigido contra Riad hasta la polémica dimisión del primer ministro libanés, todo apunta a que la 'Guerra Fría' entre Arabia Saudita e Irán se está calentando, sostienen expertos consultados por AFP, que analizan las razones y las implicaciones de esta escalada de tensión.
¿De dónde radica la rivalidad?
La potencia sunita de Arabia Saudita y la potencia chiíta de Irán mantienen viva una vieja rivalidad que bebe tanto de sus intereses geoestratégicos como de sus diferencias religiosas. La revolución iraní de 1979 y el advenimiento de la República Islámica, con su enfoque ferozmente antiestadounidense, fueron percibidos como una amenaza por la monarquía sunita conservadora, aliada de EE.UU.
Además, con un Irak debilitado por la Guerra del Golfo de 1991, Arabia Saudita e Irán se convirtieron en "las dos principales potencias regionales", señala Clement Therme, investigador del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
¿Por qué se ha intensificado ahora?
La última ronda de tensiones, que comenzó cuando Riad y Teherán rompieron su relaciones diplomáticas en enero de 2016, se agudizó a raíz de la crisis en torno a Catar, y alcanzó nuevas cotas a principios de noviembre, con la renuncia del primer ministro libanés, Saad Hariri, y la interceptación cerca de Riad de un misil disparado desde Yemen.
Aunque Teherán negó cualquier participación en el ataque, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed ben Salmán, acusó a Irán de "agresión militar directa".
Therme ve "la causa principal de las tensiones actuales" en los recientes cambios en las "confrontaciones indirectas entre Irán y Arabia Saudita" en Irak, Siria y Yemen.
La campaña cada vez más exitosa contra el Estado Islámico ha cambiado sobre el terreno en Irak y en Siria. Dado que "ha implosionado" la amenaza de un enemigo común, "las tensiones entre estos adversarios históricos se han intensificado", explica Max Abrahms, profesor de ciencias políticas en la Universidad Northeastern en Boston.
Abrahms explica que la rivalidad entre Riad y Teherán se ha convertido "en el principio organizador de las alianzas de Oriente Medio", que recuerda a cómo "la Guerra Fría dividió a los países" en dos bloques.
Por otro lado, los analistas sostiene que la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU. también ha contribuido al aumento de las tensiones. La hostilidad abierta de Trump hacia Teherán "ha liberado energías anti-iraníes en la Península Arábiga" y ha envalentonado a Riad, detalla Therme.
¿Razones domésticas?
Por su parte, la consultora Eurasia Group indica que "la retórica de Arabia Saudita no refleja necesariamente un interés en la guerra", sino que, probablemente, tiene razones domésticas.
El príncipe Mohamed está buscando el modo de "aprovechar la retórica nacionalista para consolidar su posición" mientras persigue una purga anticorrupción. Al mismo tiempo, las declaraciones contra Irán "ayudan a desviar la atención de los medios de la lucha interna por el poder", concluye la consultora.
¿Qué pasará ahora?
Si bien el aumento de las tensiones ha despertado serias preocupaciones, pocos esperan una confrontación militar abierta.
Graham Griffiths, analista de la firma consultora Control Risks, estima que "un conflicto regional más amplio sigue siendo improbable", y pronostica que Riad buscará más bien utilizar el último incidente con el misil yemení para presionar a favor de la adopción de nuevas sanciones contra Teherán.
En la misma línea, Therme opina que ambas partes se mantendrán alejadas de un conflicto abierto. Irán "tiene la experiencia" de la dolorosa guerra con Irak, mientras que Arabia Saudita "está empantanada en Yemen", resume el experto.
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