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Arabia Saudí está en una encrucijada. Cambios importantes están teniendo lugar dentro del reino hoy en día gracias a la cobertura de EEUU y al alto monto de dinero pagado a Washington.
El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman, conocido en el reino wahabí como MBS, cree que tiene una luz verde de EEUU para actuar en todo tiempo y el lugar. Los recientes acontecimientos en Líbano y el trato humillante de Riad a su aliado número uno en ese país, el primer ministro Saad Hariri, es otro ejemplo de la mentalidad que reina en Arabia Saudí.
Ese país se ha visto envuelto en una serie de guerras y conflictos, comenzando por Iraq, extendiéndose luego hasta Siria y posteriormente a Yemen y Qatar. Ha cooperado en la represión contra el pueblo de Bahrein y ha ocupado dicho país. Ha llevado a cabo infinitas conspiraciones contra Palestina y rechazado la existencia de las fuerzas de resistencia allí.
Dados sus enormes recursos, Riad podría haber hecho muchas cosas estratégicamente positivas para su gente dentro del reino y la de los países vecinos. Sin embargo, ha elegido desde el principio una alianza con los enemigos de la Ummah árabe e islámica y los ha estado apoyando.
Riad ha comenzado estas guerras sin ninguna visión sobria acerca de adónde todo esto llevaría al país y la región. Ello se debe a que la estrategia saudí, si alguna vez ha existido, es de aficionados y miope y gira solo sobre lo que el rey y la familia real quieren. Esta estrategia está altamente centralizada en este círculo estrecho de personas inexpertas. Es por eso que el reino sigue librando guerras que nunca puede ganar. Arabia Saudí jamás ha usado el poder de la diplomacia para lograr sus objetivos. Esto se debe a que toda su historia ha estado basada en el derramamiento de sangre y el uso de la fuerza bruta, las masacres y la violencia para someter a los rivales y enemigos por igual.
Ahora, volviendo al último episodio de los errores de cálculo saudíes en el Líbano, es decir, los cometidos con el primer ministro Saad Hariri, el régimen de los Al Saúd lo ha obligado a renunciar y lo ha mantenido bajo arresto domiciliario declarando así una guerra de facto contra el Líbano. Esto es bastante similar a otro error de cálculo estratégico cometido hace unos meses contra Qatar. Los errores saudíes han revelado la verdadera política de Riad: una de intervención e injerencia flagrante en los asuntos de los países vecinos con el fin de imponer su voluntad y dictarles órdenes.
Afortunadamente, todas estas políticas y complots han fracasado, se han vuelto en contra del reino y lo han puesto en una posición muy difícil. Por el contrario, han producido resultados favorables y positivos para los países atacados por Riad, tanto en los casos de Qatar como en el Líbano. La actitud arrogante y necia de los saudíes ha unido a la población detrás de sus líderes. También ha alimentado los sentimientos patrióticos y nacionales y desencadenado un antagonismo sin precedentes contra las políticas saudíes.
Dentro del reino, las cosas no van mejor. Las detenciones arbitrarias y aleatorias de decenas de príncipes y ministros han causado una profunda sensación de inseguridad y provocado el caos y la turbulencia a todos los niveles. Los pasos de MBS para consolidar su control y transformar a Arabia Saudí de un sistema basado en el consenso de los altos miembros de la familia real a un sistema de gobierno de un solo hombre, no es probable que tenga éxito, debido a muchas razones y factores importantes. Esta aventura infantil probablemente se prolongará durante el tiempo y tendrá repercusiones negativas para la región, pero las más importantes y devastadoras ocurrirán, sin duda, dentro del propio reino.
Fuente:http://spanish.almanar.com.lb/145752